jueves, 13 de octubre de 2022

3 Lima Alterna: The Novelist's Film (Insignias)

Del 13 al 23 de octubre se llevará a cabo una nueva edición de Lima Alterna Festival Internacional en 4 ciudades del Perú.

Junhee (Lee Hye-yeong) visita sin previa cita a una amiga. De inmediato, se percibe una incomodidad en la atmósfera. ¿Algún viejo resentimiento? Entonces sucede ese curioso momento en que la visitante insiste a la hija de su amiga le enseñe a hablar el lenguaje de señas. “De ahora en adelante nadie habla, solo haremos señas”; sentencia la recién llegada. Es un momento cómico de una manera extravagante, pero sobre todo significativo al darnos un anticipo del comportamiento tiránico de una mujer transitando por un estancamiento artístico. The Novelist’s Film (2022) relata la historia de una novelista recién llegada a una ciudad en donde coincidentemente se reencuentra con personajes que no hacen más que recordarle un talento y prolificidad que anda dormido o, en el peor de los casos, ya no está con ella. Ante esas circunstancias, Junhee no hace más que reaccionar frente a sus “anfitriones de paso” con hostilidad, en principio contenida y luego inevitable no aparentarla. Dichos encuentros se reducen a la escritora yendo al grano, recordándoles eso que a ella le disgustó y todavía le retuerce. Junhee convierte el encuentro casual “afortunado” en una situación penosa, en una escena de confrontación o, para ser más preciso, el momento para hacer su descargo.

El director Hong Sang-soo tiene esta genialidad para canalizar sus miedos, traumas y frustraciones mediante sus historias. Ya en varias ocasiones hemos visto en su cine secuencias de reencuentros que aparentan motivo de júbilo o celebración con sus respectivos tragos o festines, pero terminan siendo un desastre en donde alguno o más de un implicado vomita temas pendientes. En The Novelist’s Film, tenemos también a una protagonista vomitando lo suyo. Pero su caso definitivamente viene de un conflicto personal. En adición, este tal vez no se reduce a un resentimiento hacia un otro, tal vez sea porque la inspiración de la artista se ha esfumado y eso frustra. Con alguien habrá que desquitarse. Pueda prestarse además la lectura de que ese estancamiento y frustración sea consecuencia de una larga cadena de gestos que privaron a la autora de logros personales. Capaz sea lo más consecuente pensar en eso. En más de una ocasión hemos sido testigos de un Hong desquitándose con una industria que le ata las manos a través de personajes interpretando a directores laureados que, a pesar, reniegan del acondicionamiento que sufren, proyectos que se caen, películas que le cuesta aceptar no podrán realizarse a falta de apoyo, siempre reducido a términos económicos. Junhee es otra víctima del arte adaptado a un sistema industrializado.

Estamos entonces ante una hostilidad sintomática. Una carga provocada por la acumulación de estrés, lo que evoca a una descarga que pueda resultar exagerada o hasta demencial para el resto. No puedo dejar de hacer un comparativo mental de esa reacción frente a la coyuntura del COVID-19, una temporada en donde muchos nos volvimos sensibles, hostiles, estancados, sofocados, encerrados entre paredes física y no físicas. Pensémoslo de esta manera. Junhee es una mujer que escapa de algo, ese virus de la infertilidad creativa. Se va hasta otra ciudad que es un gesto de aislamiento. Ahí se encuentra a personas que quieren contagiarle o recordarle esa pandemia de la improductividad creativa. Y ella se molesta con ellos, los calla mediante sus comentarios o literalmente. Les tapa la boca, lo que sería colocarles tapabocas. En consecuencia, ellos no hablan -o hablan en señas- o toman su distancia. Y Junhee también toma su distancia. Es un idioma pandémico lo que aquí sucede. En otro momento extrañamente cómico, la escritora da la espalda a esas personas que no paran de hablarle y lamerle las botas, y ella solo prefiere mirar en un largavista, arrancarse de ese lugar o circunstancia en donde se encuentra. Ella hace un primer plano a personas que caminan a lo lejos, quiere visitar un mundo o realidad que no tiene nada que ver con el suyo. Toma distancia desde lo virtual. ¿Es acaso posible que lo virtual me aleje de eso que tanto me irrita?; parece preguntarse la novelista.

Así nace The Novelist’s Film o la escritora que decide de un momento a otro realizar su propia película. ¿O es que ya lo tenía pensado desde la vez en que fue excluida de un proyecto cinematográfico? Por un lado, Hong parece inculcarnos que, si nadie quiere producir o adaptar tu película, mejor hacerlo uno mismo. Es lo que parece hacer Junhee. Ahora, ¿estamos ante el principio de un nuevo oficio prolífico o ante un fracaso? Una vez más, Hong Sang-soo nos muestra su lado dubitativo. Tiene un sabor a incertidumbre el final de esta película. El director surcoreano es magistral para minar a sus personajes de ese cotidiano que implica el ser un autor novel o uno reconocido. A propósito, vemos varias versiones de estos. Los que están iniciando sus prácticas, los que tuvieron mediana acogida, los reconocidos por todos. Lo interesante es que cada uno tiene un punto de vista a considerar. Nadie aquí es cancelable, sea por neófito o agotado que parezca. Es como si emergiese cierta sabiduría en cada etapa artística. Claro que aquí hay ese brillo y apasionamiento especial en los que se están iniciando. En tanto, los embargados o contagiados por una inspiración carente, a falta de embriaguez natural, recurren a una artificial. El trago como escape de esa realidad desalentadora. Para Junhee, el cine más bien se convertirá en su nuevo elixir.

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