Luego de la hilarante Sin vagina, me marginan (2017), el director Wesley Verástegui realiza un segundo largometraje que pretende estar al otro lado de la orilla. Más allá de ser una historia que asiste al tópico de la venganza, es un argumento que tiene un gran interés por generar un alegato que manifiesta una preocupación social y ética. El niño que no quería matar (2020) es una película de postura aleccionadora. Su historia tiene el esquema y la personalidad de una fábula dado que las lecciones dramáticas o trágicas son un síntoma de los antecedentes amorales. Es decir, los que se portan mal en este relato reciben su merecido. Ahora, esto no significa que exista alguien que se ha portado bien y reciba alguna retribución. Eso estaría bien para una adaptación de Disney, pero este no es el caso. Verástegui nos introduce a un contexto depravado. No hay espacio público que no supure algún efecto nocivo e indecente. El ámbito educativo, político, judicial y los medios de comunicación están contaminados de agentes y mensajes deshonestos. Es un universo en donde la Caperucita roja estaría destinada a ser engullida por el lobo, a menos que ella se convierta en el lobo.
martes, 20 de octubre de 2020
Cineaparte: El niño que no quería matar
lunes, 19 de octubre de 2020
7 Festival de Trujillo: Voces de San Valentín / Tecnicolor / Incondicional (Competencia de cortos)
En el documental de Giusseppe Mancilla y Leslie Gordillo, la cámara se desplaza por los espacios públicos para descubrir a las parejas en un Día de San Valentín. En paralelo a esos cuadros románticos, voces en off de personas anónimas nos testimonian sus historias de amor. Voces de San Valentín (2020), a primera vista, se presenta como una oda sentimental al significado de esa célebre fecha. Lo cierto es que es todo lo contrario. Los directores, a propósito de ese escenario idílico, invocan evidencias de personas revelando el lado, a veces, consecuente de la etapa del enamoramiento. Las voces, que en un momento confesaban el principio de un romance que generaba las expectativas de un sentimiento perpetuo, derivan al recuerdo de una mala experiencia romántica. En tanto, las imágenes de San Valentín van emulando ese lado desencantado de una fecha que ocasionalmente se basa en fantasías propias de un romanticismo que no encaja con la rutina o el resto del calendario.
7 Festival de Trujillo: Leche para dos / Huamanga / El nido (Competencia de Cortos)
Leche para dos (2020) nos presenta un testimonio de la paternidad. En la película de Diego Bedoya, el protagonista es un padre adolescente y soltero que lleva una rutina que evidencia la inexperiencia propia de una persona de su edad. En una escena en particular, el director nos señala incluso cierto carácter negligente frente a ese otro personaje del que se supone debería ser responsable: su menor hijo. Bedoya descubre con objetividad esa paradoja del hombre que está al cuidado de alguien, cuando más bien este todavía parece no cuidar del todo bien de sí mismo. Sucede además que este personaje también manifiesta una inmadurez en el plano sentimental. Es como si no estuviera asimilando esa lección que la vida le asignó. Pero lo que hace atractivo a Leche para dos es que todos estos anticipos son un simple deseo de darle la vuelta a la expectativa. La historia, que iniciaba como el muestrario de un padre de postura indolente, termina por descubrirnos con sutileza marcas sensibles y reveladoras que se niegan a fabricar posibilidades dramáticas o pesimistas. Tal parece que se avista la introducción a la historia de un adolescente transitando a la adultez de la mano de la paternidad.
