jueves, 23 de junio de 2022

Invasión Drag

El punto de interés del documental de Alberto Castro radica en las reflexiones que suscitan entorno a la estadía provisional de un grupo de drag queens de un reconocido reality show. Invasión Drag (2020) puede ser digerido como una vertiente de documentales sobre figuras o géneros musicales. Pienso en películas como Woodstock (1970) o Searching for Sugar Man (2012), registros que además de reconocer a intérpretes, exhiben a una comunidad específica, una legión de fans que manifiestan puntos en común, los cuales describen de paso a una generación que carga y comparten similares fantasías e incluso miedos. Es también un panorama a una coyuntura, las que presenta sus tendencias y restricciones. Todo esto se proyecta en el documental de Castro, a propósito de estos rock stars que generan emociones a sus seguidores y se les exhibe como representantes de esa colectividad.

Estos drags son vistos como emblemas gloriosos de una identidad, razón suficiente para que los seguidores se empoderen a través de sus performances. Invasión Drag, si bien se siente arrastrada por una mirada entusiasta propio del fanatismo, revela su compromiso por bosquejar el concepto que hay detrás de ese show o ritual de disfrazarse ante un público. Es vital que Alberto Castro aproveche en compilar los testimonios o perspectivas de sus rock stars cuando hablan sobre su expresión artística, a fin de relacionarlos con los testimonios o demandas de su público. Mientras que los artistas empoderan su identidad a partir de la representación, los seguidores empoderan su identidad a partir del consumo de los primeros.

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