viernes, 4 de noviembre de 2022

8 Semana del Cine ULima: Falcon Lake

Una característica curiosa de esta ópera prima es que referencias y recursos del cine de terror se convierten en un leitmotiv. Bastien (Joseph Engel), un adolescente parisino, arriba junto a su familia como invitados a una cabaña ubicada en las cercanías de una laguna en Quebec, lugar que lo expondrá a los frecuentes sustos de los lugareños, historias de fantasmas, un cuarto adornado con carteles de películas de terror y la compañía de Chloé (Sara Montpetit), una adolescente un poco mayor a él que tiene una obsesión por hacerse fotos simulando su muerte. Entonces, es curioso tomando en cuenta que Falcon Lake (2022) es una historia romántica en donde dos adolescentes comienzan a conocerse y a gustarse mutuamente. Tenemos además este trasfondo vacacional, fogatas, juegos de mesa, algo de música y alcohol. Es toda una puesta que nos refiere a esa fantasía sobre amores de verano que Hollywood ha difundido con gran énfasis durante la década de los 80. El hecho es que a ese escenario se traspone un filtro que parece negar el romanticismo y apela más bien a esas cuotas de terror, aunque sin llegar propiamente al estado. Por un momento, podría decirse que la directora Charlotte Le Bon se inspiró en el famoso campamento de Crystal Lake —el de Friday the 13th (1980)— cuando escribía esta historia que más allá de ternura y romance edulcorado es excéntrica y hasta erótica.

Falcon Lake parece seguir coqueteando más con el género de terror si se toma en cuenta de que en este perímetro la pubertad tiene los motores hormonales encendidos. Claro que tras las insinuaciones sexuales no aparece un reprimido sexual con un hacha a asesinar a los adolescentes que se atrevieron a mancillar sus cuerpos. Pueda ser también porque esta es más una trama sobre la sexualidad en exploración. A propósito, notables son las secuencias en que Chloé pone contra las cuerdas a Bastien a partir de sus juegos o toques. Son momentos de seducción sumamente delicados y en ocasiones cómicos. Es un erotismo pícaro, inofensivo o hasta involuntario. Falcon Lake es una película que reformula el romance en la etapa adolescente. Representa un punto medio entre la inocencia y la precocidad. Obviamente, lo que llama la atención es el vínculo que crea con el terror. Otro detalle es que este escenario es compartido con los padres, pero estos brillan por su ausencia o se les percibe, aunque por breves segundos o fuera de cuadro. Ya parece un argumento del slasher en donde los adolescentes hacen cosas de adultos, mientras que los adultos están en su mundo. Pero, claro, Charlotte Le Bon niega llegar al terror, a pesar de que no deja de referirlo. Al final, se atreve incluso a voltearle el sentido a dicho género.

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