A propósito de IberFilmAmerica -Festival Iberoamericano online -iremos comentando sobre aquellas películas que están dentro de la competencia.
Crónicas (2004), de Sebastián Cordero, es, a mi parecer, una de las mejores
películas realizadas en Latinoamérica. Un guión simple, pero de un tema
sugerente, global y actual, retratado de un modo que parcializa la historia, lo
que agrega un plus a un argumento de naturaleza engañosa, agresivo y
perturbador. Crónicas se codea entre
notables títulos sobre películas que hablan en referencia al discurso
periodístico, la ética y la moral. La interpretación de Damián Alcázar es un
motivo más para ver esta película. Pescador
(2011), al igual que el filme citado, se acerca al lado testimonial, sobre un
sujeto desafortunado que un día observará la “fortuna” de poder sobrevivir de su
estancado mundo. Basado en una crónica ecuatoriana, el director se ajusta al
modo de narrar los sucesos, de manera lineal y contemplativa. Lo cierto es que
no existe buen argumento para esta película.
Sebastián Cordero
gusta de las historias de boletín. Aquellas que hablan de robos (Ratas ratones rateros, 1999), de
asesinos en serie (Crónicas) u otros crímenes
(Rabia, 2009), historias que poseen
un marco contextual, que fijan la realidad, casi siempre caótica, sea dentro de
Ecuador o en calidad de migrantes. El director ecuatoriano se ajusta a un
idioma informativo para hablar a propósito de una situación que sus personajes
lamentan. Es el encuentro con la posibilidad de superarse. Pescador es lo equivalente al “sueño americano”, solo que en una
versión del subdesarrollo, con un humor agrio y pesimista que el personaje de
Blanquito parece llevar siempre por encima de sus hombros. Ciertamente, un
perfil que poco a poco se está extinguiendo dentro del cine latinoamericano, y
que, por lo tanto, ha dejado de ser un atractivo; al menos en la versión que
aplica Cordero.
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