lunes, 8 de agosto de 2011

15 Festival de Lima: Sección Competencia de Ficción: Las acacias


Una de las grandes tónicas de las road movies o “películas de carretera” es la de representar a un grupo de personajes que guardan o se resisten a manifestar una condición opuesta a la suya. El largo viaje por carretera de dos o más personas en un mismo vehículo, es la escusa perfecta para poder descubrir la veracidad de los hechos, sobre el lado interno de cada personaje, ese lado borroso e incógnito difícil de percibir a primera vista. Las acacias (2011) es un filme que hurga en lo lado más recóndito de un hombre solitario a través de sus gestos, su silencio y el escaso diálogo.
Pablo Giorgelli dirige una película que dice mucho sin hablar tanto. Rubén (Germán De Silva), un camionero argentino, tiene que llevar un cargamento de madera desde la frontera de Paraguay hasta la ciudad de Buenos Aires, el mismo lugar de destino de Jacinta (Hebe Duarte), una paraguaya que trae una bebe de pocos meses. Rubén, a pedido de un amigo, hará el favor a Jacinta de transportarla. Giorgelli junta a dos extraños, dos sujetos de naciones distintas que se van conociendo mediante sus escasas acciones y reacciones; prendiendo un cigarrillo uno, abriendo la ventana la otra. Rubén y Jacinta si bien comparten sus vidas superficialmente, el trayecto provocará que ambos vayan aflorando lo reprimido, un lado de sus historias que evoca soledad y nostalgia.
Los dos personajes de Las acacias coinciden en no expresar oralmente detalles de sus vidas. Jacinta tiene un presente que ha dejado sin padre a su hija, mientras que Rubén posee un pasado que lo ha dejado sin familia. Ambos son huérfanos, un vínculo que los une y los hace entrar en confianza sin la necesidad de diálogos. Entre Rubén y Jacinta no existen conversaciones, son apenas breves intercambios de palabras lo que sucede, pero en su mayor parte es mediante los silencios que estos se comunican. Cada vez que Rubén mira a la niña, este manifiesta un afecto paternal. Jacinta, por su lado, provoca una relación marital cada vez que consiente a Rubén dejándolo descansar o aplazándole el tiempo de llegada a Buenos Aires. Cada uno busca del otro eso que ha extraviado o le es ausente.
Las acacias es la historia de dos personas que van subsanando sus vacíos –de su pasado o su presente –a través del otro. Dos desconocidos que en medio del silencio y las miradas van acertando lo que piensa o siente el otro. Rubén, Jacinta y la niña, es el relato de una familia provisional que se enrumba en un camino de encuentros personales, pero a la vez ajenos. Las acacias no cumple con las expectativas a pesar de haber ganado un premio a Mejor Ópera Prima en el último certamen del Cannes. Su finalidad contemplativa termina por desmotivar al propio filme.

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