Extensa es la lista de directores que realizaron películas con el fin de representar mediante un carácter alegórico sus pensamientos sobre el arte y la creación. Christopher Nolan en The Prestige (2006), Leos Carax en Holy Motors (2012) o Federico Fellini con 8½ (1963). Es una demanda tan personal que casi ninguna de esas películas escapa de la fabricación de un alter ego que represente al director. Ahora, esa visión ficticia efecto de la introspección no se encierra en su propio mundo, sino que se pone a interactuar con un entorno, contexto o coyuntura. Varias de esas películas están pensadas en un presente o época en específica que dispersa una serie de pensamientos no necesariamente iguales al del creador. Es así como tenemos a un autor reflexionando dentro de un imaginario o sistema sostenido por específicas convenciones que bien alientan o restringen su libertad artística. Es en esa búsqueda que se concibe Megalópolis (2024). En esta historia, inspirada en los tiempos del Imperio Romano, el laureado arquitecto César Catilina (Adam Driver) reconoce a Franklyn Cicero (Giancarlo Esposito), el conservador alcalde de Nueva Roma, como su mayor antagónico, la autoridad que obstruye con sus planes de llevar a cabo su obra más ambiciosa: la construcción de Megalópolis.
lunes, 25 de noviembre de 2024
Megalópolis
domingo, 17 de noviembre de 2024
All You Need Is Blood
Película disponible en cines seleccionados de EE. UU., AppleTV y Amazon Prime.
Super 8 (2011), de J. J. Abrams, hasta el día de hoy me emociona, y no tanto por el relato ficticio que invoca los tópicos conspiratorios y seres de otro mundo que tuvieron su mejor momento en la década de los 50 en EE. UU., sino por el carácter personal que percibo, a propósito de que se inspira de la pasión hacia la realización del cine, ello forjado por una cinefilia pura y dura. No es la fantasía impulsada por el deseo de la fama. Es la emoción que estalla durante el proceso creativo, y no olvidemos que toda creación es íntima e individual, una selección medida por el juicio o el fanatismo. Super 8 es una película de oficio en su etapa de iniciación. Al mirar All You Need Is Blood (2023), me resulta familiar a esa búsqueda. Esta es la historia de un neófito director de cine movido por el instinto. Pienso en el director Mark Borchardt, personaje del documental de culto American Movie (1999), o en Le Livre des solutions (2023), una reciente película de Michel Gondry. Ahí tenemos a protagonistas que al igual que el personaje de Bucky Le Boeuf desborda pasión y va a contracorriente de los métodos tradicionales. Estamos ante artistas autodidactas, extasiados más con producir que con planear un plan. Hay mucha de improvisación en sus propuestas, pero, ciertamente, no deja de contagiar esa pasión que proyectan.
lunes, 11 de noviembre de 2024
10 Semana del Cine ULima: La semilla del fruto sagrado
A lo largo de su filmografía, el director Mohammad Rasoulof ha sido un mordaz crítico al régimen islámico en Irán. En adición, fue con su película There Is No Evil (2020), ganadora del Oso de Oro del festival de Berlín, que prestó una especial atención a las condenas por pena de muerte en su país. En dicha película, ese tema será motivo para representar distintos relatos a manera de episodios sobre personas inmersas en un conflicto moral. Sus personajes son los sujetos empujados a ser cómplices o hasta ejecutores de esas sentencias dictadas de forma arbitraria, prueba de que la Irán actual está bajo el yugo de un Estado que corrompe, oprime, amenaza y además es causante de una diversidad de crímenes de lesa humanidad. La semilla del fruto sagrado (2024) podría asumirse como un nuevo episodio de There Is No Evil, uno extenso y argumentalmente complejo. Iman (Missagh Zareh), padre de familia y fiel empleado de un juzgado estatal, acaba de ascender a un cargo clave que podría ayudarlo a convertirse en juez. Serían muy buenas noticias de no ser porque su nuevo puesto implica una obligación oficial que escapa de su evaluación personal. Nuevamente, el tema de la pena de muerte es centro del conflicto en una película de Rasoulof, el hecho es que el autor se las ingenia para invocar en su trayecto otros conflictos y efectos que son comunes y alarmantes en la actual Irán.
