miércoles, 19 de febrero de 2025

75 Berlinale: La memoria de las mariposas (Forum)

La apropiación fílmica, el discurso de apunte ensayístico y el relato de diario se combinan en el documental de Tatiana Fuentes. La memoria de las mariposas (2025) evoca al pasado mientras interpela al presente. A propósito del hallazgo de un vestigio fotográfico, la directora se obsesiona con inspeccionar el contexto de la fiebre del caucho en la selva peruana de principios del siglo XX a medida que insinúa la postura cómplice que asumieron sus antepasados ante el infierno que por entonces vivieron miles de indígenas víctimas de la violencia depravada que desató el colonialismo europeo. Una anterior película peruana que hace un buen panorama de ese escenario es El socio de Dios (1987), de Federico García Hurtado, historia que se centra en el impacto que tuvieron las actividades del empresario Julio César Arana para la explotación de las comunidades aborígenes a manos de empresas extranjeras, lo que trajo como consecuencia intentos de insurrección. Adicionalmente, el documental brasileño Segredos do Putumayo (2021) hace también un seguimiento del caso a partir de los informes escritos por Roger Casement, diplomático británico que llegó en calidad de fiscalizador de las empresas caucheras británicas, debelándose así las atrocidades que acontecía a lo largo del Amazonas.

El documental de Fuentes revisita a los protagonistas de las películas mencionadas, pero siempre evocando a una tragedia histórica que nunca reconoció reparación alguna. De ahí el sentido o necedad de la directora por aferrarse a una interrogante: ¿Qué fue de los dos niños de una fotografía de entonces? Hurgando entre los escritos de Casement, documentos oficiales, fotografías, material audiovisual, testimonios de entonces y los de ahora, Fuentes indaga qué pasó con los menores que fueron prueba viviente de una denuncia contra un feroz esclavismo. En cierta perspectiva, un aire de ingenuidad o absurdo recae en la autora a propósito de su cruzada. Ahora, ciertamente, esa misma búsqueda no está lejos a la pesquisa que actualmente realizan miles de personas buscando a los desaparecidos por otros genocidios. La importancia de La memoria de las mariposas radica en la reflexión de no dejar pendiente a la historia, reabrir las heridas de la memoria a fin de honrar a los desaparecidos y condenar a un tipo de industria de la explotación humana. Es de paso la enmienda personal, a propósito de que los familiares de Tatiana Fuentes fueron dueños de uno de los tantos hacendados caucheros, tal vez no ejecutores de la violencia, pero sí testigos que asintieron a esos métodos por temor a perder su liquidez. Este es un documental que se dispone a rescatar y apropiarse de una historia dispersa e ignorada.

martes, 18 de febrero de 2025

75 Berlinale: El mensaje (Competition)

Lo nuevo de Iván Fund sigue la línea de lo que ha venido realizando recientemente. El director argentino nos adentra a un nuevo retrato sobre el estado de embargo auxiliado por un gesto canalizado de manera misteriosa. El mensaje (2025) nos cuenta la historia de una caravana emprendida por tres personajes. Anika (Anika Bootz) es una niña médium que tiene la capacidad de conectarse con los animales fallecidos. En tanto, sus tíos serán los encargados de aprovechar ese talento. El trío viajará por distintos lares atendiendo a familias en estado de duelo. La canalización de un mensaje como consuelo para personas sufrientes. La sola premisa pareciese ya cumplir con esa búsqueda del director. El hecho es que Fund no tiene intención de hacer un foco a los efectos de la labor de la niña hacia sus adeptos. La veremos sí haciendo lo que sabe, más Fund no se detendrá a contemplar los signos de alivio o reparación. Y no es porque no sucedan, sino que la misma historia no nos lo hace saber. Significativo que, a final de cada sesión psíquica, el siguiente paso, que supone debería ser el del cliente satisfecho, hay un corte que nos lleva a la transacción monetaria. Fund, a conciencia, banaliza el don de la niña al reafirmar una y otra vez que estamos ante una labor medida por su valor monetario y no tanto por su valor benefactor.

