viernes, 21 de junio de 2013

El Hombre de Acero

Posiblemente sea desde Spiderman (2002), de Sam Raimi, que la estructura de la iconografía de los héroes y antihéroes del cine –los naturales o adaptados– han observado la necesidad de replantear sus historias y rebuscar de entre sus baúles el origen de sus respectivas naturalezas. Entonces Bruce Wayne, Tony Stark, pasando por Freddy Krueger, Leatherface hasta la raza de simios sublevados, tomaron como punto de partida el retorno a la semilla. Es el retroceso a los primeros hechos o indicios sobre el nacimiento de un salvador o un villano, los mismos que pasan por un proceso de reflexión sobre sus propias tragedias. El espectador así se convierte en testigo del punto de inflexión en la vida de estos personajes. Ese momento en que los buenos decidieron ser buenos y los malos se dejaron arrastrar por el odio, uno justificado o producto de la locura. Lo repetimos, esto se llama tragedia, eso que es innatamente humano, y, que por cierto, hace al humano vulnerable.
El hombre de acero (2013), de Zack Snyder, tiene como gran reto humanizar lo no humanizado. Kal-El (Henry Cavill), además de ser un extraterrestre procedente del planeta Krypton, es Clark Kent, el niño adoptado por una pareja de granjeros, confundido y atormentado por ser distinto a los demás, dueño de una fuerza sobrehumana, pero también víctima del miedo y una profunda desconfianza hacia el “otro”, conflicto que vendrá arrastrando hasta su adultez, lo que más tarde traerá el reconocimiento de su origen y, seguido de eso, su paso a ese punto de inflexión. Snyder, de la misma forma que los antes mencionados, sigue la dinámica de observar al héroe en su estado más frágil, aquello que lo desciende al nivel del individuo común, presa de la duda y la fatalidad. Es la contemplación al drama, eso que desplaza hasta cierto punto a la espectacularidad. Este Superman, sin embargo, no está en condiciones aptas para humanizarse.
El nuevo filme de Zack Snyder en primera instancia adolece de poca complejidad en sus personajes. El protagonizado por Cavill es el explotado por una serie de conceptos humanos que terminan más bien por endiosarlo. Existe además una imperfección en la estructura de los flashbacks que van narrando la temporalidad temprana del héroe. El desorden con que se confunde la niñez con la adolescencia, que van en ida y vuelta, no gestan diferencia entre sí. No se percibe un proceso evolutivo en la personalidad de Kent, en lugar de ello el filme acumula giros dramáticos en la vida de dicho personaje. A esto se interfiere un inequilibrio por asociar estados de ambientes dispersos, puntos de vista naturalista, inclinados a los visualmente alegórico (son los primeros planos a la contemplación de lo inanimado), el melodrama, las batallas espectaculares. Existe una necesidad de forzar el conflicto mediante frases agotadas a boca de padres que se vuelven mártires, antes pregonando sobre cómo un héroe se convertirá para la humanidad en el símbolo de la esperanza. Una denotación actualmente caduca.

1 comentario:

Sebastian N. dijo...

Estimado Carlos, ya está abierta la inscripción para la 2da edición de la Maratón de Cine Film Focus. La misma se desarrollará del sábado 20 de julio al 4 de agosto y tendrá la misma dinámica que el año pasado. El cierre de inscripción es el Domingo 30 de junio. Para sabes más te dejo el link de la maratón (filmfocus-la.blogspot.com.ar/p/blog-page.html)
Saludos y buen fin de semana.

Sebastián