Ahora, de hecho La semilla del fruto sagrado es la historia de Iman y su familia. Entonces, mientras vemos al padre de familia reaccionando en las oficinas del juzgado, vamos viendo también a su esposa y dos hijas creando sus propias acciones y reacciones en casa. Llegará a un punto en que ambos escenarios no se diferenciarán el uno del otro. De pronto, la opresión y la corrupción a la que están sometidos los empleados en los espacios estatales se replica en los hogares, o al menos en las casas en donde los cabezas de familia son obedientes empleados del Estado, difusores de una ideología teocrática islámica, la que incluye decidir cómo una mujer debe vestir hasta castigar o desaparecer físicamente a cualquiera que esté en contra de sus normativas. Es así como va tomando forma una película con muchos actos, consecuencias y agravamientos, una dinámica que, ciertamente, no se define tanto en el escenario estatal u oficinas del juzgado, pero sí en el escenario íntimo familiar, lugar en donde la moral batalla porque todavía no ha sido anulada por la instrucción e intimidación. En el hogar de Iman, vemos a personajes resistiéndose a no ser subyugados por una autoridad abusiva, irracional y que se niega a cualquier acto de consenso o diálogo. La casa familiar parece una réplica al tercer escenario de la película: el espacio público o las protestas ciudadanas que acontecen en ese presente.
jueves, 7 de noviembre de 2024
10 Semana del Cine ULima: El reino
El principio de la ópera prima de Julien Colonna parece describirnos que estamos ante una coming of age. Lesia (Ghjuvanna Benedetti) es una adolescente que disfruta sus últimos días de vacaciones antes de retornar a la escuela. Las fiestas, las visitas a la playa y el descubrimiento sexual forman parte de su calendario diario. Esta agenda se cancelará abruptamente para cuando una moto la recoja sin previo aviso y la traslade a pasar unos días con un padre en estado de clandestinidad. El reino (2024) es la historia de una joven reconociendo un escenario que contrasta con las demandas de una chica de su edad. Muy a pesar, lo que veremos no deja de responder a la realidad en donde reposa su linaje, una feroz tradición a la que capaz la protagonista se adapta con naturalidad. De ahí los primeros minutos de la película, secuencia que además de augurar el sino de Lesia, puede ser interpretado como una suerte de ritual de iniciación al mundo de la camorra. Esto es importante si es que lo comparamos con una frase recurrente que pronuncia la muchacha cada que empuña un rifle de caza. Este es un relato sobre la corrupción, el ver o hacer cosas que tal vez no quieres, pero es necesario hacerlas porque los “tuyos” lo hacen. Estamos ante un entorno sostenido por un adiestramiento insidioso y progresivo que habitualmente no expone otras alternativas. Queda entonces ceder o asistir a la conciencia moral a fin de cuestionar el alrededor.
10 Semana del Cine ULima: Julie se queda callada
Por tradición, las películas sobre deportistas expuestos a las exigencias de una rutina competitiva nos han trasladado a historias que dialogan sobre la superación personal o revelan un panorama social desamparado, caso Chariots of Fire (1981) o The Loneliness of the Long Distance Runner (1962), respectivamente. Es decir, el deporte como excusa para mejorar o componer algo fracturado en la intimidad o entorno de los atletas. Ahora, en los últimos años, la frecuencia de este tópico, además de aumentar, nos ha venido revelando los “puntos ciegos” e insidiosos que a veces cobija dicha circunstancia. Desde I, Tonya (2017) hasta Nadia, Butterfly (2020), tenemos retratos de deportistas expuestos a una privación o violencia contra los estados naturales de cualquier persona. En otras palabras, si antes el mundo deportivo fue reconocido como lugar de refugio o método de rehabilitación, es partir de esas recientes películas que se lo expone como un espacio inseguro y nocivo producto de una toxicidad normalizada que se ha colado entre las rutinas o normativas deportivas. Por esa línea es que camina Julie se queda callada (2024). Esta es la historia de una talentosa tenista anímicamente paralizada ante un tema trágico que implica a su exentrenador. He aquí el caso de una “testigo” que opta por el silencio, lo que le irá generando un estado de conmoción y aturdimiento.
martes, 22 de octubre de 2024
Curso de terror online
Rednecks, brujería, muertos que vuelven a la vida, el slasher, vampiros, científicos locos,
criaturas surrealistas y del espacio exterior; son temáticas que serán
analizadas desde un perfil multidisciplinario, adoptando enfoques sociales,
políticos, feministas, psicoanalíticos, los estudios culturales y otras
lecturas.
