Desde En memoria de un
día pasado hasta Siete hombres
invisibles
El universo de
Sharunas Bartas está compuesto por la subjetividad de sus personajes y la
objetividad de su significado contextual. Los protagonistas de sus películas
son grupales; individuos o pequeñas comunidades periféricas que simulan un
extravío en sus propios lugares. Sus rutinas, casi nulas, están circunscritas
mediante el espacio en donde cohabitan. Ellos van de un lugar a otro, dentro
del mismo lugar. Transitan entre cuartos, corredores y amplios salones,
otorgando al hábitat en donde se extienden un rasgo de inmensidad o ilusión laberíntica.
Los personajes, mientras tanto, no se asientan a un mismo punto. Su vaguedad (al
igual que esas casas, vecindarios o mansiones de texturas decadentes en donde
“existen”) no parece poseer límites definidos. La disconformidad, a pesar, no
es plena. Hay un momento en su andar en que se percibe un aire de júbilo, digerido
entre banquetes, bebidas y bailes, y que, en ocasiones, despliegan un escenario
idílico o hasta fantasmagórico (A casa,
1997), provocando incluso secuencias que se elevan a un nivel performativo.
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A casa (1997) |
Es decir, los
personajes de Bartas, después de tanto recorrido y desviación, se reúnen y
“celebran”, algo que podría interpretarse como gesto de resignación; una
exigencia por asumir u olvidar esos fantasmas que los atan a la miseria y no
los dejan salir de esa realidad. Las figuras de las casas o recintos, en tanto,
se apropian de una metáfora sobre lo indesligable. El abandonar la casa se
torna inconcebible. El huir (Algunos de
nosotros, 1996) o destruir el recinto que simboliza todos esos males (Siete hombre invisible, 2005), solo
aumenta la tragedia o invoca a la muerte. Hay, además, una alusión por un
destino antedicho; el del fracaso o el exterminio, que comúnmente se antesala
para cuando los mismos protagonistas comienzan a tener roces. Todo conflicto,
sin embargo, no se maneja desde un orden dialéctico, es más bien una sensación
perceptiva; la atmósfera que se va tensionando. Esto es en razón de la
austeridad de los diálogos, lo que paralelamente provoca un lado enigmático.
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Algunos de nosotros (1996) |
La interiorización de
estos personajes es profunda. Esto nubla, en cierto aspecto, sus motivaciones o
exigencias, las cuales, en su lugar, se ven complementadas por su mismo
entorno, sea artificial como natural. El cine de Sharunas Bartas se inclina
(especialmente en sus primeras películas) a una búsqueda de un contexto que ocupa
un significado anímico. El espesor de las neblinas, las paredes agrietadas, el
contraluz o tenuidad de la luz; todo se presume bello, pero a su vez
deprimente. Este carácter dual se manifiesta de igual forma en los
protagonistas; inconformes, aunque dejándose tragar por esa fealdad estética.