Una grieta se manifiesta en la relación entre una madre y su hijo para cuando este último inesperadamente se convertirá en padre. Mon Inséparable (2024) es el retrato de una dependencia emocional en plena crisis. Mona (Laure Calamy) reparte su tiempo como madre y como hija. Por un lado, está pendiente de Joel (Charles Peccia), su único hijo, un adulto con discapacidad intelectual. Por otro lado, aunque con un aire pesimista, la protagonista no deja de asistir al hospital a visitar a su madre, quien se encuentra en estado vegetal. Sin una intención de generar un drama gratuito, la directora Anne-Sophie Bailly desde un principio decide enfrentar a su personaje principal a dos escenarios, dos realidades que ponen en contraste o balance el estado anímico de la mujer. Cuando Mona piensa en su madre, parece como si se anticipara a lo peor. Es como si fuera consciente de que su personalidad emocionalmente dependiente no estuviese preparada o simplemente no resiste a esa angustiante situación. Para su alivio, ahí está Joel. El hijo, ciertamente, pone en equilibrio la pesadumbre de Mona. El hecho es que ese equilibrio tiene que ver en cierta forma con la condición de Joel. De pronto, la discapacidad del primogénito, desde el punto de vista de la madre, se convertirá de manera inconsciente en un aval que asegurará esa estabilidad emocional que Mona necesita. He ahí el conflicto de este drama.
sábado, 31 de agosto de 2024
Venezia 81: Mon Inséparable (Orizzonti)
jueves, 29 de agosto de 2024
Venezia 81: Quiet Life (Orizzonti)
Aunque parezca una idea sacada de algún libro de ciencia ficción, el Síndrome de la Resignación es tan absurdamente real como lo fue la “superada”, pero todavía increíble, Pandemia del COVID-19. Repentinamente, niños se desmayan y quedan en un estado similar al coma o vegetal. Es el síntoma de un trauma que radica de un entorno familiar en crisis. Tal es el nivel de estrés de algunos niños dentro de ese ámbito que sus cuerpos deciden caer en un sueño profundo a modo de ponerse a salvo de su realidad. La única cura es el reposo, la tranquilidad, el aligeramiento de la fatiga anímica. En tanto, pueden pasar semanas, meses o hasta años para que el menor despierte de su letargo. Quiet Life (2024), dirigido por Alexandros Avranas, se inspira en los tantos casos de este rarísimo síndrome que nació en Suecia, país que una década atrás se internacionalizó como el promotor del sistema educativo por excelencia, pero que, en contraste, a propósito de los protocolos de su sistema migratorio, nació y, posteriormente, se extendió una colonia de menores cumpliendo una fase de soponcio. En la historia de esta película, tenemos a una familia de refugiados rusos aplicando para el asilo en Suecia. A primera vista, los rostros, la fisionomía e incluso la modulación de voz de estos protagonistas está definido por un rasgo rígido y patológico. Es una representación que el director ya había adoptado en su ópera prima Miss Violencia (2013) y que puede percibirse también en Canino (2009), de Yorgos Lanthimos, películas en donde la sobriedad y el aire deprimente de los personajes combina con la neutralidad vacua de los escenarios y la fotografía.
jueves, 22 de agosto de 2024
Reinas
Esta es la historia de la construcción de un vínculo filial. Carlos (Gonzalo Molina) está lejos de ser un padre modelo. Su repentina aparición le genera sorpresa a su exesposa e indiferencia a sus dos menores hijas. A partir de eso, podemos ir definiendo a este personaje como un rostro extraño, aunque conocido y hasta simpático, así su exsuegra intente aparentarlo. Y es que Carlos será muy negligente, sin embargo, tiene una ventaja: el tipo tiene encanto. Desde su primera secuencia, la que parece hacer un guiño al protagonista del documental Metal y melancolía (1994), de Heddy Honigmann, Carlos es presentado como un sujeto locuaz, ocurrente, “florero”, mas bien intencionado. El tipo te palabrea, pero te sabe entretener con sus inventos. Su prosa, hasta cierto punto, no daña, sino todo lo contrario. Es un método para evitar los silencios incómodos, neutralizar las situaciones tensas, persuadir a su receptor que está intentando hacer las cosas bien. He ahí el espíritu de Reinas (2024). La directora Klaudia Reynicke nos presenta a ese personaje muy imperfecto a quien es imposible odiar. De pronto, en donde hay un cúmulo de defectos, comenzaremos a ver a alguien que capaz podría redimirse. Es el efecto de la personalidad de Carlos, la que definitivamente creará buenos resultados en la relación con sus “reinas”. Las niñas serán interpretadas como las “víctimas” por excelencia del encanto de su padre, miradas que, obviamente, pasan por alto el buen juicio o madurez que demanda la situación. Sucede que la madre de las niñas ha encontrado un trabajo en el extranjero, y la partida sin el padre se perfila como un acto inevitable.