METODOLOGÍA: Aprender de manera flexible
Este curso VIRTUAL se dividirá en 4 capítulos. Los lunes se liberará un capítulo. Cada uno contendrá 5 videos (7-15 minutos de duración c/u) e incluye material digital complementario. En el transcurso, el alumno podrá enviar preguntas o comentarios al correo del profesor para respuestas personalizadas. A modo de retroalimentación, los sábados de la semana correspondiente, se liberará un video o realizará una sesión en vivo* con una selección de las preguntas o comentarios más relevantes de la semana con el fin de exponerlas al resto de los alumnos y ampliar el contenido.
(*) Esto dependerá
del aforo de asistencia. De darse el caso, se celebrará a las 10am cada sábado de
la semana correspondiente
PROGRAMA
Capítulo 1
Tobe Hooper:
fabricando el terror cotidiano.
Capítulo 2
John Carpenter: el cine de terror es renovable.
Capítulo 3
Wes Craven: el miedo no está afuera…y otras paranoias.
Capítulo 4
George A. Romero: la modernidad como camino a la inhumanidad.
INICIO
Lunes 28 de octubre (miércoles 27
de noviembre fecha límite para acceder al contenido del curso)
MODALIDAD
Virtual – más de 5 horas de
material audiovisual y material digital complementario (películas, libros y
artículos)
COSTO
50 soles / 15 dólares americanos
/ 13 euros
(Modos de pago: https://bit.ly/CuentaCursoCine)
PROFESOR
Carlos Esquives – Crítico de cine
INSCRIPCIONES – INFO
fotogramagourmet@gmail.com / +51 980669941
lunes, 23 de septiembre de 2024
72 San Sebastián: My Eternal Summer (New Directors)
La fantasía de las vacaciones de verano se diluye en esta emotiva ópera prima. Una familia de a tres decide pasar la época veraniega en su casa de campo, tal vez la última para uno de sus miembros. Dirigido por Sylvia Le Fanu, My Eternal Summer (2024) nos cuenta la historia de unas personas despidiéndose de un ser querido. La naturaleza soleada de un escenario danés se convertirá en fondo de un advenimiento trágico, eventualidad que, ciertamente, un padre y una hija no enfrentarán de la misma manera. Estos tendrán que seguir y fingir con un programa de ocio mientras son testigos de cómo la enfermedad consume a uno de los suyos. La esposa y madre parece aproximarse a sus últimos días de vida. Le Fanu se inspira de los relatos sobre retiros. La huida a un espacio idealizado interpretado como un paliativo que pudiese persuadir el dolor, no físico, sino emocional, tanto del aquejado como de los celadores. Ahí están algunos clásicos de Ingmar Bergman, tales como Persona (1966) o Gritos y susurros (1972). Pero por encima de ello, la directora se inspira en una coming of age, a propósito de su doliente protagonista. Fanny (Kaya Toft Loholt), la adolescente y única hija de la familia, será foco de este drama en donde veremos a este personaje entrando en conflicto con las emociones propias de una chica de su edad y la impotencia ante el anuncio de un próximo duelo.
martes, 10 de septiembre de 2024
TIFF 24: Querido Trópico (Centrepiece)
La ópera prima de la directora Ana Endara Mislov tiene muchos argumentos para convertirse en un drama áspero, sin embargo, estamos ante una representación que en su lugar opta por apostar al retrato humano y hasta compasivo. Querido Trópico (2024) tiene como protagonista a Ana María (Jenny Navarrete), una inmigrante colombiana que labora como auxiliar médico desde hace algunos años en Panamá. Su buen desempeño le hará cruzar caminos con Mercedes (Paulina García), una matriarca de la alta sociedad que ha comenzado a dar señales de demencia. Ya con esto tenemos una serie de tópicos que podrían destinarnos a un territorio doloroso. Temas como la migración, el choque social o la enfermedad bien podrían verse descubiertos a propósito de estos dos personajes. El hecho es que todo es sospecha e insinuación. Ocasionalmente, estos fantasmas sociales se manifiestan con superficialidad. Como quien dice, para no olvidarnos que existe esa realidad. Entonces las relaciones humanas, así como ciertos conflictos emocionales de carácter reflexivo, son los que modelarán a esta historia. Dos mujeres, cada una con su tema, interactúan. En principio, tenemos la típica resistencia de la mujer mayor negándose a depender de una extraña. Ya luego se va perfilando una amistad, pero no una romántica o empalagosa. Endara tiene un compromiso por huir del dramatismo gratuito.
