Marcelo Rasquin realiza un drama familiar sobre dos medios hermanos, ambos con un futuro prometedor para el fútbol; uno empeñado en realizar una carrera en las ligas profesionales, el otro obstinado en continuar una vida delictiva dentro del barrio en el que habita. Hermano (2010) a pesar de contener una trama revisitada sobre el hermano bueno y el hermano malo, manifiesta en ocasiones una dinámica dramática constante que esquiva la posibilidad de caer en la convencionalidad de la trama.
Daniel es el delantero y Julio es el capitán del equipo, ambos son medios hermanos y juegan para la selección de su barrio llamado “La Ceniza”, un lugar apartado de una urbanidad prolífica donde la pobreza y la delincuencia es pan del cada día y las oportunidades son escasas o cuestión de suerte. La historia se inicia cuando un busca talentos ha invitado a los dos hermanos a un entrenamiento de prueba para postular al “Caracas Fútbol Club”, uno de los equipos profesionales con mayor fama en Venezuela. Los hermanos están dispuestos a tomar la práctica, sin saber que una tragedia cambiará la situación de las cosas. Es en este instante que Rasquin crea la confrontación entre los dos hermanos. El “bien” y el “mal” se enfrentan. El drama ha despertado el lado conflictivo de este último, uno que mantenía al margen de su familia, pero que luego de la desgracia, se ve en la necesidad de tomar preferencia a su “vínculo vital”.
A partir de aquí, Hermano toma como referencia a las películas del género de pandillas y la adolescencia rebelde. Un dilema que provoca Rasquin es sobre el significado de “hermandad”, lazo que por un lado asume Julio respecto a Daniel y por otro respecto a su pandilla. No existe aquí el lazo de consanguineidad. Daniel y Julio son medios hermanos y esto provoca que dicha filiación tenga un nivel similar al que tiene Julio con el grupo al que pertenece. A partir de esta idea, se habla sobre la naturaleza de las pandillas, sobre la cabeza del grupo, las reglas de cada miembro y el vínculo familiar que los une, sea protegiendo a los suyos o no dañándolos. Julio además refleja esa actitud arraigada a la violencia. Él es testarudo, impulsivo y voluble. Esto sin embargo no perturba lo suficiente a Daniel quien asume una actitud a la defensiva, siempre con un idealismo de por medio.
Hermano peca de moralidad, una que es rebosante en el personaje de Daniel. Los instantes en que los hermanos se confrontan, son apaciguados prontamente por el “bueno” de la familia. Julio es rebelde, pero su hermano siempre pone la otra mejilla, siempre dispuesto a flamear bandera blanca. Los momentos más dramáticos surgen cuando los hermanos pelean, pero la moralidad se asoma, el conflicto cesa y el filme deja de funcionar. Cada vez que Daniel asume ese carácter rebelde de Julio, el drama fluye, esto a raíz de que el personaje violenta su propia naturaleza, algo que ocurre un par de veces como caso del final de la película, siendo este uno efectivo por lo inesperado de los hechos.
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