viernes, 16 de agosto de 2024
28 Festival de Lima: Fuga (Homenaje Mary Jiménez)
La peruana Mary Jiménez y la belga Bénedicte Liénard en lo que sería su primera película “menos” documental. Fuga (2024) sigue a un personaje homosexual reflexionando sobre los conflictos del pasado y el presente que enfrenta la comunidad gay en la Amazonía peruana a propósito de la reciente muerte de su pareja. Esta es una historia en gran medida narrada en primera persona. Su protagonista, mediante un tono evocativo y místico, más allá de crear una mirada introspectiva, medita todo lo referente a los antecedentes de su amante. El recién fallecido se convierte en fetiche de esta película a partir del pensamiento del personaje principal, pero también en boca de los secundarios, otras personas vinculadas a la comunidad en cuestión que lo recuerdan. Dicho esto, los testimonios y diálogos siempre girarán en torno a quien se llamó Pool o Valentina, alguien que a medida que vayamos teniendo más información más nos convenceremos de su biografía difusa, su personalidad ambigua y su identidad escindida. De pronto, la definición de este desaparecido se convierte en una analogía del sujeto homosexual dentro de la Amazonía peruana, espacio que consecuencia de los prejuicios sociales y el terrorismo extendido por Sendero Luminoso ha formado a una sociedad de desterrados, almas en pena que se sienten intranquilas en su propia tierra.
lunes, 12 de agosto de 2024
28 Festival de Lima: Pepe (Competencia Latinoamericana Ficción)
El hipopótamo de Pablo Escobar se ha extraviado. Esa es parte de la hilarante premisa de esta odisea fílmica propuesta por Nelson Carlo de los Santos Arias. Pepe (2024) inicia en Colombia con el anuncio de la muerte del reconocido narcotraficante. Entonces acontece un flashback y nos trasladamos al sudeste de África, el terruño de nuestro guía y narrador en off, el ánima de un hipopótamo. Entre frases incoherentes de aire místico y existencial, este ser intangible, más adelante autollamado “Pepe”, nos introduce a su historia: de cuando fue trasladado clandestinamente de África a la selva de Medellín como parte de un cargamento del “patrón”, y su posterior exilio de la manada por deseo de su belicoso hermano, otro hipopótamo de nombre “Pablo” —mismo nombre del patrón—. Entiéndase esta película como un relato en donde la vida de un animal parece emular la vida de un individuo que le tocó existir en una Latinoamérica violenta. Es a partir de sus incidencias y su trayecto, en donde se cruza con los locales, que reconocemos la cotidianidad de una comunidad periférica colombiana de principios de los 80. El director dominicano, así como en sus anteriores películas, hace una revisión etnográfica para comprender la violencia en territorios latinoamericanos. En Santa Teresa y otras historias (2015), mezcla ficción y documental para sonsacar en medio del terror los vestigios tradicionales de un México cosmopolita. En Cocote (2017), el retorno de un hombre al campo es entendido como el reencuentro con las tradiciones primitivas y violentas procedentes de una secta dominicana.
