Jean Remy ha viajado de Haití a República Dominicana en busca de trabajo. Sus habilidades son las contables, pero también se desenvuelve como profesor. Además de su lengua aborigen, él sabe francés, inglés y español. Es un creyente fervoroso de Dios y nunca ha tenido un encuentro sexual. Jean Remy es un extranjero en un lugar donde tiene las de perder. No tiene familia ni amigos ni alguna evidencia de vida.
Jean Gentil (2010), codirigida por Israel Cárdenas y Laura Amelia Guzmán, es la historia sobre un incomprendido en busca de fe, una que no necesariamente se sostiene de una divinidad, sino de sí mismo. Jean es un sujeto a la medida de una realidad distinta a la que encontró en República Dominicana. La búsqueda de trabajo de pronto es el reconocimiento de un mundo al que no está conforme y se resiste a acostumbrarse. La marginación y los prejuicios si bien están en el aire, Jean no es víctima de ninguno de ellos. Los personajes que va encontrando en su lugar irán invitándolo a que ingrese a la cotidianidad de su nuevo contexto, sea recibiendo un empleo como constructor o teniendo una cita sexual a su disposición, actitudes que el protagonista siempre rechaza.
Jean es un sujeto que se niega a conocer ese mundo esperando más bien ser reconocido. Hay una fe acérrima a sí mismo. Su carta de presentación es casi siempre su saludo formal: “se hablar inglés, francés y español”, dice. La urbanidad sin embargo es una realidad arraigada a todo este territorio, incluso en el espacio natural, a punto de convertirse en un sembrío de edificios y otras construcciones. Jean Gentil posee una nitidez real en sus imágenes casi a manera de un documental. Las desventuras de Jean pasan a ser un testimonio sobre la inmigración y la resistencia a ser parte de.
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