lunes, 26 de julio de 2010

Lo mejor del Festival de Lima


Aquellas que no se debe de perder por motivo alguno en la sección oficial de películas de Ficción son, en primer lugar, las peruanas “Contracorriente” y “Octubre”. Ambas cintas traen consigo una multitud de reconocimientos, además de premios. En Argentina, un duro candidato es la película de Pablo Trapero, “Carancho”, la historia de un amor entre dos personas inundadas en sus conflictos personales. “El vuelco del cangrejo”, filme colombiano ganadora del Premio a la Crítica en el Festival de Berlín, cuenta el debate entre unos pobladores de la costa colombiana que se enfrentan ante la posible desaparición de su pueblo que está siendo invadido por el “progreso”. La película boliviana “Zona sur”, ganadora de dos premios en el Sundance por Mejor guión y Mejor dirección, es la historia de una familia de clase alta que se ve enfrentada ante los cambios sociales dentro de su nación. La uruguaya rodada en una sola toma, “La casa muda”, es una de las más atractivas y curiosas por ser un film del género de terror, un género inusual hasta ahora dentro del Festival. La chilena “Navidad”, de Sebastián Lelio, historia sobre la pérdida de la inocencia en tres adolescentes un día de Navidad.

Otras películas por considerar en esta misma sección está la argentina “Rompecabezas”, la brasileña “Viajo porque necesito, viajo porque te amo”, la costarricense “Agua fría del mar”, las tres mexicanas “Norteado”, “Crónicas chilangas” y “Alamar”, y por último la colombiana “Rabia”. Los que no tuvieron la oportunidad de ver “Paraíso”, sea considerado dentro de la lista principal.

Para la sección oficial de Documentales está la argentina “Pecados de mi padre”, relatos biográficos de Pablo Escobar contadas por su hijo. “Los dos Escobar”, documental colombiano, donde también se habla del mismo Escobar y del deportista Andrés Escobar, sustentándose la relación existente entre sus muertes. “Moscú”, del brasileño Eduardo Coutinho, que se enfoca entre el límite de la ficción y la realidad, cuando se va realizando los ensayos de una obra teatral. “Nostalgia de la luz” y “Mi vida con Carlos”, documentales chilenos, teniendo el primero la Mención especial del jurado en Cannes. Ambos retratan desde sus puntos de vista el inacabable tema del cine chileno, la memoria. El documental paraguayo “Cuchillo de palo”, narra sobre las injusticias cometidas en el tiempo de la dictadura de Stroessner. Y por último está la peruana “Chungui, horror de lágrimas…una historia peruana”, que son testimonios en tiempos de la violencia ocurridos en dicho pueblo.


Fuera de competencia

Entre las películas latinoamericanas está la colombiana “Retrato de un mar de mentiras”, la argentina “El secreto de tus ojos”. En la muestra de Cine de Valencia está el documental “Bucarest, la memoria perdida”. En la Semana de Crítica de Cannes está el documental danés “Armadillo”, las películas francesas “Lascars” y “Rien de personnel”, y la película mexicana “Revolución”, dirigida por varios directores, tales como Carlos Reygadas y Amat Escalante. En el espacio de Presentaciones Especiales está “A single man”, de Tom Ford, la española “Celda 211”, según su crítica nacional, una de las mejor hechas en los últimos años dentro del cine español, el documental francés “Océanos”. Finalmente dos joyitas, “The cove”, documental estadounidense ganador del Oscar, y “The ghost writer”, del controvertido Roman Polanski.

Dentro del Festival se podrá apreciar también una muestra de la directora mexicana María Novaro, siendo “Danzón” su más aclamada. Homenaje a la familia Barreto, donde se proyectará la emblemática “Vidas secas”, de Nelson Pereira dos Santos. La retrospectiva de este año será al francés Jacques Tati, su más representativa, “Mi tío”.

lunes, 19 de julio de 2010

XIV ENCUENTRO LATINOAMERICANO DE CINE



Hoy se publicaron en el diario El Comercio la lista de las películas y documentales que estarán compitiendo en el 14 Festival de Lima, organizado por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Entre las novedades del Festival está el estreno en el Perú de dos de las películas nacionales más esperadas: "Contracorriente", de Javier Fuentes-León; y "Octubre", de Diego y Daniel Vega. Estas junto con "Paraíso", de Héctor Gálvez, serán los candidatos que representarán al Perú en la Competencia de Ficción. "Chungui, horror sin lágrimas...una historia peruana", de Felipe Degregori, es el único documental que nos representa en la competencia de su género.