sábado, 17 de octubre de 2020
7 Festival de Trujillo: Ciclo de carga / El extraordinario brillo de Jesús María / Otra forma de ver (Corto en competencia)
Un ejercicio a propósito de la contemplación de una rutina. Ciclo de carga (2019) es un documental que atiende desde una perspectiva particular a la faena laboral de los estibadores del puerto Masusa, ubicado en la ciudad de Iquitos. Daniel Martínez alude a la tradición filmográfica que observa a “lo poco extraordinario” interpuesto por un filtro que estiliza y dramatiza la imagen. Es decir, a los ojos del cine, la acción habitual es capaz de convertirse en una experiencia plástica y estética. Son los experimentos que, a principios del cine, el teórico y director ruso Dziga Vertov empleaba en su deseo de buscar nuevas formas de expresión, por ejemplo, al alterar el registro de lo real o el ojo humano. Martínez se remonta a esa teoría denominada como “cine-ojo”. Su película estira los tiempos, dinamiza las perspectivas de visión al cambiar continuamente de angulaciones y planos, además desajusta las secuencias sonoras. En síntesis, descompone las leyes de lo real con el fin de estimular los sentidos.
viernes, 16 de octubre de 2020
7 Festival de Trujillo: Jiwi Bewai / Mamapara / Mitayo (Competencia de cortos)
Tres cortos documentales que relatan rutinas diarias observadas desde una sensibilidad distinta. En Jiwi Bewai, el árbol que canta (2019), el director Martín Rebaza nos descubre el día a día de Jorge Pacaya, un habitante octogenario de la comunidad nativa de Santa Teresita, situada en la ciudad de Puerto Maldonado. Su filme atiende al testimonio de un solitario, uno que vive apartado de su familia, pero que además parece estar al margen de su propia comunidad. Por un lado, tenemos a un hombre divorciado de su familia que partió hacia otro rumbo. Ya son años que Jorge vive solo y eso lo ha obligado a adaptarse a una rutina modesta, limitada a interactuar únicamente con el entorno natural para sobrevivir de esta. Por otro lado, es la historia de un habitante que de alguna manera también padece de un divorcio hacia su comunidad, a propósito de una tradición que él reserva, pero que su sociedad ya no requiere. Jorge Pacaya es el último indicio de una práctica que vincula al hombre y la naturaleza a partir del canto. El anciano es una suerte de traductor de las melodías de ciertos árboles –reservas además de una sabiduría medicinal–, pero que ya no entona por miedo a ser tildado de loco.
7 Festival de Trujillo: Tatiana, Fabiola / A E I Perú / Voluntad (Cortos en competencia)
En el corto de ficción de Álvaro Figueroa, una adolescente ha comenzado a experimentar sentimientos y conflictos nuevos para ella. Tatiana, Fabiola (2020) parece sugerir una historia protagonizada por personajes femeninos carentes de una madurez sentimental. Desde la primera secuencia en que una madre se relaciona con su hija, se evidencia que la joven adolescente de nombre Tatiana no posee un modelo adulto que pudiera brindarle la experiencia sensata de una educación sentimental, tan necesaria para cualquier chica de su edad. Por tanto, estamos siendo testigos de un aprendizaje sentimental puramente empírico. La confusión de la inexperiencia es el conflicto de esta película que Figueroa pone en primer plano. Si bien esto se representa a partir de una relación entre personas de un mismo género, el director se niega a insinuar que esa naturaleza implique revitalizar o generar sus propios complejos. Tatiana, Fabiola retrata un lado difícil del enamoramiento, el transito del deseo físico a lo puramente sentimental.
jueves, 15 de octubre de 2020
7 Festival de Trujillo: Pisahueco / Me dueles / El grito (Cortos en competencia)
El bullying en las aulas de clase es solo el conducto para introducirse al tema central de Pisahueco (2018). El director Sergio Fernández Muñoz desde el principio pone en evidencia al escenario digital como espacio que distorsiona la realidad para fines que son nocivos para uno, pero gratificantes para otros. Mientras unos se fascinan por la burla cibernética de alguna presa, del otro lado de la pantalla, en la realidad, se define un afectado. Pisahueco relata la historia de un profesor de escuela siendo víctima de la creatividad digital de sus alumnos. A propósito, este cortometraje de ficción da la impresión de encaminarse a la resolución de un desquite, una suerte de lección del profesor a sus alumnos, acto que de paso bien pudiera ennoblecer al agredido y poner en ridículo a los ofensores. Lo cierto es que los resultados de dicha acción, el de la reparación, expresan el dilema de las redes sociales. Es como usar un arma para enseñar a la gente a no ser violenta. El persuadir o frenar a las prácticas del bullying que emergen de las esferas de lo digital, es más complejo de lo que parece.
