jueves, 26 de diciembre de 2013

Las Mejores Películas del 2013

Son solo siete las películas estrenadas en la cartelera local las que me provocaron gran satisfacción. Tal vez no se conviertan en mis películas de cabecera, pero al menos sé que en un futuro las querré volver a ver. Esto porque me emocionaron. Porque no me decepcionaron, o pueda que solo ciertos detalles, aunque no lo suficiente como para querer reciclarlas.  Estas siete además me invitaron a evocar otras películas o a pensarlas por sí solas, incluso después de pasada las horas o los días. Por lo tanto, no las he olvidado con facilidad, y eso es significativo dada mi frágil memoria.

Hubieron más películas que me gustaron, pero prefiero dejarlas de lado porque sé que no las buscaré. Tal vez las reencuentre más adelante en algún canal de televisión. Entonces las veré con buen humor, pero no por deseo, sino por rutina o por pura casualidad. No le veo la gracia citar películas por descarte o para llegar al menos a un número estimado de películas.

Esta selección entonces es sincera. Son películas que tengo deseos de volverlas a ver. Las otras me gustaron, pero esperaré a que sean ellas las que me encuentren. Las siguientes, son las que recuerdo con ansias:

El terror y el drama comparten una estrategia en común. La familia es el cuadro perfecto para trastocar las sensibilidades, sea mediante el sufrimiento físico o el emocional. Lo imposible se convierte en la contemplación de ambos estados, representando ambos géneros, pero siempre abierto a una historia realista. Lo realista no entendido como “basado en hechos reales”, sino por la misma franqueza de las imágenes. Juan Antonio Bayona es gráfico al momento de representar el dolor. Generar la angustia no morbosa, sino sensible. Su cierre es incluso una evocación a los próximos rezagos de una devastación natural y familiar.


The Master
Lancaster y Freedie es a Drácula y Reinfield. Amo y sirviente; pero sirviente defectuoso, tanto psicológico como físicamente. Se le ve en sus tics, en su postura encorvada, casi atrofiada. El rostro que expresa locura y dolor. Hay devoción, pero también hay rechazo, uno volcado al “padre”; ¿mesías o farsante? Lancaster es a veces palabra y en otras es mito. The master es todo un enigma propio de toda secta. El misterio aquí es fundamental, desde la fórmula de un brebaje hasta las teorías sobre la inmortalidad. Paul Thomas Anderson es provocadoramente insinuante. Joaquin Phoenix y Philip Seymour Hoffman; acertadamente sugestivos.


Amour
Se inicia con una introducción que pone en claro su innegable y fatídico desenlace. Es una muerte anunciada, pero que sin embargo no halla lo trágico en su final, sino todo lo contrario. Amour es una película sobre el martirio, tanto físico como emocional. La convalecencia de un enfermo es también la del guardián. Ambos sufriendo de los síntomas, los que dañan la salud de una mujer y los que desgastan el alma de un hombre. Michael Haneke enclaustra a una pareja y funda en su rutina una pesadilla. Es la impotencia sobre cómo el sufrimiento se dilata, la pesadilla se cristaliza e incapacita al ser. Cómo termina, es solo una salida piadosa del filme.


El matrimonio Warren son investigadores paranormales, y a diferencia de otras empresas, ellos fusionan dos conocimientos de naturalezas opuestas. Uno es científico y la otra espiritista. Es decir, ciencia y misticismo se alían para poner al descubierto al agresor intangible. James Wan con El conjuro se las ingenia para componer lo verosímil desde dos mecanismos. Es el terreno del escepticismo avalando las leyes paranormales, y es además el relato ficcional invadiendo la no-ficción. El principio del filme, más que presentarnos una historia de terror, nos introduce a un testimonio familiar. Son documentos y fuentes las que la protegen.


La memoria y el tiempo son dos catalizadores en la historia de amor de una pareja. Son los recuerdos sucedidos hace dieciocho, nueves años. La construcción de una fantasía y su tránsito a lo real. Lo idílico se enfrenta hoy a la rutina. Todo sucede en un lapso de tiempo, y esto se torna irrecobrable. Entonces se genera la nostalgia, la angustia, la crisis. Antes de la medianoche es una contemplación a la convivencia marital, asediada de añoranzas, actos fallidos, fracasos lejanos, pero en medio de eso, la fantasía lucha por reconstruirse. Richard Linklater compone su historia en base al tiempo. Son los mismos personajes, pero regenerados. Heráclito funciona.


Similar al encierro, la amplitud dimensional del espacio exterior puede también generar claustrofobia y aislamiento. La naturaleza impresionista del paisaje que evoca el tópico del “beatus ille”, es también promotor de un desajuste emocional, donde el retiro se convierte en pesadilla y la soledad desconcierta. Gravedad se sirve de la simulación óptica para provocar confusión. Alfonso Cuarón asocia y explota el manejo de cámara y la profundidad de campo al ritmo de la ilusión gravitatoria. Es el primer plano de un rostro que siembra el pánico, mientras el fondo gira sinuosamente con violencia. Dos sensaciones ajustadas al mismo plano.


Capitán Phillips
Paul Greengrass juega a dos bandos. Son los tripulantes de un navío mercante y los piratas somalíes. Las víctimas y los agresores. Hay habilidad en la estructura sobre cómo construye y retiene el suspenso. El cazador intimida. La presa genera estrategias, incluso cautivo. Capitán Phillips sin embargo provoca admirarla desde un sentido más agudo. El realismo de sus imágenes invita a pensar sobre las dinámicas de la “otredad”. Los personajes ya no como individuos, sino como parte de. Entonces se devela una sutil reivindicación al agresor: es consecuencia de la pobreza. Mientras tanto, patrullas de rescate no salvan, sino “cumplen” misiones.


Preferidas en circuito de Festivales
La casa de Emak Bakia (Oskar Alegría, 2012)
Fango (José Celestino Campusano, 2012)
The act of killing (Joshua Oppenheimer & Christine Cynn, 2012)
Leviathan (Lucien Castaing-Taylor & Verena Paravel, 2012)
El sonido alrededor (Kleber Mendonça Filho, 2012)
Heli (Amat Escalante, 2013)
Stories we tell (Sarah Polley, 2012)
The lunchbox (Ritesh Batra, 2013)


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