Un dato curioso es que en esta oportunidad se incluye a la Competencia de Ficción una película de Nicaragua, "La Yuma", de Florence Jaugey, y una de Costa Rica, "Agua fría de mar", de Paz Fabrega. En esta ocasión, el jurado dentro de esta sección contará con la presencia de la directora peruana Claudia Llosa. Entre los invitados están el director argentino Pablo Trapero, el director brasileño Bruno Barreto y la directora mexicana María Novaro. Hay la posibilidad que se cuente también con la presencia del actor argentino Ricardo Darín.

El artículo de El Comercio y la lista completa de los candidatos:

miércoles, 7 de julio de 2010

Sobre "huecas" y "amanerados". El machismo y las normas de género en Toy Story 3


Semanas atrás, la revista feminista Ms. Magazine publicó un artículo titulado: “Third time still not the charm for Toy Story’s female characters”. Como su mismo título afirma, hay una gran ausencia latente frente a los personajes femeninos en esta tercera secuela de los juguetes Pixar. El artículo es el siguiente:
El largo del escrito es una defensa respecto a la desigualdad de géneros que no solamente Toy Story 3 vende, sino gran parte de la producción Pixar. Natalie Wilson, redactora del artículo, afirma que existe un sabotaje contra los personajes femeninos que han sido reducidos en número, y que además ceden ante la autoridad masculina. Hay también una defensa frente al tercer género, el homosexual, y otras breves aserciones de otros sujetos que son el complemento de su idea, pues al igual que sus anteriores terminan siendo un gesto que va suministrando lecciones machistas, tal y cual pasa como en la vida real.
I
Wilson indica que estudios del Instituto Geena Davis sobre Géneros y Medios de Comunicación, han comprobado que existe la probabilidad que la proporción de tres sujetos masculinos frente a un femenino, provoca en la conciencia del infante razone, a futuro, bajo los estereotipos de género. Esto quiere decir que la escasez de personajes femeninos en un programa “X” puede engendrar en el niño el pensamiento que un hombre es mejor, o más representativo, que una mujer, derivándose de esta toda una categoría de razones que robustezcan su nuevo conocimiento, abriéndose paso a nuevos gestos machistas que posiblemente se irán complementando dentro de la sociedad.
En la actualidad, es inevitable que la crianza infantil no esté interpuesta por la presencia de los productos mass media. Estos al estar a la intemperie de toda “familia postmoderna”, los padres no tendrán opción a que su primogénito conviva (o sea educado) con una tv, un radio, el internet u otros canales, espacios que un adulto común y corriente consume a diario. A parte, se entiende que la recepción del infante es inmediata, agregándose además que su cultura mediática (desde muy menor) es arraigada. El caso Toy Story, si bien es una franquicia que es consumida por un promedio aceptable de público adulto, es de esperar que son el público infantil los que están a la expectativa de esta serie animada, por lo tanto, no es de extrañar que posiblemente son sus pequeños héroes y protagonistas, modelos para su vida diaria.
II
La presencia de la madre, obviamente, no es representativa. Toy Story (1, 2 o 3) es una historia que habla sobre los juguetes y su relación con los menores. El que exista un “nombre” (identidad, según intenta exigir el discurso feminista de Wilson) para la mamá de Andy, está demás. Es claro que la presencia de los adultos en este “mundo de los juguetes” es complementaria, casi alternativa. Entonces no existe mal juicio en los creadores Pixar, respecto a que “hasta ahora no existe nombre para la mamá”. Este razonamiento no queda ahí, Wilson agrega además sobre cómo termina manchada la presencia paternal dentro de la historia.