TIFF 24: Youth (Homecoming) (Wavelengths/Luminaries)
Última parte del extenso seguimiento del director Wang Bing a la rutina de los jóvenes trabajadores de los talleres textiles en Zhili, China. Youth (Homecoming) (2024) es una suerte de epílogo si se la relaciona a sus anteriores partes. Antes de su trilogía, en su documental 15 hours (2017), Wang ya había ofrecido un adelanto al frenético acto repetitivo de las labores de los trabajadores en uno de los tantos talleres en Zhili, comunidad que se considera desde hace algunos años como la meca de la producción de ropa infantil en China y el mundo. Finalizada la Pandemia, el país asiático venía generando el 35% de exportaciones mundiales en moda infantil, originándose gran parte de esa producción en los talleres de la región en cuestión ubicada al norte de China. La reciente trilogía de Wang se abre con Youth (Spring) (2023). Asúmase esta primera parte como el prólogo a un tema constante en la filmografía del director: la explotación laboral consecuencia de un estado informal. Antes, vayamos mucho más atrás. A inicios del siglo XXI, Wang debutó con su documental de nueve horas de duración Tie Xi Qu (2002). Su película hacía un recorrido a un decadente distrito chino que tiempo atrás había sido cuna de fábricas textiles. Tras la adopción de nuevas industrias por parte del Estado, la producción textil fue reducida. Saldo de ello, podemos ver en este documental almacenes abandonados, grandes maquinarias echadas a perder y un pueblo fantasma. En tanto, Youth significa la recuperación de la industria textil a partir de pequeños talleres, esta vez no administrados por un plan socialista.
Youth (Homecoming) es una despedida al seguimiento de estos trabajadores, retrato que Wang inició su grabación en el 2014 y finalizó en el 2019, capaz cuando la Pandemia ya se venía insinuando. Ese dato aumenta el dramatismo del panorama si nos imaginamos lo que sucederá con esas personas que en el transcurso de Youth, a pesar de los malos tratos, se reconocían como privilegiados al gozar de un trabajo u obtener dinero que ayudará al padre impedido de trabajar por enfermedad, solventará los préstamos que la familia tuvo que solicitar para comer o podrá costearse un billete de tren necesario para retornar a tiempo a casa en época de Año Nuevo y otro billete para después volver al trabajo. Reconozco Youth (Homecoming) como el epílogo dado que gran parte de la película acontece en las afueras de los talleres. En esta tercera parte del documental, vemos a jóvenes casarse o visitando a la familia. Nuevamente, surge un contraste en ese reconocimiento. Por un lado, a unos les toca celebrar, por otro lado, a algunos les toca recibir malas noticias. De pronto, las experiencias o dramas que se viven dentro de los talleres no están lejos a lo que viven los mismos personajes o sus familiares en su provincia, espacios rurales en donde el trabajo también es escaso y más agresivo en lo que se refiere a derechos laborales. Eso me recuerda a una larga secuencia en Youth (Hard Times), en donde uno de los trabajadores cuenta las experiencias de gente laborando en otras ramas. “Me siento afortunado”, parece decir mientras comparte esos relatos como si se tratasen de historias de terror, estas narradas en medio de la penumbra, y no para crear clima, sino porque el dueño del taller está no habido y los del alquiler han cortado la electricidad.
lunes, 9 de septiembre de 2024
TIFF 24: Los tortuga (Centrepiece)
Un drama familiar y un drama social son retratados en la nueva película de la española Belén Funes. Los tortuga (2024) nos cuenta la historia de una madre y una hija cargando un luto todavía no procesado. Es importante prestar atención al significado del prólogo de esta película. Anabel (Elvira Lara) pasa una temporada cosechando los olivos junto a la familia de su fallecido padre. Al tiempo, su madre Delia (Antonia Zegers) llega de Barcelona y esa tranquilidad bucólica se rompe. La relación de la madre con la hija se manifiesta tensa, muy contenida. Es hora de que ambas retornen a la ciudad. Así inicia esta historia de dos mujeres que “migran” o retornan al espacio que aparentemente es su lugar. Funes alude a “los tortuga” como la expresión que para un ámbito rural se les llama a las personas que deciden abandonar la vida de campo. Ahora, es a propósito de esa acotación de lo migratorio, que la directora decide hacer un retrato sobre personas desencajadas. De pronto, Barcelona es un “no lugar” para ellas, y no necesariamente porque Delia sea de origen chilena, sino porque las protagonistas de esta historia se sienten así tanto anímicamente —consecuencia de esa pérdida no superada— como socialmente, esto último estimulado por las muy cuestionables tácticas inmobiliarias que está reinando en las ciudades españolas.
