Junto con Nadia, Butterfly (2020) y Slalom (2020), la ópera prima del director Elie Grappe podría formar parte de un ciclo de cine acerca de jóvenes atletas, un panorama a los retos físicos y mentales que implica la exigencia de un deporte y cómo esa interacción surge en sus protagonistas un conflicto interior no necesariamente vinculado al mundo deportivo. Olga (Anastasiia Budiashkina) es una talentosa gimnasta que solo quiere competir en el torneo europeo. Su obstinación es tal que no dudará en representar a otro país con tal de asegurar su presencia en dicho certamen. Es consecuencia de esa decisión que aflora el conflicto de esta película. Olga (2021) sucede en un contexto previo al euromaidán, la revolución más importante en la historia moderna de Ucrania. Mientras que la adolescente se encuentra entrenando en Suiza, el nuevo país al que representará en el torneo, las protestas en Ucrania explotan. Siendo su madre una influyente reportera opositora del gobierno de Viktor Yanukovich, Olga optó por la nacionalidad paterna a fin de poner a salvo su vida, pero más aún su deseo de seguir sus sueños. Entonces, será tras el estallido popular en Ucrania que la decisión de Olga comenzará a generarle un cargo de conciencia.
martes, 15 de noviembre de 2022
34 Festival de Cine Europeo: Olga
lunes, 14 de noviembre de 2022
34 Festival de Cine Europeo: Pause
Hasta el 24 de noviembre va una nueva edición del Festival de Cine Europeo. Pueden ver la programación, sedes y horarios en su página web. Aquí una de las imperdibles.
No recuerdo algún precedente fílmico que asuma a la menopausia como premisa argumental, y eso ya de por sí genera un interés. Pafsi (2018) inicia con la protagonista recibiendo un diagnóstico médico. Este momento no está lejos a esas escenas de tantas películas en donde personas son desahuciadas o se les anuncia son víctimas de una enfermedad agresiva. Lo de esa mujer no será una enfermedad, pero sí gestora de síntomas agresivos. Toda una lista de posibles efectos son los que sentirá Elpida (Stella Fyrogeni) de aquí en adelante consecuencia de la menopausia. Es casi un calvario físico lo que describe el especialista. En tanto, la mujer no hace mas que mirar al vacío, despegada de la realidad, incrédula ante el advenimiento de una naturaleza cruel. La directora Tonia Mishiali nos introduce a una historia de sufrimiento, casi una historia de terror, siendo su personaje víctima de una agresión que, según ella misma afirma, le ha llegado temprano. Se percibe esta situación como una condena, una injusta y repentina. Al menos eso nos anuncia el rostro de la protagonista que no sale de su espasmo. Se le nota perturbada, reprimiendo un grito que esconde a su marido mientras lo asiste. ¿Es que acaso la menopausia ya ha comenzado a boicotear su estado físico con buena parte de los síntomas mencionados por el médico?
Hipocampo
Se encuentra liberado en YouTube durante todo este mes de noviembre Hipocampo (2022), dirigido por Víctor César Ybazeta, un cortometraje que me trae a la memoria otro notable corto experimental peruano, Vacío/a, de Carmen Rojas Gamarra. Ambos filmes se valen de una reproducción de imágenes estáticas y un montaje sensorial a fin de asomar un mensaje subjetivo. El puerto de Paita, ubicado en Piura, es el escenario de esta película. Lo que vemos son retazos cotidianos de su alrededor, planos superficies, construcciones u operaciones aparentemente intrascendentes, los cuales se mezclan con un material de archivo. Aquí la movilidad de la cámara es escasa. Es una película que retrata y describe, pero que, a diferencia de la pintura o la fotografía de retrato, esta no expresa exaltación. Capaz la cámara lo intenta o busca mediante esa reproducción incesante de encuadres, en donde el retratista cambia de planos y angulaciones. Es decir, hay un esfuerzo por hallar o forzar alguna fotogenia. Lo cierto es que el contenido, eso que se encuadra, repele o diluye ese deseo —si lo hubiera— de enaltecer esta ciudad dueña de un pasado glorioso.
