domingo, 11 de agosto de 2019

23 Festival de Lima: La vida invisible de Euridice Gusmao (Competencia Ficción)

Drama de época parcialmente inspirada en la tradición epistolar. Río de Janeiro, finales de los 40. Guida (Júlia Stockler) y Eurídice (Carol Duarte), las hijas de un comerciante griego, se separan. La primera se ha marchado de casa, y desde entonces las hermanas fantasean con su reencuentro. Karim Ainouz crea un relato en paralelo sobre sus dos protagonistas, ambas viviendo y sufriendo por separado bajo la desigualdad de género estimulada por su entorno familiar y social. Mediante una travesía tortuosa, La vida invisible de Eurídice Gusmao (2019) retrata un panorama caótico para las mujeres de la época con el fin de promover un empoderamiento. La tiranía que se ejerce contra la mujer se cita desde varios ámbitos; el doméstico, el sexual, el laboral, el de las tradiciones familiares, el mismo sistema de salud que, por ejemplo, manifiesta una negligencia impasible contra la concepción. Ainouz reproduce toda una red martirizadora –a fin de cuentas, una realidad por entonces habitual– que sus protagonistas se esfuerzan por derribar.
Pero La vida invisible de Eurídice Gusmao no solo es el sufrimiento desesperanzador, es también el optimismo por un reencuentro. En cierta manera, este es un estímulo que afila a un deseo de trascendencia de las mujeres dentro de un ámbito patriarcal. A partir de ese plano dramático de lazos filiales entre hermanas, es que resuena una película como El color púrpura (1985), historia en donde también tenemos a dos hermanas separadas, aunque en un ámbito distinto y más lapidario, y se genera un empoderamiento femenino. Lo cierto es que en la película de Steven Spielberg, más allá de la conclusión de la historia, hay evidencia de una emancipación femenina triunfante. En el filme de Karim Ainouz, no. En efecto, existen etapas que testimonian un deseo y un resultado positivo; sin embargo, la coda de la película da indicio que el empoderamiento ha quedado varado en el terreno de la fantasía o la utopía. La vida invisible de Eurídice Gusmao se valora tanta desde su plano de crítica de género como dramática, muy a pesar, los convencionalismos son inherentes.

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