La madre de Andy incidentalmente manda a la basura el bolso que contenía a los juguetes; primera metida de pata. Los juguetes lograrán escapar de la basura para luego refugiarse a la caja destinada a la guardería-cárcel Sunnyside, transportada, una vez más, por la madre de Andy; segunda metida de pata. Frente a esto, Wilson afirma que la madre queda como provocadora de los infortunios de los juguetes. La pregunta es, luego de esto: ¿Los niños tendrán un resentimiento hacía esa madre que no tuvo la prevención de cerciorarse lo que había dentro de la bolsa antes de dejarla junto a la basura? ¿Existirá en sus cándidas mentes una leve desconfianza frente a sus propios padres producto de la acción de la madre de Andy? Es más que exagerado el juicio que intenta imponer en este caso Wilson.
III
En Bichos (1998) es la hormiga Flick, en Monster Inc. (2001) son James P. Sullivan y Michael Wazouski, en Cars (2006) es Rayo McQueen, en Ratatouille (2007) es Remy, en Up (2009) es Carl Fredricksen y Russell, y por último, en toda la saga de Toy Story (1995 – 1999-2010) han sido Woody y Buzz Lightyear. Tan solo tres producciones de Pixar (Buscando a Nemo, Los increibles y Wall-E), frente a las ocho mencionadas, han tenido a personajes femeninos ocupando un rol principal. A esto se agrega además que dentro de sus personajes secundarios, el estudio que cita Wilson, respecto a que por cada personaje femenino existen cuatro masculinos, sí es dable, e inclusive, en casos sobrepasa el número cuatro frente a un femenino.
En la primera entrega de Toy Story la presencia de Bo Peep, la pastorcilla de ovejas, era el único juguete que representaba al género femenino. En Toy Story 2 se sumó la vaquerita Jessie y una muñeca Barbie. En su última entrega, siguió Jessie y una nueva Barbie, esta vez sin Bo Beep. Además se sumaron las casi mudas intervenciones de un pulpo morado y un par de juguetes de una niña llamada Bonnie. Es también en esta última película que aparecieron muchos nuevos juguetes masculinos, acertando así que obviamente Pixar ha declarado poseer un machismo cauto. La presencia de los juguetes femeninos en Toy Story 3 ha ido en caída respecto a sus anteriores. Pero lo que genera suspicacia es, cuáles fueron los “supuestos” motivadores de la Pixar a crear a sus, tan escasos, personajes femeninos.
IV
Natalie Wilson afirma que además del escaso protagonismo de las figuras femeninas en Toy Story 3, es cómo se representa a estas dentro de un mundo de juguetes “masculinizado”. El caso de Barbie es el más notorio. La muñeca de plástico está representada como una muñeca llorona, débil, la única que se lamenta (muy diferente a quejarse) del abandono de su dueña. Barbie está dentro del estereotipo de las “chicas soft”, aquellas que se quiebran con gran facilidad, dejando al macho que se ocupe de la actitud fuerte del caso. Wilson coloca además a Barbie como la desertora del grupo, esto debido a que la famosa muñeca prefiere vivir junto a Ken y su lujosa, y tan adecuada casa; justo a su medida. Más que desertora o traidora de sus amigos, Barbie es la mujer materialista, banal, una propiedad que durante la larga historia de la humanidad, la conciencia machista ha ido otorgándole a la mujer.