Es a propósito de esa idea y otras más que El mensaje va definiendo un lado ambiguo. Durante todo el trayecto de la película no dejamos de pensar que es acaso esta la empresa o fachada de una explotación infantil. La sola primera secuencia de los tutores interrumpiendo el sueño de una niña ya es alarma de un acto negligente. De igual forma, no deja de resonar la posibilidad de una estafa. El hecho de que personas se aprovechen de la ingenuidad de extraños bien podría complementarse con el perfil de los tíos beneficiándose de la menor. Ahora, todo esto resulta especulativo para cuando las señas de empatía y protección vayan emergiendo en los protagonistas. Fund nos define a un grupo de personajes que en el camino se van despojando de esos prejuicios o al menos aligeran el peso de ese juicio fruto de ciertos gestos que no tienen que ver con un giro redentor. La trama nos hace entender que lo visto no es más que la representación de una realidad que podrá tener sus vínculos mágicos o fantásticos, pero no deja de ser una historia expresada sin romanticismos y mucha resiliencia. Pertinente es aquí mencionar la coyuntura a la que Fund hace referencia. Estamos en una sociedad en estado de crisis nacional. Así como en Piedra noche (2021), el director hace una alusión a que el drama que viven sus protagonistas parece ser una secuela del estado de incertidumbre por el que transita la actual Argentina.
En cierta perspectiva, El mensaje se convierte en un drama social al atender a los efectos políticos y económicos que insertan a los personajes a situaciones que les exige sobrevivir ante la carencia. Ante ello, el compromiso del director está en hacer brillar la perdurabilidad del amor y la bondad de las víctimas, a pesar de haber invadido ligeramente el terreno de lo amoral. Es lo que sucedía, por ejemplo, en el neorrealismo italiano. Claro que la película de Iván Fund no pretende encaminarse hacia un derrotero desolador y pesimista. Este es un director muy comprometido con una sensibilidad consoladora. Tanto en Vendrán lluvias suaves (2018) como Piedra noche veremos a personas transitando por un acontecimiento extremadamente dramático, sin embargo, el conflicto será repelido por escenarios o hechos extravagantes y hasta ilógicos para el ojo público, pero curativos o sanadores para los implicados. Ahí está el don de Anika interpretado como un acto misericordioso para los asediados por la realidad. Lo ficticio o enigmático se convertirá en antídoto para depurar el dolor contra los efectos de un contexto. Asimismo, el viaje o dinámica de una road movie será la otra terapia que garantiza la unidad de una familia fracturada. Ese es el otro tratamiento tierno y menos enigmático que hace de El mensaje una película llena de humanidad y un retrato honesto y cálido de las relaciones humanas.

sábado, 15 de febrero de 2025

75 Berlinale: Hysteria (Panorama)

Es consecuencia de un descuido que esta trama desate un conflicto que irá simulando el efecto de una bola de nieve. Ahora, las adversidades que plantea el director Mehmet Akif Büyükatalay en su película no es una simple situación que pinta a la humanidad y su habilidad para entorpecer o complicar su existencia. Acá el circuito de esas complicaciones o metidas de pata está orientado por una línea de pensamientos puramente sociales. Hysteria (2025) inicia con un director de cine realizando una película que pretende mostrar su solidaridad hacia musulmanes víctimas de la discriminación de una sociedad alemana que ha quemado sus hogares. Todo bien de no ser por una secuencia en que se usa la “pieza de utilería” incorrecta. Ya a partir de ahí esta introducción sobre una propuesta filmografía ceremoniosa, sensibilizada con una catarsis dramática, se derrumba. Las buenas intenciones cruzan al banquillo de la provocación, la ofensa, la negligencia capaz consciente o simple ignorancia fruto de la falta de empatía. Es un gran debate moral el que eclosiona y la película de Akif ni si quiera lleva más de diez minutos. Es a partir de ello que se construye una pauta: la moral ambigua en un escenario fraccionado y efervescente. Lo siguiente será el reconocimiento al conflicto principal. A una de las asistentes de producción se le extravió unas llaves. Empieza así el trayecto a una serie de metidas de pata, pero ya sabiendo que estamos en un escenario minado por las asperezas sociales.

El estado de histeria comenzará a extenderse partiendo por la protagonista del extravío de las llaves y luego siguiendo por el resto de los implicados en el proyecto fílmico, el mismo que planeaba convertirse en un gesto de amnistía social entre locales y musulmanes. Surge así un hecho irónico: lo que se intenta hacer desde la ficción, no se aplicará en el terreno de lo real. Los promotores de la película y los actores musulmanes de la misma entrarán en conflicto ante la falta de confianza, los prejuicios o la propia conveniencia. La película del personaje de Akif está destinada al fracaso o al cuestionamiento moral. ¿Cómo fingir o fantasear con una concordia o respeto hacia una comunidad ajena cuando tu pensamiento está orientado a continuar con la confrontación y la discriminación? Hysteria nos modela a una sociedad despojándose por sí sola de su discurso de la autocrítica o la concientización social. Se separa las expectativas de la objetividad. Akif deja “ser” a sus personajes para después exponerlos a una situación en que por sí solos dejan caer su careta. Simbólico resulta la idea de un incendio. Será un “sálvense quien pueda”. A parte de ello, no deja de ser curioso cómo hasta cierto punto de la película, se perfila como absurda, cómica, casi acariciando un slapstick. Mehmet Akif Büyükatalay mira con sentido del humor un hecho difícil de curar o sanar. Podrás salvarte del incendio, pero siempre tus cosas o prendas quedarán impregnadas de un rancio olor a humo.