domingo, 11 de agosto de 2024
28 Festival de Lima: Los hiperbóreos (Competencia Latinoamericana Ficción)
Lo nuevo de Joaquín Cociña y Cristobal León en principio me recuerda al serie B estadounidense de la década del 50 y 60. Consecuencia de la posguerra, varios autores se sintieron inspirados al contemplar una época llena de tensión y traumas políticos que se esparcían rápidamente en el territorio cual histeria colectiva. Pienso en películas que hicieron sátira de esos síntomas, relatos que retrataron a una sociedad que puso de moda las teorías de la conspiración. En La invasión de los ladrones de cuerpos (1956), gran película de Don Siegel, la historia de extraterrestres supliendo los cuerpos de ciudadanos comunes se convirtió en la alegoría de un comunismo expandiéndose con sigilo entre la vida de los suburbios. Desde otra perspectiva, pueda considerarse como una alegoría al macartismo, en donde gente sospechaba de sus amigos al imaginar ver a un enemigo oculto. En tanto, habría que denunciarlo. Pero más exacto sería citar The Madmen of Mandoras (1963), una película que fantasea con el cerebro de Adolf Hitler dirigiendo sus planes políticos desde una retirada isla. Eso está más a la línea de Los hiperbóreos (2024). La historia inicia lo más metaficcional posible. Una actriz nos cuenta de la vez en que actuó para una película perdida de los directores en cuestión, esta inspirada en los escritos de Miguel Serrano, personaje que será descrito de manera romántica desde esa ficción, pero que históricamente nos lleva a su homónimo, un escritor chileno abiertamente nazi.
28 Festival de Lima: El otro hijo (Competencia Latinoamericana Ficción)
Lo mejor de la película de Juan Sebastián Quebrada tiene que ver con la mirada ambigua de su protagonista. El otro hijo (2023) cuenta la historia de un adolescente sobrellevando la trágica muerte de su hermano, estado que ciertamente ha acentuado su perfil enigmático. Sucede que incluso desde antes de la tragedia, la presencia de Federico (Miguel González) era inquietante; específicamente, desde la primera vez en que la cámara logra detectarlo en un segundo plano, situación que se repite una y otra vez en el largo de la película. Aquí me refiero a los momentos en que personajes hablan y de repente logramos divisar al fondo a Federico fabricando esa mirada incómoda, una que mezcla confrontación y conspiración. De pronto, sus ojos, la inclinación de su rostro y su postura corporal generan un contraste con su punto de observación o primer plano. Se recrea una tensión similar a la escena de un cazador aguardando el momento indicado para atacar a su presa. Ahora, es cierto también que no hay una lectura objetiva en las intenciones de este “cazador” adolescente. ¿Qué piensa? ¿Qué trama? ¿Acaso siempre será un observador pasivo? Es a propósito de esa rigidez circunstancial del protagonista que esta película te mantiene en expectativa.
sábado, 10 de agosto de 2024
77 Locarno: Mexico 86 (Official Selection)
Luego del valioso testimonio posmemoria representado en Nuestras madres (2019), el director César Díaz alude nuevamente a los efectos generados por las dictaduras militares en Guatemala solo que en esta ocasión acudiendo a ese contexto histórico e inspirándose de sus propias memorias. México 86 (2024) narra la historia de un áspero reencuentro, el de una madre y su hijo, estos separados durante diez años a propósito del compromiso político de la mujer quien lucha contra del gobierno de Guatemala. Un detalle curioso es que gran parte de este relato acontece en territorio mexicano; sin embargo, todo el conflicto gira en torno al país centroamericano y los crímenes de lesa humanidad que vienen acaeciendo en su interior, los que a su vez son desconocidos por las sociedades internacionales. En tanto, esta característica da por hecho lo intimidante que puede ser el alcance de la violencia y el miedo que provoca un sistema dictatorial. María (Bérénice Béjo) es una de las tantas militantes de izquierda vinculadas a un grupo armado que dejó su país al ser reconocida como enemiga del Estado. Entiéndase que dentro de esas circunstancias el encarcelamiento sin derecho a un juicio justo era el destino más piadoso para esas personas. La mujer fuga a México con intención de poner a salvo su vida, algo que no es seguro pues elementos de la dictadura han ido a parar hasta ese extremo de América. Es mediante esa situación que María parece seguir sintiéndose en Guatemala, no solo porque en México también es intimidada, sino porque su activismo no se ha reducido.