Y, a propósito de violencias normalizadas, el corto documental de Antonella Bertocchi hace una convocatoria de testimonios femeninos para recrear una línea de pensamiento también nociva. Me dueles (2019) se inspira en esos comentarios que escuchamos de cercanas –o cercanos–, quienes asumen sin contrariedad los actos en donde el hombre coacciona física o mentalmente a la mujer. Para esto, la película asiste a la dinámica de una performance, método que le permitirá recrear esos testimonios en donde la mujer está dominada por un alegado de la sumisión frente a la violencia machista. Es el discurso de la contradicción, aquella que no hace más que alimentar al problema. Me dueles es un ejercicio de la reflexión sobre los antecedentes a los casos de violencia doméstica y feminicidios. Es una crítica a la necedad generalizada de subestimar las evidencias. Por otro lado, es también una mirada al miedo de las víctimas, quienes ignoran o esconden los daños, tal vez, por efecto de la coacción.
De forma más objetiva, aunque no menos creativa, es la crítica que proyecta hacia este mismo tipo de violencia el director Germán Cedano en su corto de ficción. El grito (2019) inicia con una introducción que hace tributo a una personalidad del cine y a su peculiar estilo empleado dentro de la ficción. Esto es solo la cortina a una realidad cruda. Detrás de la aficionada al cine de Charles Chaplin, está la historia de una mujer que es víctima de la violencia doméstica. El filme de Cedano, desde cierta perspectiva, podría ser asumido como provocador o hasta negligente al tratar de estimular la convivencia entre el humor y un tema tan delicado. El hecho es que el director hace lo que el genio británico hubiera realizado. Chaplin es tan equivalente a la comedia como también a la crítica social. Él retrató la guerra, la opresión laboral, la orfandad y la miseria desde su filtro de la comedia y el entretenimiento, y esta usanza parece remedarse en El grito, filme que no se impide de asistir a la fantasía cómica para dialogar y criticar una realidad social.Pueden ver todos los cortometrajes totalmente gratis en la página web del Festival: www.fecit.pe
7 Festival de Trujillo: El silencio del río / Hatsu / Herencia clandestina (Cortos en competencia)
Hasta el 18 de octubre se celebra una nueva edición online y gratuita del Festival de Cine de Trujillo. En su página web podrán verse la selección de cortos en competencia, mientras que por la plataforma de Retina Latina podrán verse los largos en competencia. Iniciamos nuestra cobertura.
El silencio del río (2020) fue uno de los cortometrajes que tuvo su premiere mundial en la reciente edición del Festival de Berlín y fue recientemente anunciada como precandidata para los premios de La Academia en la sección de cortometrajes. La película de Francesca Canepa a primera vista atrae por su propuesta visual. La historia en primera persona de un niño relacionando los malestares físicos de su padre con las tradiciones propias de la selva peruana, se orienta a la introducción de una narración alegórica y asentada en un contexto propiamente místico. Canepa nos describe este espacio bajo un ambiente nebuloso y sombrío. Esta composición definitivamente se ajusta a la naturaleza de su relato. En un principio, El silencio del río da la impresión de asentarse únicamente a la contemplación del vínculo ancestral entre el sujeto y su espacio, pero lo cierto es que el contenido nos deriva a una historia que es escabrosa, por un lado, un cuento de terror, por otro, una expresión consecuente del entorno. A propósito de esto último, lo mágico religioso como la representación de lo fantástico siendo posible y, por lo tanto, lógico o aceptable dentro del entorno en cuestión.