domingo, 8 de septiembre de 2024
TIFF 24: Gülizar (Discovery)
Hay mucho misterio en el aire consecuencia del hermetismo de la protagonista de esta historia. Gülizar (Ecem Uzum) sufre un ataque sexual en una parada de autobús durante su tránsito de Turquía, su tierra natal, a Kosovo, en donde le espera su prometido Emre (Bekir Behrem) a fin de organizar los preparativos de su próxima boda. De pronto, el cambio geográfico expresa una realidad muy contraria a las expectativas de la muchacha. El cruce fronterizo será equivalente a traspasar el umbral en donde termina la inocencia y comienza la cruda realidad. La película de Belkis Bayrak es la representación de un trauma producto de la violencia física, el cual resulta aún más interesante si se aborda el caso como el efecto de un choque cultural experimentado por una persona criada en un ámbito rural. Gülizar (2024) inicia con la protagonista contemplando una cosecha siendo quemada como método de control de plagas. Este detalle será importantísimo para poder comprender cómo funciona el imaginario de Gülizar. El fuego como elemento preventorio ante cualquier agente que pueda atentar contra la naturaleza. Posteriormente, Gülizar llegará a un territorio ajeno, siendo su primera experiencia la tentativa de un ultraje sexual. Saldo de ello, irá reconociendo que en ese escenario no existe el “fuego” o los normas que previenen o reparan esos atentados que van contra la naturaleza.
sábado, 7 de septiembre de 2024
TIFF 24: Polvo serán (Platform)
Una mirada atípica al tema del suicidio asistido. Claudia (Ángela Molina) está desahuciada, así que ha decidido adelantar su muerte en un próximo viaje a Suiza. Ante esa decisión, Flavio (Alfredo Castro), su devoto marido, está dispuesto a acompañarla. A propósito de esta premisa, Polvo serán (2024) podría ser un drama lacrimógeno. El hecho es que desde su primera secuencia queda claro hacia dónde apunta la nueva película del español Carlos Marqués-Marcet. Pienso en una película como Lina de Lima (2019), de María Paz González. La típica historia de una mujer inmigrante lidiando con el día a día se ve representado de forma jubilosa y hasta celebratoria, ello consecuencia de que intercala la dramática rutina de su protagonista con secuencias de canto y baile. Este concepto se ve replicar en Polvo serán. La película abre con una situación familiar nerviosa, aparatosa, confusa. Entonces ingresa a escena una comitiva con destino a auxiliar. La cosa se pone más confusa, aunque esta vez en un sentido juguetón. Marqués-Marcet, más que inspirarse del género musical, se inspira de las artes performativas para liberar la tensión dramática, un método que, en efecto, transgrede las convenciones propias del tema central en cuestión. Sin duda acá habrá muerte, pero de alguna manera los argumentos expuestos nos alistarán a asimilar esa consumación.
TIFF 24: Seven Days (Centrepiece)
Sacrificar una vida normal por una causa política. Para Maryam (Vishka Asayesh), este es un discernimiento que va más allá de los idealismos. Ella ha sido una militante enérgica por años. Saldo de ello, ha tenido que enfrentar la cárcel y distanciarse de su familia por seis años, sin contar el largo tiempo de intimidación por parte de un régimen estatal. Su lucha, en tanto, no se reduce a una simpatía o romanticismo político, sino una demanda social urgente: denunciar el ultraje de los derechos humanos en Irán. Seven Days (2024), en cierta perspectiva, es el foco a una proeza e inmolación individual que debería servir de modelo para toda una nación. Estamos hablando de un compromiso que compete y afecta a muchos. En ese sentido, tal vez ese sacrificio que hace Maryam tenga un valor más significativo que el asegurar la funcionalidad de su familia. ¿Pero en realidad es así? El director Ali Samadi Ahadi nos cuenta una historia que descubre un razonamiento ambiguo. Su conflicto se reconoce a partir de la obstinación de una mujer que no quiere reducir el radio de su intervención política con viras a generar un cambio social. El hecho es que esto implica un daño colateral y quien sabe irreversible. Y que es del otro lado su familia se priva de su presencia, cariños, educación y momentos claves en la vida de los hijos. Maryam ha limitado al mínimo su rol de madre para ser una activista política a tiempo completo, y así tenga la oportunidad de reconsiderar una vida normal, ella seguirá eligiendo la lucha política.
