martes, 15 de noviembre de 2022

34 Festival de Cine Europeo: Olga

Junto con Nadia, Butterfly (2020) y Slalom (2020), la ópera prima del director Elie Grappe podría formar parte de un ciclo de cine acerca de jóvenes atletas, un panorama a los retos físicos y mentales que implica la exigencia de un deporte y cómo esa interacción surge en sus protagonistas un conflicto interior no necesariamente vinculado al mundo deportivo. Olga (Anastasiia Budiashkina) es una talentosa gimnasta que solo quiere competir en el torneo europeo. Su obstinación es tal que no dudará en representar a otro país con tal de asegurar su presencia en dicho certamen. Es consecuencia de esa decisión que aflora el conflicto de esta película. Olga (2021) sucede en un contexto previo al euromaidán, la revolución más importante en la historia moderna de Ucrania. Mientras que la adolescente se encuentra entrenando en Suiza, el nuevo país al que representará en el torneo, las protestas en Ucrania explotan. Siendo su madre una influyente reportera opositora del gobierno de Viktor Yanukovich, Olga optó por la nacionalidad paterna a fin de poner a salvo su vida, pero más aún su deseo de seguir sus sueños. Entonces, será tras el estallido popular en Ucrania que la decisión de Olga comenzará a generarle un cargo de conciencia.

Esta una película sobre el brote de una conciencia social-política. Olga pasará de ser una persona concentrada en sus capacidades personales a verse inquieta por los acontecimientos de su país. La distancia física en esta historia resulta ser un estimulante de la impotencia y el estrés. Olga estará privada de ser testigo ocular y partícipe de una lucha nacional; he ahí la frustración de una ciudadana. Y para colmo está dándole vueltas a la cabeza esa decisión de inclinarse a una nacionalidad distinta en el momento más inoportuno. Lo significativo es que previo a todo este remordimiento, Elie Grappe nos presentaba la imagen de una adolescente con el potencial y el compromiso que la convertían en una gimnasta prometedora. Es decir, era un sacrificio que en cierta perspectiva valía la pena, pero que hasta cierto punto de la historia Olga pensará en sacrificar lo personal por una causa colectiva. Olga es interesante además porque no da vueltas únicamente en la idea del fortalecimiento de un vínculo nacionalista, sino también porque comienza a explorar las etapas de toda revolución. Hay un momento de éxtasis y otro de abatimiento. Eso último es la consecuencia de un combate no lejano a una guerra civil, esa otra clase de remordimiento que experimentaron muchos que se aferraron con violencia a la causa.

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