viernes, 11 de noviembre de 2022
37 Mar del Plata: Anhell69 (Competencia Latinoamericana)
Al igual que en Sunset Boulevard (1950), esta película inicia con un cadáver contándonos su historia, pero que, a diferencia del clásico de Billy Wilder, ésta también es la historia de muchos otros como él. Anhell69 (2022) hace un panorama a la comunidad homosexual masculina en Medellín, ciudad habitualmente asociada a la violencia y las drogas. Para ello, el director Theo Montoya se vale de una variedad de formalismos narrativos. Esta es una película que tiene tanto de documental como de ficción. Tiene de performance, de making of, secuencias de un cine amateur, es testimonial, un drama social, de serie B, un cine dentro del cine, gesta el tributo y también genera una denuncia. Funciona como una revisión histórica y como un apunte a la coyuntura colombiana. Promueve en sus protagonistas la remembranza, estimula una mirada hacia la posibilidad y sin premeditarlo engendra un epitafio. Es decir, atiende al pasado, presente y futuro, así como a sus síntomas y posibilidades. Es ejemplo perfecto de un cine moderno, porque se apropia de una diversidad de recursos fílmicos tradicionales y los amalgama, difumina sus fronteras y los pone a interactuar en un mismo escenario.
miércoles, 9 de noviembre de 2022
37 Mar del Plata: Pacifiction (Autoras y Autores)
El seudodocumental Crespia, the Film not the Village (2003) y la lasciva y vampírica Historia de la meva mort (2013) son las películas de Albert Serra con una narrativa más cercana a lo tradicional. Pacifiction (2022) no solo ingresa a ese grupo, sino que además se orilla a un cine de género, específicamente, el cine político con insinuaciones al thriller. Esta es la historia de un diplomático francés que comienza a ser víctima de la inquietud a raíz de unos rumores que indican una posible reactivación de prácticas nucleares en su área de vigilancia, la Polinesia Francesa. Tras la llegada de un cuerpo de marinos franceses a una de las islas del territorio, De Roller (Benoit Magimel) no deja de preguntarse si es acaso la confirmación de eso que advertían algunos locales dispuestos a anticipar una ofensiva. Lo que veremos entonces será al asignado francés intentando indagar y apaciguar, saltando de isla en isla, eso sí, siempre dominado por una personalidad serena, casi tomando la situación deportivamente. Su tránsito simula ser un tour vacacional. Tiene que ver también el que este sea un escenario con casinos, lugares de reposo, incluso una iglesia rodeada por una naturaleza paradisiaca. Iglesia que ciertamente está molesta por esa infestación de banalidad. No es gratuito que en algún momento al diplomático se le escapa una referencia a la Cuba antes de la revolución.
martes, 8 de noviembre de 2022
37 Mar del Plata: Tres hermanos (Competencia Internacional)
Una película sobre la masculinidad decadente en territorio western. Tres hermanos (2022) inicia con una secuencia que hace bosquejo de un territorio hostil y salvaje. Lo siguiente es la confirmación de que estamos ante una comunidad varonil arisca, aunque expuesta a una realidad volátil y que, por tanto, no asegura estabilidad o trascendencia. El director Francisco Joaquín Paparella realiza una película en donde el mito del cowboy soslaya en la presencia de estos hermanos que proyectan una personalidad aislada, impulsiva y combativa. Es una serie de características que definitivamente trascenderían en una época en que las tierras todavía no habían sido conquistadas y la ley no existía en las mismas. Tal como sucedía en el viejo oeste de John Ford o el de Howard Hawks. Pero lo cierto es que aquí estamos tratando con un escenario que manifiesta incertidumbres y riquezas expropiadas. Estamos pues ante una Patagonia con terrenos titulados, fiscalizada y que ya no presenta más lugar por descubrir o expandirse, lo que de paso ha provocado la escasez de puestos laborales, siendo ésta una “colonia” foco de riqueza en donde varios hombres están tras una misma presa. De ahí es que se entiende el contraste que existe entre la personalidad y el aspecto físico de estos hermanos.
