Es consecuencia de un descuido que esta trama desate un conflicto que irá simulando el efecto de una bola de nieve. Ahora, las adversidades que plantea el director Mehmet Akif Büyükatalay en su película no es una simple situación que pinta a la humanidad y su habilidad para entorpecer o complicar su existencia. Acá el circuito de esas complicaciones o metidas de pata está orientado por una línea de pensamientos puramente sociales. Hysteria (2025) inicia con un director de cine realizando una película que pretende mostrar su solidaridad hacia musulmanes víctimas de la discriminación de una sociedad alemana que ha quemado sus hogares. Todo bien de no ser por una secuencia en que se usa la “pieza de utilería” incorrecta. Ya a partir de ahí esta introducción sobre una propuesta filmografía ceremoniosa, sensibilizada con una catarsis dramática, se derrumba. Las buenas intenciones cruzan al banquillo de la provocación, la ofensa, la negligencia capaz consciente o simple ignorancia fruto de la falta de empatía. Es un gran debate moral el que eclosiona y la película de Akif ni si quiera lleva más de diez minutos. Es a partir de ello que se construye una pauta: la moral ambigua en un escenario fraccionado y efervescente. Lo siguiente será el reconocimiento al conflicto principal. A una de las asistentes de producción se le extravió unas llaves. Empieza así el trayecto a una serie de metidas de pata, pero ya sabiendo que estamos en un escenario minado por las asperezas sociales.
sábado, 15 de febrero de 2025
75 Berlinale: Hysteria (Panorama)
El
estado de histeria comenzará a extenderse partiendo por la protagonista del
extravío de las llaves y luego siguiendo por el resto de los implicados en el
proyecto fílmico, el mismo que planeaba convertirse en un gesto de amnistía social
entre locales y musulmanes. Surge así un hecho irónico: lo que se intenta hacer
desde la ficción, no se aplicará en el terreno de lo real. Los promotores de la
película y los actores musulmanes de la misma entrarán en conflicto ante la
falta de confianza, los prejuicios o la propia conveniencia. La película del
personaje de Akif está destinada al fracaso o al cuestionamiento moral. ¿Cómo
fingir o fantasear con una concordia o respeto hacia una comunidad ajena cuando
tu pensamiento está orientado a continuar con la confrontación y la
discriminación? Hysteria nos modela a una sociedad despojándose por sí
sola de su discurso de la autocrítica o la concientización social. Se separa
las expectativas de la objetividad. Akif deja “ser” a sus personajes para
después exponerlos a una situación en que por sí solos dejan caer su careta.
Simbólico resulta la idea de un incendio. Será un “sálvense quien pueda”. A
parte de ello, no deja de ser curioso cómo hasta cierto punto de la película, se
perfila como absurda, cómica, casi acariciando un slapstick. Mehmet Akif
Büyükatalay mira con sentido del humor un hecho difícil de curar o sanar.
Podrás salvarte del incendio, pero siempre tus cosas o prendas quedarán
impregnadas de un rancio olor a humo.
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