jueves, 24 de mayo de 2012

Drive

La primera impresión que me dispuso Drive (2011) estuvo sujeta a un valor nostálgico, una sensación que de seguro poco o nadie ha compartido de la misma manera. No hace mucho había revisitado un filme muy conocido hace algunas décadas atrás; Maniquí (1987), filme que por cierto es trivial, ridículo y estereotipado. Una de esas películas teens que para los años subsiguientes de su estreno todo el mundo debería haber olvidado. Muy a pesar, luego de volver a verla –hace mucho tiempo durante mi infancia ya la había visto sin tomarla importancia –despertó un sentimiento que iba más allá del valor fílmico, estético o crítico que normalmente se observa en una trama empleada. Esta película de torpe historia me había transportado a un mundo ajeno pero familiar. Era el viaje al pasado sin máquina del tiempo, la transportación a la vestimenta estrafalaria, el comportamiento excéntrico y las tonadas ochenteras que ningún cine de autor o película experimental hoy en día puede ofrecerme. Algo similar me sucedió a los primeros minutos de Drive.

Nicolas Winding Refn es un director danés que desde la década de los noventa se ha dedicado a realizar una filmografía que hurga la temática criminal, delincuencial, carcelaria, siendo el perfil de la violencia su más preciada obsesión. Su trilogía Pusher y Bronson (2008) son sus filmes más conocidos, y Drive sigue la senda temática de estos mismos. La historia de esta es sobre un sujeto “sin nombre”, es el anónimo encarnado por Ryan Gosling, de rostro petrificado, gestos redundantes y muy limitados. De su presente se conoce, pero de su pasado nada se sabe. Existe una doble vida en este personaje. Es mecánico y actúa como doble en filmes de baja monta, pero además hace óptimos servicios como conductor para robos y fugas. El personaje de Gosling se acerca al perfil del cowboy de John Wayne o Clint Eastwood, al grupo de los buscados por la ley, los estigmatizados por la sociedad. Es un cercano a la personalidad de Alain Delon en El samurái (1967) o al carácter introvertido de Charles Bronson en películas como El vengador anónimo (1974). Pero es tan solo un parecido a estos mencionados, pues existe una evidencia que lo diferencia de aquellos.

Retornando a mi primera semblanza sobre el sentido nostálgico. El inicio de Drive, además de la perpetración de una fuga que es –y no es –frenética, es la ambientación a un espacio sórdido. Es el crepúsculo alumbrado por las luces de neón, una fotografía que revitaliza a la luz artificial, el fondo musical en un estilo psicodélico-new wave. Drive hace un recorrido aéreo a la ciudad de Los Ángeles en medio de la noche, con luces destellantes y letras de color magenta que grafican tanto a los créditos como el título de esta película. La película de Winding Refn es un retrato basado en lo que fueron las películas estadounidenses en la época de los 80’s, específicamente las de género de acción, aquellas que en ocasiones fructuosamente intentaban retratar esa imagen urbana que Taxi driver (1976), de Martin Scorsese, reflejaba; las calles plagadas de mafias y otras artes del delinquir. Posible o cierta esta evidencia, a medida que Drive avanza, es más el acercamiento o las pruebas las que sugieren que el director está influenciado en el estilo de esta época.

De haberse estrenado este film en los 80’s, o incluso durante los 90’s, es posible que hubiera pasado desapercibido. Drive se sostiene de una trama usual, una que incluso es correspondiente a una liga de filmes de serie B. La historia de Winding Refn es la de un sujeto solitario que ha decidido proteger a una vecina suya y su hijo, luego que un grupo de mafiosos ha comenzado a acecharlos. Ryan Gosling es además la personalidad de “el duro”, apelativo que se merecieron un grupo de actores de temperamento rudo que surgieron durante la época psicodélica. Gosling es más cercano al rol de Jean-Claude Van Damme, Arnold Schwarzenegger, Sylvester Stallone, sujetos que heredaron la pasividad y la violencia reprimida de Eastwood y compañía, mas fueron cercanos a una sensibilidad más accesible. Los “duros”, a diferencia de los clásicos, no dudan en relacionarse con la chica del filme o no se retraen al momento de hacerse un amigo en el camino, algo que nunca habría aceptado la personalidad huraña de John Wayne.