miércoles, 14 de octubre de 2020
27 Festival de Valdivia: Red Post on Escher Street (Gala)
El joven director de culto Tadashi Kobayashi (Tatsuhiro Yamaoka) ha lanzado un casting dirigido a actores aficionados para su nueva película. En respuesta, una legión de personajes extravagantes decidirá probar suerte en la audición. Pueda que los primeros minutos de Red Post on Escher Street (2020) haga lucirla cómo lo menos alocado que haya realizado Sion Sono, el hecho es que poco a poco se va acumulando una serie de situaciones propias de su original estilo. El director japonés emprende su historia sin un claro protagonista. Los que vemos son los interesados en aplicar para el filme de Kobayashi. Uno por uno nos vamos enterando de su existencia, sin hacerse un alargue de sus rutinas o biografías. No se evidencia una necesidad de profundizar en el historial de alguno. Es solo un barrido a las motivaciones –unas más absurdas que otras– por alcanzar un lugar en la película en cuestión. Es como contemplar el desfile de una feria. Siempre habrá algún personaje que llame más nuestra atención. Lo que sigue es el casting y es partir de aquí en donde surgen otros personajes, aquellos que forman parte del proyecto fílmico. Desde los creativos hasta los productores. Es entonces cuando Sono comienza a crear el marco de lo que será un tributo a esa figura invisible y subvalorada.
martes, 13 de octubre de 2020
27 Festival de Valdivia: Uppercase Print (Gala)
Filme inspirado en el caso de Mugur Calinescu, un adolescente rumano que durante la dictadura de Nicolae Ceausescu fue acusado de realizar grafitis que contenían mensajes contra el Gobierno. El director Radu Jude para ello, como en los tiempos del régimen socialista, realiza una puesta en escena, un montaje que parece aludir a algún show de concurso de un programa televisivo, y hacer recreación del larguísimo seguimiento que implicó el proceso de Calinescu. Uppercase Print (2020) es una representación que satiriza las formas cómo el Gobierno procedía “justamente” sin acudir a una amonestación penitenciaria a aquellos que se atrevían a hacer algún tipo de pronunciamiento o revuelta contraria a las posturas del Estado. Jude estimula ese factor sarcástico que gesta dicho trámite de investigación y juicio al intercalarlo con secuencias de la programación televisiva de entonces. Es decir, es como si se emitiera el caso Calinescu desde en un canal distinto. El retrato del escolar, que un día concientizó sobre el estado de represión en el que se encontraba Rumanía, para la Dictadura no es más que otro programa o esquema que se esmeraba por darle forma de pensamiento a la sociedad.
27 Festival de Valdivia: Isabella (Gala)
Matías Piñeiro realiza su película más compleja. Sus filias están intactas, aunque esta vez acude a representaciones y mecanismos que desafían al espectador. El argentino es de esos directores que hace lo mismo, pero de distinta manera. Isabella (2020), posiblemente, sea un simple estado de gracia o un gesto de Piñeiro por ascender a su cine a otro nivel. En esta nueva historia, tenemos una nueva referencia al teatro de William Shakespeare. El argentino es un obsesionado con el teatro del inglés. Lo importante aquí, y en el resto de su filmografía, es entender que la creación de Shakespeare es como un fantasma dentro de los argumentos de Piñeiro, una sombra que no deja de rondar a sus personajes que parecen emular los conflictos que se plantean en la obra teatral en cuestión del inglés. En Isabella, Mariel (María Villar) es una mujer experimentando niveles de frustración en su vida. Ella hace su esfuerzo por superarse, sin embargo, las circunstancias parecen jugarle en contra. Por un lado, no puede encontrar la estabilidad económica, por otro, no logra alcanzar una meta que se ha figurado en su vida como una obsesión significativa.
