jueves, 13 de marzo de 2014

Una segunda oportunidad (o Enough said)

Fuera de la situación cómica ya ocasionalmente citada sobre un protagonista enredándose en amores con la persona equivocada, Una segunda oportunidad (2013) posee dos sutiles atractivos que podrían pasarse por alto. El primero y el más notorio es la ironía que se maneja como base de la historia y de los mismos parlamentos de sus protagonistas, especialmente el que proviene de Eva (Julia Louis-Dreyfus), una masajista divorciada acondicionándose a la soledad, una que llegará con la próxima partida de su adolescente hija. Eva así recrea una especie de autodefensa, un humor sarcástico que si no deja víctimas bien puede crear apatías o asperezas. Tanto su intimidad como su misma rutina han provocado en ella sea un repelente humano, con pocos amigos y pocos ánimos de fraternizar. Muy a pesar, dentro de esos comentarios mordaces y fuera línea, se percibe un hilo de fragilidad o desesperación. A cada dardo lanzado por Eva existe un remordimiento, una perturbación que deja un sabor a humanidad y encanta.
A esto se suma la personalidad de Albert (James Gandolfini), quien también pasa por la misma situación que Eva, aunque reaccionando de una manera distinta. El personaje de Gandolfini si bien posee un humor igual de irónico y espontaneo, este no peca del excentricismo de Eva. Se da entonces la complementariedad. Mientras Eva va a la defensiva, Albert es de un aire más apacible. La química entre ambos es genial antes y después de que la trama genere el conflicto. Nicole Holofcener dirige y escribe una película que sabe además convocar una serie de situaciones complementarias que vuelcan a lo que sería esa segunda virtud del filme. Una segunda oportunidad no es una comedia jocosa, no posee puntos álgidos en los momentos de drama ni tampoco genera reflexiones morales o lecciones de vida. Todo efecto emocional aquí es plano. Temas como la nostalgia, la crisis matrimonial, el divorcio, la madurez que llega intempestiva, el miedo a los grandes cambios,  la orfandad, incluso el conflicto entre un patrón y su ama de llaves, son una serie de recursos que motivan a la contemplación y se terminan resolviendo con sutileza, sin complejidades o giros bruscos. La película es honesta.

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