Un segundo caso es el de la Señora Patata. Dos son las cualidades que Wilson le otorga: bocona y coqueta. Lo primero se recuerda cuando el mismo Lotso dice que es preciso sacarle la “boca” a esa patata, pues habla demás. Lo de coqueta se es explícito a la llegada de la guardería Sunnyside y cómo la Señora se sorprende al tocar los fornidos bíceps de un juguete-insecto. La Señora Patata así representaría a todas las “señoras”. Un tercer caso, que lo pasó por alto Wilson, es la nueva Jessie. Esta vez la observamos sin menos ánimo en relación a la Jessie de Toy Story 2, una vaquera dinámica y aventura. Posiblemente la primera escena del tren podría responder a su antigua personalidad, más es preciso tomar en cuenta que este fue una historia imaginada por Andy, y no fueron los actos propios de Jessie. Entonces por qué Jessie habrá perdido protagonismo en esta secuela. Algunos dirían, por qué no la sacaron como a Bo Peep, en fin y al cabo iba a ser lo mismo. Frente a esto respondo la suspicacia que se me había generado en la parte anterior, sobre cuál es el motivador que la Pixar toma para crear sus personajes femeninos.
En Toy Story tiene que estar Bo Peep. Por qué, porque el héroe, Woody, necesita de una pareja. En Toy Story 2 es protagonista ahora un nuevo personaje femenino, Jessie. Por qué, porque el héroe en esta segunda parte es Buzz, y él necesita de una pareja. Ahora, por qué sigue Jessie y no Bo Peep en la tercera parte. Porque entre las dos, la más atractiva para el público definitivamente es Jessie. Es así como Pixar se animaría a crear sus personajes femeninos: todo “macho” necesita de su “hembra”. Esta idea se complementa con lo también mencionado por Wilson, sobre el estereotipo femenino en Toy Story 3. Barbie al hacer un comentario “inteligente” provoca un efecto de “reverso” en sus oyentes: lo que dice la muñeca no se oye inteligente sino raro o gracioso, tal vez porque el prototipo de Barbie no está adecuado a los parlamentos inteligentes, en contra parte, se le merece tan solo los comentarios tontos. Sin querer los de Pixar le dijeron “bruta” a la rubia muñeca.
V
Pobre Ken, no me imagino que tan duro será para él vivir en medio de un grupo de hombres que no saben diferenciar entre el lado fashion y el ser amanerado. Ken anda de un lado a otro mudando de ropas, un bronceado eterno, luciendo bufandas multicolores (la misma Barbie le dice que por qué usa su bufanda), víctima de dedos que le apuntan y le dicen: “eres un juguete para niñas” y el responde, “yo no soy un juguete para niñas, que no lo soy”. Lo trágico es que al menos el sigue siendo lo que es, un metrosexual, desde mi perspectiva, detalle que dentro de Sunnyside es equivalente a ser maricón.
Wilson informa que un mensaje, subliminal, quedará grabado en los niños, futuros hombres de la sociedad: lo peor que uno puede ser es ser niña u homosexual. Ken al no desear (o aceptar) ser muñeco de niña, está negando al mismo género. La escena donde un gusano bibliotecario piensa que el muñeco de Barbie anda en tacos rosas, no le es de extrañar. Hace como un ademán que simula decir: ya sospechaba. El grupo de los juguetes entonces está casi seguro que Ken en realidad quiere ser “una Barbie”, es posible que por eso siempre lo fastidien diciéndole indirectamente “muñeca”. El insecto, el pulpo (o la pulpo), el que cambia de cara, el robot y otros muñecos se convierten así en homofóbicos.
Un estereotipo más en el saco es la presencia del latin lover, dice Wilson, cuando Buzz repentinamente se modula en un astronauta “españolizado”. El latin lover entonces responde al típico enamorador, siendo la vaquera Jessie, su maja, su presa, su amor "al paso".
Todo lo escrito muy a pesar no lo convierte a este filme en una “mala película”, lo mismo afirma Natalie Wilson. Que el presente artículo sirva como una demostración de qué tan extenso puede ser la lectura de una película, no siempre apuntando a un lado positivo. No se confunda la calidad del cine con el discurso empleado. El motivo que le otorgo es pues producto de una afición al estudio de un buen filme. Para Wilson sin embargo, es más que eso. El mismo slogan de su revista lo afirma: más que una revista, un movimiento.

