miércoles, 14 de agosto de 2019

23 Festival de Lima: La camarista (Competencia Ficción)

A diferencia de distintas películas que grafican rutinas laborales con ánimo de preparar terreno para un quiebre dramático que transgreda esa misma cotidianidad, La camarista (2018) no se interesa en exponer a su protagonista a un cambio radical. En la ópera prima de Lila Avilés, un conjunto de hábitos no implica una sumatoria de pesares que convertirán al personaje principal en una olla de presión. Eve (Gabriela Cartol), una humilde camarista que labora en un lujoso hotel en Ciudad de México, manifiesta una serie de razones que bien podrían orientar su actitud a un remate angustiante. Lo cierto es que aquí sus problemas son tan efímeros como los mismos huéspedes o labores con los que convive esta joven en el hotel. No estamos tratando el caso de un personaje que posee la habilidad o suerte de liquidar los contratiempos o dramas que priman en su rutina fuera del trabajo, sino el de alguien que simplemente sobrelleva su situación.
No es gratuito que la única locación desde donde es reconocida Eve es en el hotel y no en su hogar, espacio que bien estimularía la compasión en el espectador. Avilés no acude al drama social ni está interesada en provocar fuertes emociones. Su personaje, antes de ser un perfil menesteroso, estimula un perfil personal e íntimo. La película es pues una síntesis de la rutina y esencia de Eve, su vida como camarista, madre soltera, interactuando con la gente, reaccionando ante distintos clientes y situaciones a la que se abre con franqueza; pero es mediante esta vía plana que se perciben instantes de un sutil encanto. Es la apreciación por lo cotidiano, que ciertamente es significativo para la protagonista, quien en el transcurso va experimentando un cambio, o tal vez una mera manifestación de un comportamiento oculto. La camarista cierra con lo más cercano a un conflicto, hecho que de igual manera está al nivel de la pauta anímica. Lila Avilés contiene el dramatismo. Ese gesto es el que le otorga un lado sensible a su ópera prima.

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