Gosling es de comportamiento recio, sin embargo, una mueca interpretada como una sonrisa delata su sensibilidad, una que se desfoga acariciando la cabeza de un niño, que disfruta con la compañía de una mujer y que no vacila cuando se trata de proteger a aquellos con quien se ha encariñado; algo que solo los cowboys realizaban bajo un precio monetario o por razones personales. Nicolas Winding Refn, dentro de lo mencionado, guarda un plus valioso para este personaje, uno que lo divide tanto de los más antiguos como de los antiguos personajes citados. Drive es un filme de alta tensión, no solo por la persecución de autos o el enfrentamiento clásico entre una sola persona versus toda una mafia. Ryan Gosling tiene una ventaja, una que a su vez se convierte en desventaja. El conductor tendrá el carácter del típico “duro”, sin embargo, no posee sus utensilios, ni mucho menos el físico. Winding Refn crea a un personaje digno de ser subestimado. Un tipo sin armas y con una musculatura promedio que en apariencia tiene las de perder frente al ataque de un tiroteo o la golpiza de un individuo que le dobla en porte. Gosling es fascinante cuando pasa de la calma a un estado de alteración. El actor posee una mirada intimidante, así como una voz que afrenta y te deja perplejo, tal como ocurre durante una escena en una fuente de soda, escena que no es fundamental dentro de la historia, pero que sí lo es para la creación del personaje.

A diferencia del formato usual de las películas de género de acción, Drive prefiere conducir hacia el retrato de sus personajes, así como por el marco argumental de estos. No hay una necesidad por la aglomeración de tiroteos o matanzas grupales. Lo que sí sucede es el abuso de nerviosismo, uno provocado por la calma del personaje, aquella que manifiesta a través de su comportamiento voluble que cambia de manera instantánea y brusca, y el especialmente desatado por el modus operantis ejercido cada vez que actúa como conductor en fuga. El inicio de Drive es el tic tac del reloj que resuena advirtiendo cómo los cinco minutos de espera se van reduciendo. Es el manejo del móvil de forma estratégica, controlada. Parece no haber espacio para improvisar o arriesgar. Existe un ambiente frenético, pero fiscalizado. Hay un frío calculamiento en el juego de maniobras, comportamiento que, por cierto, transporta incluso cuando se encuentra fuera del vehículo, como cuando debe enfrentar a la banda de Ron Perlman y Albert Brooks. Estos actores se encuentran superados al interpretar la figura de los mafiosos heredados por películas como Goodfellas (1990) o versiones de Quentin Tarantino.

En León peleador sin ley (1990), “el duro” Jean-Claude Van Damme hace las de un protector de la familia de su hermano. Fue la primera película que se me vino a la mente cuando asumí hacia dónde iba la trama de Winding Refn, historia que también obedece a los estereotipos del género de acción ochentero, sobre el padre ausente y recluido en prisión, este de marca latina, así como el hijo de nombre Benicio que tiene como madre a la figura enrubiecida de Carey Mulligan, quien también posee ese encanto monótono de Gosling. Los jefes de mafias que van descubriendo que existe alguien más por encima de ellos. Una escena fascinante es el aniquilamiento espeluznante hacia uno de estos. Es el retrato de Michael Myers que parece nacer de entre las espesas brumas, sediento de venganza –de igual forma –, de  un andar mecánico, dispuesto a ultimar de manera sádica, brutal y sangrienta; algo inaceptable para las mentes menos retorcidas de los “duros”. Drive posee su propia firma, una ambientación que simula a una temporada oscura, a un maniático enmascarado que logra causar afecto por un heroísmo extraño y anónimo que adopta de manera desinteresada, abstemio de reconocimientos, tanto monetarios como afectivos; un “solitario” de los que muy poco vemos ahora en el cine.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Como siempre me gusta leer tus criticas. Muy detallistas. Siempre escribe asi. A proposito, tu pagina ya aparece en google como primera opción. :) (dennis)

Carlos Esquives dijo...

Alabado sea Google! Gracias por el comentario Dennis.