viernes, 14 de febrero de 2025

75 Berlinale: The Good Sister (Panorama)

El dilema moral de Rose (Marie Bloching) es efecto de su férreo vínculo hacia su hermano mayor. The Good Sister (2025) relata la historia de una mujer asediada por el remordimiento. La cuestión es: ¿acusar o ser cómplice? La ópera prima de Sarah Miro Fischer nos presenta a una protagonista que a principio figura ser la “oveja negra” de la familia, cuando después un acontecimiento bien podría perfilarse como su momento de redención. El asunto es que esa misma implicaría un costo. Esta película invoca un problema social cada vez más concientizado. No solo son tiempos de valor para denunciar, sino también instantes en que la autocrítica está germinando. Esa es la pauta que percibo de esta historia, en donde Rose parece haber tomado su “decisión”, pero entonces su conciencia o mismo entorno la empujan a reflexionar. El goteo de un caño descompuesto, así como el agrietamiento de una pared provocada por la avería, resulta simbólico o una señal de que todo daño precisa una reparación. Pero a este debate interno se enfrenta el amor fraternal. Muy importante son los antecedentes al conflicto. Rose siendo acogida por su hermano, protector y defensor de su imagen cuestionable.

De ahí por qué me parece acertado observarlo como una película de una persona avistando la redención. ¿Rose logrará poner lo correcto por encima de sus sentimientos? Este es un conflicto clásico, tan clásico que se me viene a la mente películas durante la etapa silente. Por tomar dos ejemplos, el cine de D. W. Griffith o Carl Theodor Dreyer se alimentaban de esos cuestionamientos universales. Dicha etapa del cine se apropiaba de los problemas que se aplicaban aquí y allá. Frente a esa búsqueda, nos presentaban a protagonistas convirtiéndose en mártires o personas dispuestas a hacer grandes sacrificios por el bien. No importaba lo que habían hecho antes. Muchos incluso pertenecían a los bajos fondos fruto de sus pecados. Pero lo importante para la trama era lo que esos personajes harían al final. Juror #2 (2024), de Clint Eastwood, recientemente ha retomado ese conflicto. Su personaje piensa mucho, da señas de culpa y actúa tibiamente para aminorar o corregir sus actos que bien podrían condenarlo eternamente. Lo mismo sucede con Rose. Va a un spa, se desquita con un amante furtivo, riega las plantas. Es una mezcla de terapia, represión y evasión. Y en el camino no deja de resonar: ¿qué harás al final Rose? El título de The Good Sister entonces resulta ambiguo. ¿Buena para quién o en qué sentido?

75 Berlinale: Home Sweet Home (Panorama)

La nueva película del danés Frelle Petersen atiende a una rutina y el impacto emocional que esta genera a su protagonista. Sofie (Jette Søndergaard) es una nueva empleada en un refugio de ancianos. Lo que aparenta una práctica calmada, metódica y disciplinada, de pronto va manifestando una serie de imprevistos. Home Sweet Home (2025) es un relato que se toma su tiempo para comenzar a ir generando expectativas. A principio, la joven trabajadora es como una pieza no clasificada dentro de este espacio, encontrando su lugar y el ritmo. A eso le sigue su etapa de reconocimiento de las prácticas del oficio o zona de confort. Ya lo que sigue será la fractura a eso que se percibía como un acto sencillo. Ahora, lo importante de este drama es que no satura la dramatización. Esta es una película que no se atreve a puerilizar las implicancias de un oficio exigente y poco valorado como es el cuidado de ancianos con antecedentes clínicos. Se podría decir incluso que Petersen se contiene en crear una hecatombe. Tranquilamente alguna de las situaciones por las que transita Sofie pudo haber alcanzado un problema mayor, capaz algún lío legal. La idea del director es más bien percibir cómo el estado de vulneración de la cuidadora va acrecentándose a medida que va pasando los días. Este es un retrato con mucha empatía emocional.

Al margen de ello, hay algo más a lo que presta atención esta trama. Existe la Sofie que labora en el lugar de descanso para ancianos y luego la Sofie que es madre divorciada. Nuevamente, es un rol del que Peterson no pretende explotar y mucho menos sofocar a su protagonista. A medida que la mujer va sobrellevando sus conflictos laborales, su estado de ánimo involuntariamente va creando impases hacia su hija, lo que acrecienta su pesar anímico y cansancio físico. Es lo que es. Habitualmente se piensa que los problemas de casa se dejan en casa para cuando ingresas a tu ámbito laboral, y viceversa. Obviamente, es una pauta radical que no tiene derecho a generalizarse ante la diversidad de personalidades que existe. Dicho esto, el título de Home Sweet Home se perfila como irónico. Consecuencia del egoísmo —porque ese es el germen de sus problemas— es que una mujer de pronto no comienza a reconocer esa fantasía del “dulce hogar” en su propia casa como en las inmediaciones que en teoría debería de ser un lugar apacible para las personas mayores. A propósito, es que surge una ampliación al radio de la empatía. La película de Frelle Petersen no se reduce a identificar el bajón anímico de su protagonista. Están también los ancianos. Hasta cierto punto, su película reconoce en la labor de Sofie como el de una captora de testimonios sobre el abandono. La última secuencia de Home Sweet Home nos recuerda que, si bien Sofie comienza a reconocer una recuperación, esto no se replicará en las otras víctimas del egoísmo.