jueves, 5 de septiembre de 2024
Venezia 81: The Witness (Orizzonti Extra)
Segunda colaboración entre los directores Nader Saeivar y Jafar Panahi. Ya antes se habían juntado para realizar el guion de Trois Visages (2018), dirigido por Panahi. Nuevamente coescriben una historia, esta vez dirigida por Saeivar, la cual aglutina una diversidad de injusticias cotidianas que padece un promedio de la comunidad femenina iraní. The Witness (2024) narra la historia de Tarlan (Maryam Bobani), una veterana profesora y activista política, quien será testigo de un crimen que predice convertirse en un caso impune. Al igual que otras películas de Panahi o Asghar Farhadi, Saeivar se dispone a tomar por excusa un conflicto central para en su camino hacer una inspección de los otros problemas sociales que acontecen en Irán. El hecho es que termina por definir una red de problemas. Irán entendido como un ecosistema malsano. Las injusticias, las brechas sociales o de género y las complicidades nocivas están en todas partes y se adaptan a distintas circunstancias. Entonces, tenemos a Tarlan, un personaje de empatía nata, siempre dispuesta a auxiliar a quien necesite ayuda sin esperar nada a cambio. Ese tipo de personalidad en definitiva es una condena en un espacio que te obliga a meterte en lo tuyo a menos que quieras verte afectada. La hija adoptiva de Tarlan es golpeada por su marido, un hombre de negocios desconocidos, aunque con mucha influencia. La protagonista hace lo mejor para conciliar la relación, algo que no será suficiente para cuando el esposo decida llevar su violencia a un máximo límite.
miércoles, 4 de septiembre de 2024
Venezia 81: TWST - Things We Said Today (Out of Competition)
Antes de acontecer los disturbios de Detroit de 1967, uno de los enfrentamientos social raciales más feroces en EE.UU. —estos estupendamente representados en Detroit (2017), de Kathryn Bigelow—, sucedieron los disturbios de Watts en Los Ángeles de 1965. La tensión entre las comunidades afroamericanas y las autoridades estaba en un punto crónico. El abuso y el racismo de la policía obtuvo como respuesta una reacción igual de violenta por parte de los ciudadanos alojados en las periferias de esas zonas. Quién diría que en esos momentos, en el otro lado del país, específicamente en New York, se estaba viviendo una realidad alterna. De pronto, las protestas contra la Guerra de Vietnam habían asumido un descanso consecuencia de la llegada de los ídolos de entonces: The Beatles. Fue un acontecimiento que definitivamente marcó a la generación más joven, pues para su deleite las fechas de presentación del grupo de Liverpool coincidía con la Feria Mundial de New York, atractivo recreativo para todos los locales. Es decir, en un extremo, EE. UU. se encontraba en un estado de guerra civil, en el otro, se solidificaron las fantasías de una generación que le hizo culto a su etapa adolescente. Este imaginario se ve representado en TWST – Things We Said Today (2024), del director rumano Andrei Ujica, mediante una propuesta fílmica que se apropia de los registros fílmicos y la conciencia social de aquel entonces.
martes, 3 de septiembre de 2024
Venezia 81: Maldoror (Out of Competition)
El thriller representado en un entorno sórdido es una constante en el cine de Fabrice Du Welz, un director atraído además por oscuros anales policiales inspirados en hechos reales. Maldoror (2024) no es ajeno a esas demandas. Esta película está inspirada en un caso infame que extendió una ola depresiva en la sociedad belga. La caza a Marc Dutroux, un asesino serial de menores, había sido obstruida por años consecuencia de una negligencia consciente por parte del sistema judicial y policial. En la película, tenemos como protagonista a Paul Chartier (Anthony Bajon), un gendarme que será convocado para un grupo de investigación confidencial que tiene como propósito dar con la pista de dos niñas secuestras. El protagonista de Maldoror parece sacado de una idea del cine noir. Chartier es emocional y moralmente ambiguo. Apasionado y comprometido, obstinado y explosivo. Modelo en su oficio, aunque dispuesto a patear el tablero para cazar al objetivo. Ello me recuerda a un Clint Eastwood de los años 70 en una New York putrefacta, ciudad que demanda una mano fuerte que no tema a las intimidaciones de los maleantes ni evadir las condiciones que le impongan sus superiores. Dicho esto, estamos ante un héroe que a medida que intenta luchar contra el mal tendrá que batallar contra el sistema, la normativa, el protocolo y demás atrasos que le otorgan tiempo y ventaja a los ejecutores de una red de pedofilia. Lastimosamente, Chartier no es Eastwood, lo que convierte a su odisea en un trayecto difícil y, en consecuencia, frustrante.
