Se ha cumplido veinte años desde que una nave alienígena ha varado en los aires de la ciudad de Johannesburg, en Sudáfrica. Desde entonces una masa memorable de alienígenas se ha instalado en un espacio del territorio africano conviviendo así con la raza humana, aunque siempre cercados en un espacio limitado donde han creado una tierra de nadie, compartiendo su cotidianeidad junto con grupos de traficantes sudafricanos, adaptándose a su mercado negro y a sus deplorables nuevas costumbres. En el Distrito 9 la tierra es hostil y caótica. Rodeados por basurales e inundados por la naturaleza delincuencial; una vida de vagabundos.
Distrito 9, opera prima de Neill Blomkamp, relata una historia de ficción, pero además, muy realista. Muy pocas veces en el cine se ha visto desde esta perspectiva una invasión alienígena. Durante su historia, las invasiones de los huéspedes extraterrestres a la Tierra siempre habían implicado un choque armado preguntándose qué raza era la superior. Siempre sus encuentros era el de expectorar a los recién llegados, aquellos que tenían como usual propósito el conquistar el planeta Tierra. En Distrito 9 la trama es diferente, pues hablamos de alienígenas que llegaron al planeta azul sin un interés de colonizarlo, sino por pura fortuna. A diferencia de las otras tramas sci-fi, esta vez la reacción de la raza humana es diferente. En lugar de que existiera un estado de pánico existe más bien un estado de inconformidad, de malestar. La naturaleza del hombre siempre ha estado arraigada a ser dueño de un espacio natural-físico específico. El hombre se determina por su territorio, y es así como se explica el razonamiento de la raza humana en Distrito 9. Lo que le incomoda a la nación no es el hecho de convivir junto con seres monstruosos que puedan matar sus hombres, comer a sus hijos o raptar a sus mujeres; lo que se expresa en la humanidad es el reclamo de territorio. Blomkamp plantea en este film el proyecto de segregación que a inicios del siglo XX se había intentado promover; el apartheid. La diferencia entre el humano y el extraterrestre en este mundo es correspondiente a la dicotomía de centralidad y periferia respecto a la diferencia de razas. Los extraterrestres pasan a ser los individuos más inferiores dentro del planeta tierra, pasan a la marginalidad, pasan a ser bañados por una serie de sobrenombres y prejuicios que los van desprestigiando aún más. Y como toda nación, siempre hay un centro dentro del centro mismo, y esa es la MNU (Multinational United) aquella que se encarga de expandir toda una red mediática que avale la inferioridad de los ajenos. Lo que se vende: planificar a las criaturas extraterrestres; lo que se realiza: la desocupación a la fuerza de la masa extraterrestre a espacios apartados de la urbanidad para dar a cabo sus proyectos personales. La MNU además de ser una organización que protege la integridad tanto humana como la extraterrestre, es además una de las corporaciones de armas más prolíficas del mundo. De aquí viene el discurso de los intereses; aprovechar los espacios apartados para hacer experimentos de armas con los alienígenas.
Distrito 9 desarrolla así una problemática realista fijado en los prototipos raciales, políticos, económicos y corporativos. Es además un adentramiento hacia lo incomprendido e inalcanzable. Wikus van de Merwe (Sharlto Copley) es el encargado de la evacuación del Distrito 9. Wikus paradójicamente pasa a ser parte del otro, esto mediante una metamorfosis; la única forma y medio en que el humano sepa reconocer y comprender a su huésped extraterrestre. Este proceso de “alienigización” resulta ser un proceso de “humanización”, donde el individuo aún humano, pero también extraterrestre, comienza a tener una nueva perspectiva de los sucesos. Es así como la metamorfosis de Wikus lo convierte de un día a otro en el cazador cazado, pasar de pronto a la periferia muy a pesar que todavía tiene un aspecto humano. El ser híbrido o neutral llega a ser de pronto un ser solitario, pero que irónicamente es acogido por el extraterrestre al que un día juzgo y persiguió; Christopher. La mutación es una alegoría perturbadora, que cambia las ideologías al convivir en primer grado con las culturas subalternas. Finalmente el hombre se convirtió en extraterrestre y comenzó a ser más humano.
Distrito 9, especialmente en sus primeros veinte minutos, es un filme que trae consigo un discurso más que sugerente; es perturbador por ser muy realista. La rebeldía de los salvajes no se compara con la inhumanidad del hombre. El visor documentalizado está programado como un medio neutral, dejando siempre espacios de opinión para los que están en contra y los que no, frente a esta raza diferente a la humana, cómo dejando a que el espectador cree sus propios juicios, cómo dejando en tela de juicio que pueda haber la probabilidad que el hombre un día este en su contra y a favor del otro.
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