domingo, 4 de julio de 2010

Toy Story 3


* Posible alerta de spoilers

Las trilogías y las secuelas a través del tiempo han ido estigmatizando en nuestro saber, que la diferencia entre su producto original y sus posteriores entregas obedecen a un efecto de “ley de gravedad”; todo lo que sube debe de bajar. Obviamente “los siguientes” nunca se igualarán a “su original”, siempre se comenta. Esto no ajeno a famosas sagas como Star Wars, Volver al futuro, Matrix, Shrek, entre otros. Cada uno con un linaje que a pesar de su descenso cualificado, siempre ha sido un propósito de expectativa.
Toy story 3 es respecto a sus dos precedentes, la mejor. Ubicar una trilogía en estos últimos años, tan sublime desde su inicio hasta su fin, sería forzar a la memoria a una aproximación lejana. En la última década ha surgido una oleada de sagas que han finalizado sus tramas con un gesto improvisado, engañosamente disfrazados de una tecnología de punta, como para salir del apuro. Nunca las “últimas batallas” habían resultado tan decepcionantes, nunca antes las “nuevas aventuras” habían resultado tan familiares. El cowboy Woody y el astronómico Buzz Lightyear, en esta, su última entrega, dan cátedra de cómo los héroes renacen de las cenizas (11 años después) para ascender al Olimpo y ser divinizados. Esta nueva historia, a manos del director Lee Unkrich (director de Buscando a Nemo y Monstruos S.A.) y el guionista Michel Arndt (guionista de Pequeña Miss Sunshine), se inicia días antes de la partida de Andy, ahora convertido en un adolescente de 17 años, rumbo a la universidad. La intriga se origina cuando los juguetes de siempre comienzan a preocuparse por su futuro incierto.
Pixar ha dejado en claro que sus temáticas son notablemente relativas, generacionalmente hablando. Estas abarcan desde el valor de la amistad hasta el valor humano. Su idioma puede ser por lo tanto tan sutil pero a su vez desgarrador. Lo que para un niño la vejez puede representar la simpatía de un anciano renegón, para un adulto representa la soledad, el pesimismo, la desidia, el preámbulo de la muerte. Toy story 3 no es ajeno a esta regla. Los juguetes de Andy toman una sensibilidad humana inquebrantable. La realidad de los juguetes es limitada. Uno al otro recuerda a aquellos juguetes que no sobrevivieron con el tiempo. Todos sabían que “ese” día en cualquier momento iría a llegar. Andy se marcharía, y es obvio que ahora él no tendrá tiempo para jugar. Frente ellos tres son las opciones: ser parte del desván, de una donación o de la basura. El primero representa el olvido, el tiempo será el responsable de decidir si la próxima generación de la familia contará con ellos. Ser parte de la donación es la mejor salida, representa la esperanza de dar significado a lo que son: juguetes; brindando alegría a otros niños. La última será la opción más trágica. Ser parte de la basura es perder su significado, es poner fin a su existencia. No más arrancarán sonrisas, no más serán cómplices de la imaginación infantil. La transición de ser juguetes felices a ser juguetes desechados, convierte sus vidas en tragedias.
Para Woody el significado de “ser tu juguete” va más allá del pertenecer a alguien o ser dueño de alguien. El tema de la fidelidad y el amor incondicional salen a flote. Woody ha reconocido que Andy ha crecido y ya no es el mismo niño que en sus días de juego lo convertía en héroe. Muy a pesar de esto él confía, e inclusive ciegamente, que Andy no se olvidará de ellos y nunca permitiría que los echen a la basura. El astronauta y los demás piensan diferente. Los soldados de plástico han desertado y es preciso que ellos también; la alternativa es Sunnyside, el nuevo refugio donde reencontrarán viejos recuerdos, como el de los interminables juegos donde todos participaban en familia. Woody decidirá seguir a Andy, mientras que sus amigos tomarán un nuevo rumbo. A esto le sigue el valor de la amistad, el de amigos por siempre, y el del adiós. Woody ha entendido que nunca debió separarse de sus amigos. Entenderá además que es momento de dejar a Andy. Él ahora es casi un adulto, pero ha comprobado que nunca dejará de ser completamente un niño. Woody y los demás jugarán por última vez con Andy, tal vez el último juego, más quedará en el recuerdo de cada uno las miles de aventuras que disfrutaron juntos. Adiós, y amigos por siempre; “la aventura nos aguarda”.
Aparte de su entrañable historia, Toy Story 3 se lleva los laureles por ser una historia diferente a sus anteriores. Con un estilo narrativo distinto ajeno a las dos primeras, Unkrich y Arndt utilizan técnicas narrativas como el flashback (la historia de Lotso) o una falsa historia dentro de la historia (en la primera escena, el juego imaginario de Andy). Si bien su anterior director John Lasseter, se había encargado de crear los personajes principales dentro de la historia, aparecen otros que además contienen una gran riqueza personificada. Lotso, irónicamente, un oso de peluche con olor a frutas, es un juguete despiadado, inundado por una ira que va filtrando a los demás juguetes. Bebote, un muñeco nada tierno, será su brazo derecho, bautizado como el verdugo de aquellos que desobedezcan las leyes dentro de Sunnyside. Ambos se coronan como dos de los villanos más temibles dentro de la generación Pixar. Toy Story 3 hace además tributo a las películas western, a las de ciencia ficción (estas mostradas en la primera escena), al género carcelario (la construcción y el escape de Sunnyside), al género de los gansters (el perfil de Lotso está modelado en los patriarcas de la mafia), al terror clásico (reflejado en el aspecto grotesco y tétrico de Bebote, un Frankenstein de juguete), además de un cameo de un personaje de Hayao Miyazaki (de Mi vecino Toroto, 1988).
Hace 15 años Pixar veía a la luz a su primer primogénito, Toy Story (1995), una película que traía consigo una nueva revolución en la definición animada por computadora. Toy Story 3, sin bien no es lo mejor de Pixar, es un buen ejemplo del progreso en ascenso de las películas que ofrece esta aún joven industria.