lunes, 2 de septiembre de 2024
Venezia 81: Le Mohican (Orizzonti Extra)
La referencia a la novela canónica de James Fenimore Cooper no es gratuita. “Eres como el último mohicano”, le dicen a Joseph (Alexis Manenti) sin saber que ese mote sería vaticinador. Le Mohican (2024) acontece en la actual Costa de Córcega, escenario de amplitud turística, pero que en un pasado fue territorio netamente rural. Es en esa realidad que Joseph, el último de los criadores de cabras, se convierte en un sujeto exótico dentro de su escenario natural. En tanto, el que se niegue a vender su terreno, que bien podría transformarse en un próspero sitio turístico, lo convierte en un saboteador para sus enemigos, aunque también en un emblema de resistencia para sus similares. Es a partir de esta premisa que el director Frédéric Farrucci se anima a hacer un comparativo de su relato con la novela El último de los mohicanos. Aquí estamos tratando también con un espacio reclamado por comunidades “extranjeras”. Colonizadores procedentes de la ciudad se han sitiado en estas tierras francesas. Fruto de ello, han transgredido no solo el ecosistema, sino que también las normas y tradiciones de esta costa. A propósito, lo que se describe no está lejos a un escenario western. Consecuencia del negocio de la expropiación de lotes, es que los locales se sienten en tierra de nadie. Las mafias de terrenos están asociadas con las autoridades y por eso tienen bandera blanca para tomar lo que mejor les plazca. En ese sentido, Joseph es un equivalente a uno de los tantos héroes del viejo oeste, quien tendrá que luchar si quiere conservar lo que es suyo.
domingo, 1 de septiembre de 2024
Venezia 81: Familia (Orizzonti)
La violencia doméstica como tema central de esta película italiana basada en hechos reales. Familia (2024) relata la historia de un padre intimidante, agresivo e incorregible. El director Francesco Costabile nos introduce a esta historia desde la perspectiva de Luigi (Francesco Gheghi), uno de los dos hijos que capaz tenga poco o mucho de la personalidad del padre. La película se abre a partir de la infancia de los niños y luego hará una elipsis hasta cuando los menores ya son adultos de veinte años. En ese tránsito, los primogénitos han sido testigos de las barbaridades del patriarca y, en consecuencia, tuvieron que vivir gran parte de sus vidas separados del mismo. En cierta perspectiva, podría hacerse una lectura comparada de esta película con una slasher. Tenemos pues a un grupo de personas que sobrevive al ataque de un monstruo. Años después, la maldición está por repetirse. El “mal” retornará no sin antes merodear, medir el pulso de sus víctimas, asegurarse de que están con la guardia baja para así extender nuevamente el terror dentro del espacio íntimo. Siguiendo con ese subgénero, hay algo de absurdo en este tipo de relatos. Pasa que los personajes, sea porque lo vivieron en carne propia o lo escucharon, saben que el ser maligno no muere y bien podría retornar. El hecho es que hasta cierto punto esas mismas personas deciden obviar la advertencia del vaticinio. Simplemente subestiman al monstruo. El saldo será una nueva masacre. Familia es como una slasher, aunque sin el clima, más realista y dándole más desarrollo al “héroe”.
