Segunda y también extraña película del director de El extraño gatito (2013). Ramon Zurcher, esta vez en codirección con su hermano Silvan Zurcher, realiza una historia representada de una manera particular e inquietante. De igual manera, aquí lo argumental se ve encasillado a un segundo plano; en tanto, lo sugerente o hasta simbólico, incorporado mediante los gestos, los recuerdos o anécdotas, las huellas o sinsentidos que generan los personajes, asumen un primer plano. En La chica y la araña (2021), Lisa (Liliane Amuat) se muda, lo que implica el fin de su convivencia junto a Mara (Henriette Confurius). Es en la mudanza que comenzamos a percibir una serie de comportamientos y situaciones que parecen traslucir un ánimo en el que todos los personajes, desde los recurrentes hasta los pasajeros, coinciden. Así como en El extraño gatito, en esta película las relaciones humanas van generando actos o diálogos intrascendentales —que es distinto a lo rutinario—. Estos se interpretan como síntomas de lo reprimido. Estos sujetos no tienen que perder la calma para gritar. Basta un comentario o una mirada hiriente.
lunes, 31 de mayo de 2021
XII Festival Al Este: The Girl and The Spider (Al Este Especial)
viernes, 28 de mayo de 2021
XII Festival Al Este: Spirál y Never Gonna Snow Again (Competencia Al Este)
Dos películas que tienen en común dos tópicos: lo enigmático y la naturaleza como metáfora. Spirál (2020) narra la historia de una pareja a cargo de un área de reposo fuera de la ciudad. La laguna, fuente de atracción de los pescadores que buscan escapar de la ciudad, en un principio manifiesta una contradicción con la naturaleza del lugar. Lo que se percibe como un espacio idílico, se trasluce como un escenario lánguido, rutinario, taciturno e incluso estéril (los peces extrañamente están muriendo). A esto se suma la ausencia de forasteros y una crisis entre la pareja. El ambiente mismo y el estado anímico de los personajes nos predicen un estado trágico que está próximo, o que tal vez solo estuvo reprimido. La película de Cecilia Felmeri es un retrato depresivo estimulado por el sentido que representa el escenario para su protagonista. Bence (Bogdan Dumitrache) ha heredado el lago, lugar que no solo le evoca recuerdos de su infancia o su fascinación por la naturaleza solitaria, sino que además lo refiere a antecedentes pesarosos. Ya para cuando acontezca una tragedia, el hombre no podrá persuadir más su dolor reprimido.
Por su parte, Nunca volverá a nevar (2020) presenta a un personaje que por sí solo ejerce una función enigmática. Zhenia (Alec Utgoff) es un inmigrante ucraniano valiéndose de masajista a domicilio en un barrio residencial en Varsovia. El tema de la confrontación social y la migración son fantasmas que emergen de la trama, pero que no resultan ser temas de interés en la película de Malgorzata Szumowska y Michal Englert. Muy a pesar, su historia no deja de perfilarse a una mirada social y cómo las rutinas de esta área de ricos son reflejo de un escenario artificioso. Es así como la introducción del joven, cálido y sosegado Zhenia provoca un punto de inflexión en la vida de esta comunidad acaudalada. Esta película polaca se inspira de las historias de personajes curiosos removiendo la sensibilidad de una sociedad cerrada, en cierto punto, ajustada a sus rituales y conceptos. Ahí están filmes como Mary Poppins (1964), Chocolate (2000) o en un sentido más particular Amélie (2001); relatos de personajes ayudando a sujetos de aire obstinado a emanciparse de sus tradiciones o sus refugios personales.
jueves, 27 de mayo de 2021
XII Festival Al Este: Bad Luck Banging or Loony Porn (Al Este Especial)
Hasta el 18 de junio, se realiza una nueva edición online del Festival Al Este. Las películas se están emitiendo en la plataforma de El Ekrán. Voy compartiendo críticas a las películas ya vistas.
Un nuevo ejemplo del director rumano cuestionando la historia de su país desde el presente, esta vez partiendo de un experimento social. En Bad Luck Banging or Loony Porn (2021), una profesora de secundaria se verá en un aprieto público tras la difusión de un video suyo en una página pornográfica. Interesante cómo es que Radu Jude nos quiere hacer creer que este retrato de una sociedad en plena efervescencia emocional y moral es un síntoma de la coyuntura pandémica. Nada de eso. Las incidencias, gestos de antipatía, la esencia de una población conflictiva, siempre a la ofensiva, no son evidencias de la expansión de un cuadro de estrés colectivo. Esto es algo que siempre estuvo ahí. Esto es una tradición rumana, parece decirnos el director. Basta revisar los conceptos que astutamente reúne en su dinámico y sarcástico diccionario, siendo lo histórico un importante puente para poder entender por qué es que tal o cual palabra suscita tal interpretación o referencia en la actualidad. Salvo por las mascarillas, la última película del rumano no es un panorama que desea retratar la “nueva” realidad provocada por el Covid-19. En absoluto, no se pretende representar una nueva normalidad en esta Rumania.