viernes, 5 de febrero de 2016

Anomalisa

En pleno vuelo, Michael Stone saca una hoja maltratada por el tiempo. Es una carta de una antigua amante, una que se dirige a él muy molesta. Del aeropuerto al hotel, Stone no tendrá más contratiempo que el que domina sus pensamientos. Su rostro y sus palabras expresan pesadumbre. No es la gente de Cincinnati la que lo molesta ni el cuarto que le tocó ni la charla que ofrecerá a la mañana siguiente. Existe una razón mental que lo obstruye de su alrededor. ¿Será acaso ese antiguo amor el producto de su frustración? El efímero reencuentro con la mujer de la carta responde a esto. Tal parece que Stone sufre algo que va más allá de la nostalgia. Anomalisa (2015) es muy cercana a lo que antes haya escrito el director Charlie Kaufman. El protagonista de esta película, que es codirigida por el animador Duke Johnson, tiene similares fobias a la de los protagonistas de anteriores películas que Kaufman colaboró o dirigió. Stone, irónicamente, un motivador y escritor, está pasando por una descenso motivacional producto de un conflicto existencial.
Kaufman retoma patrones frecuentes como la identidad, la soledad y cómo el individuo es víctima de un colapso emocional que afecta todos sus ámbitos; personales, laborales, amorosos. A esto le inserta además un universo “anómalo”, palabra clave en esta película animada. Hay además una necesidad de Kaufman por convertir a sus protagonistas en sus alter egos. Esto manifiesto, por ejemplo, en El ladrón de orquídeas (2002) o Sinécdote, New York (2008), en donde observamos a dos creativos haciendo reformas de sus rutinas a fin de hallar una inspiración para sus obras, la cual es nada más y nada menos que averiguar el sentido de sus vidas mismas. En esta vía, el protagonista de Anomilisa, un vendedor de estrategias de ventas, tal parece ha sido víctima de su propio parlamento: el observar a todas las personas como sí mismo. Es mediante dicha premisa que Kaufman desarrolla su universo anómalo, en donde todos los personajes que rodean a Stone parecen ser proyecciones de él mismo. En conclusión, al verse en todas partes, su soledad es comprensible.
Anomalisa es también una historia sobre un egocentrista. Como John Malkovich en ¿Quieres ser John Malkovich? (1999) o Eterno resplandor de una mente sin recuerdos (2004), un personaje se convierte en centro o en universo del resto. Todos los hechos, por tanto, están en perspectiva de este individuo y en cómo observa el mundo. La película, entonces, pueda ser digerida como un universo fantástico en donde un hombre ha sido embaucado por una realidad que trata de replicarlo y vanagloriarlo, como también puede ser asumido como el largo sueño de un individuo que observa su soledad y frustraciones a través de un mundo que inventó su subconsciente o hasta su propia locura. 

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