lunes, 12 de octubre de 2020
27 Festival de Valdivia: My Mexican Bretzel (En Competencia)
La película de Nuria Giménez combina el metraje encontrado y el diario en un mismo filme. La directora se apropia de las fuentes fílmicas y las fuentes escritas propiedad de Léon Barrett y Vivian Barrett, respectivamente. Es decir, My Mexican Bretzel (2019) se funda en base a la intromisión de la intimidad, el de los videos caseros de la pareja y los escritos personales de la esposa, para crear su película, aquella que hace lectura del diario de la mujer y pretende recrearlo a partir de las grabaciones que hizo el hombre a lo largo de la vida de este matrimonio que se dio inicio finalizada la Segunda Guerra Mundial. Lo primero que llama la atención es que Giménez no opta por convocar a alguna locutora que pudiera dar lectura a los escritos de Vivian. En su lugar, el escrito se va develando mediante subtítulos. Y es que de hacerse lo contrario se desvirtuaría la naturaleza del escrito. El dramatizar la voz de la dueña del diario sería además un gesto de apropiación del contenido, cuando la apropiación solo debería de ser de la fuente con la condición de no ficcionalizar las confesiones, sea mediante una entonación o una frecuencia que pudiera predefinir a la autora. Ahora, no solo es un respeto por mantener la integridad del texto, sino también el de alentar al espectador que está siendo intruso de un texto inédito.
27 Festival de Valdivia: IWOW I Walk on Water (En Competencia)
Después de un buen rato de la nueva película de Khalik Allah, tengo la sensación que estoy tratando con una continuación de su ópera prima, Field Niggas (2015), o incluso una versión extendida de la misma. El director, una vez más, se posiciona tras su 16mm y se desplaza en la nocturnidad del barrio neoyorquino de Harlem para retratar a una comunidad negra desterrada. En su ya tercer filme, su estilo es reconocible. Sus imágenes tienen un sello que estimula la atmósfera dramática, ello a partir de su gusto por los primeros planos, la reproducción de la imagen ralentizada, la dureza de sus contrastes y la textura propia del registro por celuloide, características que a su vez enaltecen a los protagonistas y al espacio embargado por las drogas y la miseria que se resiste a languidecer a pesar de la negación social. Es un mecanismo y panorama que también se define en Black Mother (2018), película que de igual manera parece ser una imitación de su anterior, solo que cambia el contexto del Harlem por las barriadas jamaiquinas. IWOW: I Walk on Water (2020) es eso, claro que a primera impresión, porque, a medida que avanza el filme, vamos descubriendo un cambio revelador.
27 Festival de Valdivia: Fauna (Gala)
Lo más memorable que Nicolás Pereda ha realizado desde Verano de Goliat (2010). En su nueva película, así como en la mayoría de sus filmes, el director mexicano juega a confundir los roles de la realidad y la ficción. Sucede que en su historia los personajes parecen emular lo que “son” en un plano de lo real o fuera de la pantalla. Gabino Rodríguez encarna a Gabino, mientras que Francisco Barreiro es Paco, quien, curiosamente, dentro de la ficción, es un actor que también participó en la serie Narcos. Pereda repite además a los actores que juegan a ser los padres de Gabino, situación que surge en su película Los mejores temas (2012). Esto sugiere dos estímulos que condimentan el estilo del director. Por un lado, esta repetición bien nos podría tentar a consultarnos si el vínculo familiar entre estos actores es verdadero o invento. Es decir, nos impulsa a evaluar la naturaleza de lo real, a pesar que estamos tratando con una ficción. Por otro lado, se manifiesta un gesto autorreferencial en la película, en donde Pereda citaría una anterior película suya. En este caso, una expresión que nos alienta a relacionar a las ficciones.
Pero eso es solo la primera mitad de Fauna (2020). ¿De dónde viene el título? De la ficción que emergerá dentro de la ficción de Pereda. Gabino le cuenta a su hermana el argumento del libro que está leyendo. Es así como se cierra la historia para trasladarnos a la representación de la historia literaria, la cual es personificada por los mismos personajes. Es la historia de un joven buscando a un hombre en un pueblo desconocido y hostil. Ahí conocerá a Flora, una mujer que busca liberar a su hermana Fauna de un matrimonio insidioso. Ahora, este relato que contiene una alta dosis de cine negro –la femme fatale persuadiendo a un sumiso desconocido para que le ayude a sacarla de un apuro–, además de compartir los mismos personajes de la ficción inicial –la del actor visitando a los padres de su novia–, decide revertir los roles expuestos en la anterior ficción. En la historia de Fauna, Gabino hace el papel del hombre sumiso en un poblado incógnito para él, rol que asumía Paco en su papel como novio de Luisa, quien en la historia de Fauna hace más bien el papel del personaje hostil que, indirectamente, obligará a actuar al sumiso Gabino, como este lo hizo en el bar cuando hacía del hermano de Luisa.
