El director José Padilha retoma nuevamente la historia del escuadrón de la BOPE - Batallón de Operaciones Policiales Especiales y la de Nascimento (Wagner Moura), capitán de esta “Tropa de Élite”, grupo encargado de desactivar y eliminar las fuerzas nocivas que actúan en las favelas. En esta segunda parte, el hombre al mando asumirá un nuevo reto: la corrupción –una fuerza indesligable a la realidad de Río de Janeiro –se ha manifestado en la fuerzas del orden. Nascimento tendrá que enfrentar a este nuevo enemigo; el mismo sistema para el cual labora.
A diferencia de su filme original, Padilha en esta ocasión no resulta tener la misma efectividad. Los mismos discursos que Nascimento se va planteando a medida que va luchando –inútilmente –con los agentes corruptos son los mismos que se repitió en la primera película, solo que en esta ocasión son destinados para el bando al que él sirve. Tropa de Élite 2 (2010) se manifiesta por plantear el ascenso en producción geométrica de los “seudo-vigilantes gubernamentales”, personajes que se han visto seducidos por el lado esperpéntico de los sectores violentos, las favelas, zonas que ellos mismos comienzan negociar y manipular a su antojo, mientras que falsamente se dedican a autoproclamarse como defensores de la nación al comunicar hasta el cansancio la lucha y el compromiso por combatir la criminalidad que se expande en la ciudad.
Nascimento esta vez asume una doble labor paternal, el de su propia familia y el de su compromiso con la BOPE. Tendrá que elegir entre uno de estos. Se reluce así discursos tales como el autoengaño, los principios ideológicos, los valores y sus opuestos, la manipulación gubernamental y en ocasiones la mediática. La figura de la prensa en esta oportunidad posee un rol fundamental, funcionando en ocasiones como el “cuarto poder” que es cazador de verdades, mientras que en otras resulta ser constructor de cortinas de humos, beneficiarios de intereses políticos. La misma política también posee ese lado comprometido con la moralidad, esto representado en la figura del Fraga (Irandhir Santos) quien personifica a una especie de sociólogo afiliado a posturas revolucionarias que más adelante se convertirá en diputado. Hay una propuesta por observar el lado de la izquierda como una senda que no se apaña por medias verdades, una postura política de Padilha que posiblemente se ha contagiado de los últimos dos gobiernos en Brasil.
Tropa de Élite 2 es en gran parte lo mismo de su precuela, solo que esta vez se suman nuevos enemigos: la policía, fuerzas paramilitares, los políticos, agentes y demás factores que promueven la actividad de grupos violentos, aquellos que parecen actuar al ritmo del sistema, un de síndrome de “seguir al líder”.
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