jueves, 24 de mayo de 2018

IX Festival Al Este: El otro lado de todo

Una puerta que ha estado cerrada por décadas es la premisa y metáfora de este documental. El otro lado de todo (2017) es un panorama histórico de la ciudad de Belgrado, de la llegada del comunismo en dicho país hasta su actualidad, ello contemplado desde un microcosmo: la casa de Mila Turajlic. En el hogar de la directora, la historia de esa ciudad europea parece englobarse. Dentro de la inmediación no solo permanecen los vestigios de la ex Yugoslavia, sino que además vemos representados a los actantes y personajes secundarios de su tránsito temporal; por un lado, los que reprocharon a los gobiernos de turno, y por otro, los que los respaldaron. Ambos bandos, a fin de cuenta, preservaron una sociedad sometida a una divergencia.
Desde que el comunismo estableció la norma de que todo hogar perteneciente a la clase media debía de ceder a una clase menor parte de su territorio, la puerta del otro lado no se ha abierto. Una familia ajena a la directora ha vivido por siete décadas en el cuarto del costado. Srbijanka, madre de la directora, desde los tres años no ha visto abrirse esa puerta. Ella se ha criado bajo el sesgo de una nación dividida, viendo a amigos marcharse por el solo hecho de pensar distinto. Se entiende por eso el activismo político férreo que la mujer cobija hasta su presente. Hay mucho de ella dentro de esta película. Sin embargo, El otro lado de todo solo pretende ser una biografía a Srbijanka Turajlic, y es más una biografía a un país que, salvo por la decadencia del comunismo, nada ha cambiado.
El documental de Turajlic es también un filme en proceso. Mientras se van registrando los indicios históricos a partir de los testimonios de la militante en cuestión, se va manifestando además ciertas fugas dramáticas. Es la directora olvidándose de ser la documentalista objetiva, y optando en su lugar a ser hija, la que recrimina las “prioridades” de la madre. Más adelante, vemos a la madre, que no deja de lado su rol político, y persuade a la  hija a abandonar la abulia frente a los acontecimientos sociales de su país. A propósito, es interesante cómo Mila Turajlic continuamente registra los reflejos de los vidrios que duplican a las personas, o a ella misma. El otro lado de todo revela a una sociedad desdoblada de su realidad; cuestionando su entorno, pero sin tomar acción.

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