viernes, 9 de agosto de 2024
28 Festival de Lima: Sueño mexicano (Compentencia Latinoamericana Documental)
La vida de Malena interpretada por la misma Malena. Sueño mexicano (2023) es un documental que apuesta por la representación del testimonio o memoria que parece emular al cinema vérité. Esta es la historia de una mujer de nombre Malena que tiene una larga lista de pendientes: realizarse un estudio de fertilización in-vitro, sobrellevar el carácter de su nueva pareja, recuperar el contacto con sus hijos, y más. A simple vista, lo que tendríamos es un drama de corte social en donde una mujer va reconociendo una serie de desventajas a propósito de su género. De hecho, eso apenas es una mirada superficial. En principio, la directora Laura Plancarte ficcionaliza los acontecimientos de su protagonista. ¿A qué se debe eso? Pienso en una película como Teatro de guerra (2018). En ella, la directora Lola Arias convoca a exveteranos de la guerra de Las Malvinas. Sobrevivientes de ambos bandos coincidirán en un mismo escenario. La tarea es que cada uno represente o actúe esas escenas o recuerdos bélicos que marcaron su vida. Es una experiencia de fines terapéuticos. A propósito de la representación, algo que va más allá de (re)contar tus recuerdos, es que los exsoldados limarán asperezas y desfogarán traumas. Es aprender de uno mismo desde la reexperimentación. Es de similar manera cómo interpreto la intención de Plancarte al persuadir a Malena a que represente lo que vivió.
28 Festival de Lima: El archivo bastardo (Competencia Latinoamericana Documental)
Un retrato íntimo y sincero es el que nos dispone la directora Marianela Vega. Ya antes en su cortometraje Conversaciones II (2007) nos adelantó algo de su entorno familiar. En ese vemos a tres generaciones distintas intentando definir sus roles como mujeres. La maternidad y el matrimonio eran temas expuestos por la abuela y la madre a partir de sus testimonios. En tanto, la directora incentivaba a remover la memoria de sus protagonistas. Por su parte, en El archivo bastardo (2024), Vega nuevamente hace referencia a la familia, aunque esta vez haciendo un acercamiento especial a la figura paterna, apenas referida en Conversaciones II. Si en el corto la figura materna era el centro de atención, esta vez el padre se convierte en foco del largo. Esta es la historia que hace remembranza a un patriarca que tuvo un antes y un después producto de un acontecimiento imprevisto, lo que a su vez significó la antesala a la fractura familiar de la directora. En principio, Vega se sirve de metrajes encontrados, grabaciones que hizo su padre antes de su acabose personal. El registro casero entendido como indicio o vestigio de una época feliz. “Mientras en el Perú había una crisis, nosotros vivíamos una fantasía”; apunta un intertítulo al inicio del documental como anticipando la próxima disolución de la etapa ilusoria para cuando la familia era feliz viajando o haciendo su propia película.
miércoles, 7 de agosto de 2024
28 Festival de Lima: Algo viejo, algo nuevo, algo prestado (Competencia Latinoamericana Ficción)
Existe un personaje tipo “invisible” frecuente en el cine de Martin Scorsese, uno que para el estreno de El irlandés (2019) fue expuesto por un juicio feminista. Me refiero a los hijos de los protagonistas mafiosos que exponen sus pecados tanto pública como domésticamente. Estos menores se convierten en observadores pasivos de acciones que no logran comprender del todo, sin embargo, saben que algo muy malo radica de sus figuras paternas. A estos pequeños los podemos ver en películas como Buenos muchachos (1990) o Casino (1995), casi siempre asomándome tímidamente desde sus habitaciones, algunos con lágrimas, atraídos por los gritos que llegan de la sala. Obviamente, estos no intervienen. Luego de eso capaz no se les vuelva a ver, salvo por el personaje de Anna Paquin en El irlandés, a quien sí la vemos en más de una ocasión. La observamos incluso crecer, y para entonces su versión adulta no precisará de alguna discusión conyugal para ser incluida dentro del encuadre. Reconocemos así a un personaje que deja de ser pasiva a propósito de su intromisión o curiosidad por saber más. Paquin invade el “espacio” del padre protagonizado por Robert De Niro. Ya no más quiere escuchar tras una puerta. Parece tener ese impulso por averiguar de primera mano la identidad del patriarca, una figura ausente y negligente. Ahora, veo a la protagonista de la nueva película de Hernán Rosselli y se me viene a la mente el personaje de Paquin.