sábado, 3 de julio de 2010

El cine regional "hoy"

El blog Retablo ayacuchano ha posteado semanas atrás un artículo que es preciso tomar en cuenta. Tres son los puntos en los que se concentra el escrito: lo último del cine regional, sobre el apoyo de Conacine a su espacio y cómo el mercado mortifica sus producciones. Un testimonio sobre el cine nacional desde Ayacucho. Aquí el link:

jueves, 1 de julio de 2010

Illary (Amanecer)

Illary formó parte de la competencia de Ficción en el 13 Encuentro Latinoamericano de Cine en Lima. Dirigido por Nilo Pereira, este filme se contextualiza durante el gobierno de Fujimori. El Perú se encuentra viviendo una crisis política interna. Manipulada por el Servicio de Inteligencia a manos del “Doc” y conviviendo con los rezagos terroristas, la población ignora de esta oscura realidad. La historia se concentra en Ana y Eva, dos jóvenes provincianas, hijas de un mismo padre, que ignoran dicha filiación. Ambas fueron en su pueblo natal amigas, que por motivo del terrorismo, tuvieron que migrar a la capital en busca de estabilidad. Ana se ha convertido en una sumisa suboficial al servicio del SIN encargada de “chuponear” las llamadas a distintos personajes. Eva es una estudiante universitaria, partidaria de un grupo político interno, que además para su ignorancia está relacionado con fuerzas terroristas.
Nilo Pereira años atrás había estrenado su ópera prima Ni con Dios Ni con el Diablo (1990), película que se familiariza con Illary. Ambas hablan del dilema que surgió en tiempos de la guerra sucia. Entonces el provinciano fue el sujeto más oprimido e indefenso pues sufría tanto de las manipulaciones senderistas, como de las persecuciones militares. En su primer largometraje, Pereira toma a un campesino que está continuamente en fuga dentro de su provincia por ser perseguido a manos de los senderistas. Su escape a la capital resulta ser un fracaso, pues es confundido por un insurgente y hostigado también por las fuerzas militares. En Illary el asunto va por el mismo trecho. Tanto Ana como Eva han escapado de la realidad trágica que se vivía en las provincias. Su migración o escape del infierno es una ilusión. Ambas mujeres terminarán enterándose que la situación entre la provincia y la capital es la misma. Los distintos contextos terminan siendo un medio convulsionado por la corrupción y la inconformidad política. Las dos mujeres reconocen en la capital, al igual que el personaje de Ni con Dios Ni con el Diablo, que Lima es tan pernicioso e infernal como la misma provincia. Muy a pesar en Illary el final es distinto. El primero termina siendo un laberinto sin salida, no existe ningún medio para escapar del terror. En el segundo, “illary”, palabra en quechua, significa “amanecer” El final en esta última película de Pereira es esperanzadora. Ana y Eva, se han enterado de su filiación. Nuevamente dentro de su pueblo natal, esta vez baldío y maltratado por el azote terrorista, deciden reiniciar sus vidas, apostando por un futuro educativo.
El filme de Pereira respecto a su primer largometraje tiene un sentimiento positivo posiblemente producto de la Reconciliación generada por la Comisión de la Verdad. Claro que para entendimiento de sus personajes, más que reconciliación, es dejar atrás las cosas y observar un nuevo amanecer. Final un poco polémico, que niega las experiencias padecidas por distintos pobladores tanto de provincia como de la capital. Illary no es una película defectuosa, aunque parece no esforzarse mucho en distintos factores. No existe una apreciación virtuosa en algún momento sobre su edición fílmica, muy a pesar su trama resulta siendo lo suficientemente verosímil como para no resultar tediosa. Su película se encasilla en una labor testimonial, no hay una proyección o pensamiento fuera de sus personajes principales.