sábado, 31 de agosto de 2024
Venezia 81: Mon Inséparable (Orizzonti)
Una grieta se manifiesta en la relación entre una madre y su hijo para cuando este último inesperadamente se convertirá en padre. Mon Inséparable (2024) es el retrato de una dependencia emocional en plena crisis. Mona (Laure Calamy) reparte su tiempo como madre y como hija. Por un lado, está pendiente de Joel (Charles Peccia), su único hijo, un adulto con discapacidad intelectual. Por otro lado, aunque con un aire pesimista, la protagonista no deja de asistir al hospital a visitar a su madre, quien se encuentra en estado vegetal. Sin una intención de generar un drama gratuito, la directora Anne-Sophie Bailly desde un principio decide enfrentar a su personaje principal a dos escenarios, dos realidades que ponen en contraste o balance el estado anímico de la mujer. Cuando Mona piensa en su madre, parece como si se anticipara a lo peor. Es como si fuera consciente de que su personalidad emocionalmente dependiente no estuviese preparada o simplemente no resiste a esa angustiante situación. Para su alivio, ahí está Joel. El hijo, ciertamente, pone en equilibrio la pesadumbre de Mona. El hecho es que ese equilibrio tiene que ver en cierta forma con la condición de Joel. De pronto, la discapacidad del primogénito, desde el punto de vista de la madre, se convertirá de manera inconsciente en un aval que asegurará esa estabilidad emocional que Mona necesita. He ahí el conflicto de este drama.
jueves, 29 de agosto de 2024
Venezia 81: Quiet Life (Orizzonti)
Aunque parezca una idea sacada de algún libro de ciencia ficción, el Síndrome de la Resignación es tan absurdamente real como lo fue la “superada”, pero todavía increíble, Pandemia del COVID-19. Repentinamente, niños se desmayan y quedan en un estado similar al coma o vegetal. Es el síntoma de un trauma que radica de un entorno familiar en crisis. Tal es el nivel de estrés de algunos niños dentro de ese ámbito que sus cuerpos deciden caer en un sueño profundo a modo de ponerse a salvo de su realidad. La única cura es el reposo, la tranquilidad, el aligeramiento de la fatiga anímica. En tanto, pueden pasar semanas, meses o hasta años para que el menor despierte de su letargo. Quiet Life (2024), dirigido por Alexandros Avranas, se inspira en los tantos casos de este rarísimo síndrome que nació en Suecia, país que una década atrás se internacionalizó como el promotor del sistema educativo por excelencia, pero que, en contraste, a propósito de los protocolos de su sistema migratorio, nació y, posteriormente, se extendió una colonia de menores cumpliendo una fase de soponcio. En la historia de esta película, tenemos a una familia de refugiados rusos aplicando para el asilo en Suecia. A primera vista, los rostros, la fisionomía e incluso la modulación de voz de estos protagonistas está definido por un rasgo rígido y patológico. Es una representación que el director ya había adoptado en su ópera prima Miss Violencia (2013) y que puede percibirse también en Canino (2009), de Yorgos Lanthimos, películas en donde la sobriedad y el aire deprimente de los personajes combina con la neutralidad vacua de los escenarios y la fotografía.
jueves, 22 de agosto de 2024
Reinas
Esta es la historia de la construcción de un vínculo filial. Carlos (Gonzalo Molina) está lejos de ser un padre modelo. Su repentina aparición le genera sorpresa a su exesposa e indiferencia a sus dos menores hijas. A partir de eso, podemos ir definiendo a este personaje como un rostro extraño, aunque conocido y hasta simpático, así su exsuegra intente aparentarlo. Y es que Carlos será muy negligente, sin embargo, tiene una ventaja: el tipo tiene encanto. Desde su primera secuencia, la que parece hacer un guiño al protagonista del documental Metal y melancolía (1994), de Heddy Honigmann, Carlos es presentado como un sujeto locuaz, ocurrente, “florero”, mas bien intencionado. El tipo te palabrea, pero te sabe entretener con sus inventos. Su prosa, hasta cierto punto, no daña, sino todo lo contrario. Es un método para evitar los silencios incómodos, neutralizar las situaciones tensas, persuadir a su receptor que está intentando hacer las cosas bien. He ahí el espíritu de Reinas (2024). La directora Klaudia Reynicke nos presenta a ese personaje muy imperfecto a quien es imposible odiar. De pronto, en donde hay un cúmulo de defectos, comenzaremos a ver a alguien que capaz podría redimirse. Es el efecto de la personalidad de Carlos, la que definitivamente creará buenos resultados en la relación con sus “reinas”. Las niñas serán interpretadas como las “víctimas” por excelencia del encanto de su padre, miradas que, obviamente, pasan por alto el buen juicio o madurez que demanda la situación. Sucede que la madre de las niñas ha encontrado un trabajo en el extranjero, y la partida sin el padre se perfila como un acto inevitable.