sábado, 10 de octubre de 2020
27 Festival de Valdivia: Chaco (En Competencia)
“El corazón de las inieblas” boliviano. El director Diego Mondaca hace una introducción oscura a un evento histórico. Chaco (2020) no apunta a ser un filme bélico, el de la confrontación de dos bandos o los apuntes de una ideología patriótica, a propósito de la guerra entre Bolivia y Paraguay. Su historia se sitúa en un momento en que el conflicto era vigente, sin embargo, los padecimientos que esta sugiere parecen ser un anticipo de las consecuencias de la batalla. Es decir, ni si quiera el conflicto ha acabado, pero ya estamos viendo los rastros de la miseria, la cristalización de la locura o efectos postraumáticos, todos esos daños colaterales que implica la confrontación entre dos naciones o más. Ahora, por muy curioso o contradictorio que sea, esos efectos surgen por el estado de guerra, mas no por la acción en sí. Mondaca narra la marcha de una milicia en busca de un enemigo que nunca encuentra, pero eso no los libra de una batalla que pone en riesgo sus cuerpos y sus juicios.
jueves, 8 de octubre de 2020
27 Festival de Valdivia: Intimate Distances (En Competencia)
En Crónica de un verano (1961), los franceses Edgar Morin y Jean Rouch desean desarrollar una película en donde los personajes sean ellos mismos y la cámara no sea una “presencia” que distorsione sus posturas, sea físicas como ideológicas. Es así como el sociólogo y el antropólogo, respectivamente, deciden contratar a una mujer que sea la encargada de entrevistar a una serie de transeúntes de las calles parisinas sin que estos se percaten que están siendo protagonistas de un documental. Era el método infalible para lograr una mirada realista, una documentación no impostada, una encuesta social verídica al ciudadano de París promedio. Esta dinámica se manifiesta también en Intimate Distances (2020), documental realizado por Phillip Warnell, quien selecciona como mediadora o entrevistadora encubierta a Martha Wollner, directora de casting conocida por trabajar junto al legendario Albert Maysles, documentalista que se inició bajo la tendencia del cinema verite, tradición fílmica que reconoce sus orígenes en las teorías del ruso Dziga Vertov y que se puso muy en práctica en la década de los 60, especialmente en Europa, siendo uno de sus protectores el mismo Jean Rouch. Es decir, Warnell acude a la que está familiarizada con el concepto de la naturalidad “frente a la cámara” para emprender su propia encuesta social.
27 Festival de Valdivia: El tango del viudo y su espejo deformante (Apertura)
Inicio mi cobertura a la nueva edición del Festival Internacional de Cine Valdivia, que inició 5 y va hasta 14 de octubre de manera online. Comienzo con la película rescatada de Raúl Ruiz que este año tuvo su estreno en el Festival de Berlín.
Raúl Ruiz es de los directores emblemáticos que más ha estrenado películas con años de tardanza, ya sea por los avatares políticos o la falta de inspiración en el momento preciso. Esto último es el caso de El tango del viudo y su espejo deformante (2020), película que el director chileno emprendió su rodaje en el año 1967, pero que, según declara Valeria Sarmiento, esposa del director que se encargó de completar el filme en cuestión, Ruiz no encontró el modo de darle cierre. Este filme quedó en el olvido. Cincuenta años después, fue rescatado, aunque con rollos faltantes, incluyendo la grabación de audio, la que se tuvo que recrear desde cero. Dato curioso: se realizó un casting de sordomudos que pudieran ayudar a leer los labios y gestos de los personajes para reconstruir los diálogos. Es a partir de esto, además de las notas, testimonios y tomando como pauta el estilo de Ruiz, que esta película se completó. Sarmiento declaró que su esposo mencionó una vez que le hubiera gustado realizar una película que vaya de atrás hacia adelante. Así que eso se hizo. La mitad de El tango del viudo… es un retorno a la semilla, proceso que también acontece en su primer registro fílmico, La maleta (1963), la cual termina donde empezó: un hombre y su maleta, en donde esconde a un segundo hombre, estos metidos en un hotel.
