Illary formó parte de la competencia de Ficción en el 13 Encuentro Latinoamericano de Cine en Lima. Dirigido por Nilo Pereira, este filme se contextualiza durante el gobierno de Fujimori. El Perú se encuentra viviendo una crisis política interna. Manipulada por el Servicio de Inteligencia a manos del “Doc” y conviviendo con los rezagos terroristas, la población ignora de esta oscura realidad. La historia se concentra en Ana y Eva, dos jóvenes provincianas, hijas de un mismo padre, que ignoran dicha filiación. Ambas fueron en su pueblo natal amigas, que por motivo del terrorismo, tuvieron que migrar a la capital en busca de estabilidad. Ana se ha convertido en una sumisa suboficial al servicio del SIN encargada de “chuponear” las llamadas a distintos personajes. Eva es una estudiante universitaria, partidaria de un grupo político interno, que además para su ignorancia está relacionado con fuerzas terroristas.
Nilo Pereira años atrás había estrenado su ópera prima Ni con Dios Ni con el Diablo (1990), película que se familiariza con Illary. Ambas hablan del dilema que surgió en tiempos de la guerra sucia. Entonces el provinciano fue el sujeto más oprimido e indefenso pues sufría tanto de las manipulaciones senderistas, como de las persecuciones militares. En su primer largometraje, Pereira toma a un campesino que está continuamente en fuga dentro de su provincia por ser perseguido a manos de los senderistas. Su escape a la capital resulta ser un fracaso, pues es confundido por un insurgente y hostigado también por las fuerzas militares. En Illary el asunto va por el mismo trecho. Tanto Ana como Eva han escapado de la realidad trágica que se vivía en las provincias. Su migración o escape del infierno es una ilusión. Ambas mujeres terminarán enterándose que la situación entre la provincia y la capital es la misma. Los distintos contextos terminan siendo un medio convulsionado por la corrupción y la inconformidad política. Las dos mujeres reconocen en la capital, al igual que el personaje de Ni con Dios Ni con el Diablo, que Lima es tan pernicioso e infernal como la misma provincia. Muy a pesar en Illary el final es distinto. El primero termina siendo un laberinto sin salida, no existe ningún medio para escapar del terror. En el segundo, “illary”, palabra en quechua, significa “amanecer” El final en esta última película de Pereira es esperanzadora. Ana y Eva, se han enterado de su filiación. Nuevamente dentro de su pueblo natal, esta vez baldío y maltratado por el azote terrorista, deciden reiniciar sus vidas, apostando por un futuro educativo.
El filme de Pereira respecto a su primer largometraje tiene un sentimiento positivo posiblemente producto de la Reconciliación generada por la Comisión de la Verdad. Claro que para entendimiento de sus personajes, más que reconciliación, es dejar atrás las cosas y observar un nuevo amanecer. Final un poco polémico, que niega las experiencias padecidas por distintos pobladores tanto de provincia como de la capital. Illary no es una película defectuosa, aunque parece no esforzarse mucho en distintos factores. No existe una apreciación virtuosa en algún momento sobre su edición fílmica, muy a pesar su trama resulta siendo lo suficientemente verosímil como para no resultar tediosa. Su película se encasilla en una labor testimonial, no hay una proyección o pensamiento fuera de sus personajes principales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario