El director Carlo Sironi deja a un costado su interés por los dramas sociales para observar un drama en específico. Quell’ estate con Irene (2024) nos narra la historia de la fantasía de un escape. Irene (Noée Abita) y Clara (Maria Camilla Brandenburg) se conocen en un campamento para adolescentes que se encuentran tratando una enfermedad crónica. Finalizado el encuentro juvenil, ellas decidirán emprender un viaje a las islas de Sicilia en lugar de volver a casa. Esta es la iniciativa de dos personas que tienen que convivir a diario con la posibilidad de su extinción física. Es una reacción al temor, una revolución contra el tratamiento y el condicionamiento corporal que ha limitado sus acciones y deseos. Las amigas inician de esa forma su propio campamento, la simulación de un escape a su destino, pues la realidad es que de su padecimiento no podrán huir. Si bien Sironi tiene un profundo respeto por la condición de sus protagonistas al no explotar los síntomas de la enfermedad, ello no evita que en algún momento veamos a las muchachas flaquear justo para cuando parecen tocar el terreno de la normalidad o el pleno júbilo. Es como un mal viento que llega y de la misma forma se va, y que, si bien no desalienta los deseos de estas chicas de seguir viviendo sus vacaciones, deja un sentimiento entre triste y amargo.
domingo, 18 de febrero de 2024
74 Berlinale: My Summer With Irene (Generation 14Plus)
Lo
mejor de Quell’ estate con Irene es que su director se inspira en los coming
of age que se desenvuelven en un contexto veraniego en donde adolescentes
de personalidad indómita, abiertos a explorar el mundo y sus cuerpos y sin
miedo a lo desconocido interactúan, se reconocen, experimentan, tal vez se
equivocan, pero siempre aprenden. Estas situaciones y emociones aspirarán y vivirán
Irene y Clara, aunque la vulnerabilidad de su salud las frenará constantemente.
Eso hace que sus vacaciones no sean convencionales. Se podría decir que se
fractura esa fantasía del coming of age sobre jóvenes abiertos a la
libertad. Lo que debería de ser una temporada desenfrenada, resulta más bien
una temporada en donde se mezcla lo extraordinario con lo cotidiano, la
combinación de esas vivencias que hasta ese momento las chicas habían aplazado y
los achaques o pensamientos que padecen habitualmente. La misma ambientación
del entorno isleño no posee ese brillo romántico o buen temporal. En su lugar, es
pálido como los rostros de las jóvenes y frecuentemente asediado por la bruma o
las lluvias, signos de mal presagio. Quell’ estate con Irene es una
película triste, pero también muy valiente. He aquí a dos personas haciéndole
frente a lo peor. Carlo Sironi relata una lección de vida sin ser ilustrativo o
moralizante como suelen ser los libros de autoayuda.
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