A propósito, no es de extrañar que esta “nueva” película terminada de Ruiz tenga una alta dosis de absurdo. Los inicios del director estuvieron muy asociados a una línea europea de cepa experimental, tanto así que eso le mereció una fama de incomprendido para su tiempo dentro de su propio país. Basta mencionar que su cortometraje La maleta, que estuvo también perdido por varios años, fue hallado en un rincón de la Cinemateca de la Universidad de Chile con la etiqueta “película francesa”. Tenía lógica. El mismo Ruiz mencionó en algún momento que por entonces se sentía muy atraído por una corriente de cine satírico y absurdo que, por ejemplo, manifestaba la filmografía corta de Roman Polanski. Y ya que seguimos con La maleta, Ruiz se encargó de reeditarla y sonorizarla nuevamente, esto incluyó la cancelación de los diálogos que eran reemplazados, en su gran parte, por sonidos provenientes de la atmósfera. Esto le daba a la película una nueva personalidad que pronunciaba aún más la lógica y añadía un sentido adicional a sus personajes kafkianos. Es posible que Sarmiento pensó también en esto al completar la obra del autor.
El tango del viudo… relata la historia de un hombre que acaba de enviudar, pero la mujer no se ha marchado, porque todavía se le presenta al marido. No se sabe a ciencia cierta si es un fantasma o la propia conciencia del tipo, quien también ve corretear las pelucas de su fallecida esposa por toda la casa. Lo curioso es que no vemos a un hombre perturbado, solo curioso. ¿Cómo es que todavía está ahí?; se pregunta. Y el hijo no se extraña al ver una bola de pelos arrastrándose por la alcoba de su padre. Ruiz y Sarmiento convierten lo absurdo en algo cotidiano. Esto no es más que un retorno al concepto de la resignación de los mediocres o hipócritas sociales frente a lo pernicioso. Si pensamos en Tres tristes tigres (1968), el clásico largometraje chileno de Ruiz, aquí tenemos a un protagonista que aguanta las humillaciones de su jefe, un sujeto que se da aires de benefactor. Pero entonces llega ese momento en que el ofendido –y también mediocre– empleado explota y se desquita con el jefe. Esto también sucede en El tango del viudo… Nos vamos enterando que tanto el padre como el hijo odiaban a la entonces viva. ¿Será que en cierto punto también se ensañaron como lo haría un empleado maltratado con su jefe?
La segunda mitad de El tanto del viudo… es la película siendo rebobinada. Entonces volvemos a la alteración sonora que Ruiz hizo con La maleta. Los personajes de la historia retornan a sus pasos, vemos lo mismo, pero desde una perspectiva distinta. Ellos pierden el sentido de la palabra. Repiten sus acciones en reversa y emiten sonidos de un español invertido. Sarmiento es literal al cumplir el deseo de Ruiz de querer realizar una película de atrás hacia adelante. Claro que al final –o al comienzo– se revela eso que parecía en principio una sospecha: el esposo la quería muerta. No hay diferencia si atestiguamos un asesinato o un karma que jugó en contra de la mujer, lo importante aquí es que recordamos las veces en que el hombre se lamentaba al decir que extrañaba a la esposa. Lo absurdo, entonces, ya es lógico. El protagonista se habrá librado del cuerpo, pero el fantasma todavía merodea. Sucede que para Raúl Ruiz estos personajes humillantes están destinados a seguir siendo unos fracasados así se desquiten con la sociedad. Como en La maleta, no importa que te escondan dentro de un equipaje. Así no funciona la cosa. Igual, si murió la esposa, eso no lo hace más feliz o digno al hombre de esta película rescatada.