domingo, 9 de enero de 2011

RED


A continuación una de esas películas que aparente y nada más: RED. Este filme en lugar de haber sido estrenado una temporada de invierno en EE.UU, debió haberse expuesto a mitad del año, un mes de julio por ejemplo, época en que muchos directores se le ocurre disparatadas ideas tales como: “imagínate a Bruce Willis, Morgan Freeman, John Malkovich y Helen Mirren juntos” “y, qué más” “son ex miembros de la CIA” “¿ex miembros de la CIA?, ¿y luchan?” “sí” “pero están viejos” “esa es la idea”.
Jean Claude Van Damme en el 2008 protagonizó una interesante película titulada JCVD. En esta se observaba de manera dramática la decadencia del actor de acción, rudo y fornido de finales de los 80’s e inicios de los 90’s, aquel que trata de sobrevivir en un mercado cada vez más exigente, víctima de una vejez la cual ni los efectos especiales pueden borrar. JCVD parecía ser un testimonio del actor real, en este caso el mismo Jean Claude Van Damme. Solo como plus, según declaraciones del maduro actor, esta sería su carta de despedida dirigida a todos los fanáticos de sus películas de acción (como que la realización de esta había tocado al actor). Un año después Jean Claude Van Damme estrenó la tercera parte de El soldado universal. Moraleja: “los rudos siempre serán rudos”.
RED más o menos va por ahí. Es el encuentro de una vieja fraternidad conocidos como los “Retired and Extremely Dangerous” (retirados y extremadamente peligrosos). Un grupo de ex-miembros de la CIA se reúnen luego que dos de sus miembros peligran de muerte. Aquellos tipos que parecían haber sido víctimas de una vejez indesligable a su nueva vida, la rutina, retoman las armas para demostrar que siguen siendo los típicos “duros”.
Vamos con los personajes. Frank Moses (Bruce Willis) es el aún líder del grupo, el individuo que ha mantenido una rutina fisionómicamente activa a la que llevaba hace años atrás. Su misma actitud, extraña y desubicada, huraña, sin familia, con apenas un roce amical que sostiene atrás de la bocina del teléfono con una mujer a quien no conoce más que por voz, es prueba suficiente para remembrar al típico sujeto que años atrás se podría haber llamado John Rambo, por ejemplo. Marvin Boggs (John Malkovich) es el desadaptado del grupo. Marvin es a Murdock de A-Team o el personaje de Gunner Jensen en Los indestructibles (2010). Boggs es el que no ha logrado escapar en lo más mínimo de su antiguo oficio, al menos en actitud. Joe Matheson (Morgan Freeman) y Victoria “a secas” (Helen Mirren) son el resto del grupo. El personaje de Freeman, digamos, es Freeman, el que expresa apenas un brote de violencia, el más sumiso del grupo. Mirren o Victoria; la verdad me hubiese gustado verla en sus años mozos, muy por fuera de lo que se podría haber imaginado mis expectativas.
La trama; una símil dinámica ocurrida también en Los indestructibles, una reminiscencia a la época de oro de las películas de acción, aunque que RED combina la acción con la comedia, en ocasiones en tono paródico, mientras que el filme de Sylvester Stallone hace un esfuerzo por mantenerse al margen del género clásico. Algunas escenas ya conocidas: la mujer común y corriente de pronto raptada por un tipo rudo que lo toma por lunático, el resultado, más de una escena hilarante o cómica; la escena del ataque a una autoridad o vicepresidente; un pequeño cuarto como un lecho de armas; los mismos antagónicos, centroamericanos o árabes-musulmanes. Estas y otras más, sin olvidar mencionar que la presencia de Bruce Willis parecía ser una nueva secuela de Duro de matar & amigos.
Un gran traspié de RED es la figura del villano. A comienzos parecía ser el personaje de William Cooper, luego entendimos que no lo era, pues un verdadero asesino no pregunta “por qué o a quien tengo que asesinar”. Supusimos entonces era una mujer, pero su presencia ocasional y aspecto de secretaria. A más de la mitad las sospechas saltaron a la imagen de un vicepresidente, hasta que habló y tembló. El verdadero villano no aparecería sino hasta la última escena, y lo que es más triste, fueron apenas tres sus líneas de diálogo y ya lo vimos en el piso con una bala en la frente. Decepción, después de todo los “duros” habrían luchado con algo más íntimo y personal.
Creo, esa es la conclusión, pues así como ocurría en gran parte de las películas de acción de décadas atrás, las tramas tenían siempre un mismo final moral: el deseo de buscar un mundo apacible, se entiende que para eso tendrán que matar a unos cuantos. El hecho es que los rudos, a pesar de ser rudos, siempre tendrán ganas de echarse a sus sillones a beber una limonada o a compartir sus días tranquilos con la mujer que aman, claro que eso no los priva de ocultar un revolver bajo la almohada.

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