miércoles, 7 de julio de 2021

4 Frontera Sur: Luz nos trópicos (Sesiones Especiales / Foco: Paula Gaitán)

Su complejidad narrativa que despliega fracturas en el espacio y el tiempo me retrae a la filmografía portuguesa moderna. Pienso en Manoel de Oliveira promotor de un estilo que rompe con la discursiva tradicional sin dejar de asistir a los relatos tradicionales, Rita Azevedo, Miguel Gomes, y en menor medida a Pedro Costa y Joao Pedro —el de O ornitólogo (2016)—. Claro que Paula Gaitán tiene una influencia afrancesada muy patente. Luz nos trópicos (2020) es una película que amasa ideas; eso sí, sin llegar a alguna teoría en concreto. Gaitán parece avalar por lo emocional antes que lo discursivo, además de pensar que no se puede llegar al segundo sin pasar por el primero. Su extenso filme no solo es poético por su sentido lírico, sino también por expresarse desde lo sensible, proveyendo al espectador más una experiencia que un adiestramiento. Obviamente, esto no evita que sea una película por el cual no dejemos de pensar en base a conceptos que son ajenos a lo sensible, intangible o como queramos llamarlo. Ahora, por muy europeo que sea su tratamiento fílmico, el contenido manifiesta tópicos muy familiares al escenario latinoamericano.

Tenemos en principio un presente en donde vemos el retorno de un “citadino” a su tribu, luego un viaje de expedición como los tantos que hubo entre el siglo XVIII y XIX, en donde europeos se aventuraban a las zonas exóticas de alguna comunidad “no civilizada” de América. Ya después, es un surtido temporal que apuesta por lo alegórico, lo performativo y no dejando de retornar a lo documental. Los personajes se convierten en viajeros del tiempo, no pertenecen a ningún lugar en específico, pero los reconocemos dentro de distintas partes. Desde una lectura del imaginario latinoamericano, el derrotero del colonialismo, desde sus principios hasta sus consecuencias, es dominante en la trama. Por muy confuso o voluble que sea su argumento, no puedo dejar de pensar en que se está expresando una reflexión sobre el encuentro entre estos dos mundos: el continente europeo y el americano. No hay mucha diferencia cuando el Amazonas es reemplazado por algún escenario que en algún punto del pasado fue territorio de los indios americanos en el lado norte del mismo continente. El tránsito de uno de sus descendientes emulando antiguos ritos, no está lejos de ese personaje del principio que más bien retornó para “recordar”.

En un sentido universal, Luz nos trópicos es una película sobre el tránsito del tiempo, la historia, el paso del amanecer al crepúsculo, cambios espaciales y temporales que en cierta manera han manifestado siempre un contraste, una pugna eterna. Gaitán parece revisitar los principios de Heráclito, que para un día existe una noche o para un bien existe un mal, y es, en efecto, esa divergencia la que provoca un equilibrio, la existencia, la transcendencia de las cosas. Otro punto importante es contemplar este razonamiento desde la presencia de la naturaleza. Dentro de esta surgen nuevas revoluciones, conocimientos, artificios, sin embargo, la naturaleza es la misma, el invierno sigue siendo el mismo invierno de hace siglos. Al final de Luz nos trópicos, suena Winter in America. La letra contrapone el pasado y el presente de una nación, la devastación de las sociedades originarias que han sido aplastadas por calles de asfalto. Esto se escucha mientras que la cámara hace un travelling, tal vez, por New York. La estrofa suena como un mantra en una ciudad dominada por el artificio.

Muy a pesar de ese panorama lánguido o hasta decadente de ese conocimiento originario, siempre habrá alguien en busca de ese saber, y así retornamos al inicio de esta película, de alguien interesado en el principio de las cosas. Si algo fue constante históricamente es el deseo de conocer ese “otro” conocimiento. Esto, en cierta medida, es también un ánimo de preservación. Es curioso cómo este razonamiento resulta un tanto equivalente si se observa la filmografía de Paula Gaitán a manera general. Luz nos trópicos parece un condensado de su filmografía. Es una mezcla de documental etnográfico, como lo fue Uaká (1989), es un cine de diario de búsqueda, tal como se define Diário de Sintra (2008) y Memória da memoria (2013). La naturaleza, el exilio, el valor cultural, el deseo de expedición al mejor estilo de los románticos alemanes o el de George Melies de Viaje a la Luna (1902), que cita en Uaká y rescata una vez más en su largometraje por unos segundos —otra evidencia de que la directora asume la exploración de la naturaleza como un principio o necesidad existencial universal—, son constantes, trascendencias, preservaciones de su cine orientado al valor de lo primitivo.

Puedes ver Luz nos trópicos de manera gratuita hasta el 14 de julio: https://online.fronterasurfestival.com/film/luz-nos-tropicos/

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