Alberto Gracia en O quinto evanxeo de Gaspar Hauser (2013)
realiza un filme completamente inusual, misterioso, todo un enigma visual y
argumental compuesto por siete fragmentos. En interior, en lo que parece ser un
establo, se alberga a un grupo de personajes curiosos y de apariencia paródica,
pronunciando diálogos escindidos, limitando acciones y las mismas que repiten
como remarcando cada uno su propio paradigma. En exteriores, es la sucesión de
imágenes que acosan a murciélagos aleteando, caballos a pleno trote, carniceros
despedazando reses. Todo esto adoptando una estética desgastada por la calidad de
un formato terroso y maltratado, todo en blanco y negro, asaltando a veces lo
que sería el impulso transgresor de narrar de manera lúdica y repentinamente,
por ejemplo, un lenguaje de cine silente. O
quinto evanxeo de Gaspar Hauser es un filme completamente personal, porque
de seguro solo su autor la sabrá aguantar o entender.
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