Roque (Esteban Lamothe) es un típico adolescente que no es un apasionado del estudio. Luego de intentar suerte con otras carreras, termina ingresando a una relacionada a la Política. El estudiante (2011) plantea la formación de un militante que a pesar de no tener una ideología de por medio, posee una habilidad para la dirigencia. El director Santiago Mitre realiza un filme sobre las dinámicas de la política que parten en las aulas universitarias y que se mudan finalmente a los espacios externos, los sociales y gubernamentales, aquellos que disponen cargos y que resultan ser la carnada más codiciada de las grandes cabezas partidarias. No existe nada nuevo que esta película nos muestre o, al menos, nada que no se espere.
Los debates, el abanderamiento, las traiciones internas y por ahí uno que otros roces emocionales. Lo único vistoso en El estudiante es sobre la transformación fisionómica en Roque, un joven que en inicio se presenta como un chico despreocupado y jovial, sociable y de ánimo entusiasta, para luego transformarse en un estratega de mirada desconfiada, seca, encorvado, con una rutina que está absolutamente envuelta al mundo político, esto a pesar que nunca parece tener una ideología clara o un entendimiento exacto del partido al que pertenece.
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