37 Mar del Plata: El rostro de la medusa (Competencia Internacional)
Curiosa y divertida en varios momentos. Esta es la historia de una chica que se le cambió la cara. ¿Cómo sucedió eso? Pues así, poco a poco se le fue transformando hasta que hubo un punto en que su abuela ya ni se atrevió a llamarla por su nombre. El rostro de la medusa (2022) es un relato absurdo sobre cómo una joven desea intentar recuperar su rostro y comienza a experimentar una serie de desvíos. En cierta perspectiva, la directora Melisa Liebenthal parece tener en sus manos una historia fantástica con una premisa que bien podría ser un éxito de taquilla en Hollywood. Marina (Rocío Stellado) es una joven que tiene una personalidad que parece sacada de alguna idea mumblecore. Su vida se estanca tras su “metamorfosis” involuntaria y mientras piensa en cómo resolver ese problema improvisa sus acciones. Esta es como una comedia en que las cosas se ponen de cabeza. Se podría decir que la mujer ha decidido sacarle provecho a ese contratiempo y asumir una segunda identidad. Ver el lado amable de las cosas. De pronto, la fantasía le dispone una posibilidad para, tal vez, rescatarla de su rutina o conformidad. Muy a pesar, no deja de darle vuelta la idea de que su identidad se ha esfumado y posiblemente eso la coloca como un espécimen raro.
lunes, 7 de noviembre de 2022
37 Mar del Plata: As Bestas (Autoras y Autores)
Esta es una película que no se puede reducir únicamente a una pesadilla hillbilly. Desde su primera secuencia, As bestas (2022) alude a este término peyorativo y prejuicioso usado en Estados Unidos, el cual se refiere a los habitantes rurales hostiles y resentidos hacia una comunidad citadina o ajena a su territorio. Películas como Straw Dogs (1971) o Deliverance (1972) han sido cosecha de ese miedo hacia una civilización de montañeses clasificada como incivilizada. No es de extrañar por tanto que muchos de esos relatos llevados a la pantalla grande que aluden a ese personaje tipo estén asociados al género de terror. Desde Motel Hell (1980) hasta House of 1000 Corpses (2003), se representa al hillbilly como un monstruo real y social. Es un terror capaz más palmario producto de esa empatía que podría crearse frente a las víctimas habituales, los viajeros de paso o familias vacacionando en medio de la naturaleza en busca de algún espacio idílico, pero que en su lugar encuentran la humillación y la persecución de los aborígenes. A propósito, es que puede irse subrayando una distinción de la película de Rodrigo Sorogoyen respecto a esos antecedentes fílmicos, y de paso cómo es que las “bestias” de ese contexto español no siempre fueron así.
Pero la película apenas da lugar a provocar un dilema ético en el espectador respecto a ese tema. Pasa que es como si los actores de esta riña hubieran asumido sus roles convencionales apenas aconteció el desacuerdo y dejan poco lugar para el consenso. Es decir, Antoine poniéndose en una posición de víctima paranoica y los hermanos Anta en una posición ofensiva caldeada por el resentimiento. Es a partir de ello que se hace alusión a los recursos del subgénero de suspenso o terror sobre hillbillies. As bestas es una historia tensa dominada por muchos momentos de irracionalidad que viene de sendos bandos, aunque, especialmente del bando de los hermanos Anta. Lo importante además es que aquí el resentimiento no se extiende a un nivel colectivo. Este es un versus entre dos casas. Mientras tanto, el resto asume una mirada distante. Nuevamente, Sorogoyen se niega a crear de que se extiende un imaginario bárbaro en este espacio. Aquí la barbarie es síntoma de algo personal. Claro que eso no significa que ese choque no esté libre de complejos sociales. Los agresores y víctimas liberan prejuicios. Esa es su sin razón. Si bien tenemos a un Antoine, habitualmente, apelando a la razón cada que trata con sus agresores, vemos que esa cordura a veces se esfuma para cuando expone su demanda frente a las fuerzas del orden. Como toda historia de espanto, esta retrata a un personaje que comienza a desconfiar más allá del límite de sus agresores.
37 Mar del Plata: Trenque Lauquen (Competencia Latinoamericana)
En efecto, narrativamente, la nueva película de Laura Citarella tiene de Mariano Llinás, especialmente en su primera parte en donde una búsqueda aflora derivas, otras historias, breves conflictos, muchas pistas y varias insinuaciones. Pero vamos al propio universo que se ha ido creando la directora, tomando en cuenta sus largometrajes previos, convirtiendo a Trenque Lauquen (2022) en una película que va dejando en claro las constantes de esta autora argentina. En Ostende (2011), tenemos la historia de una mujer vacacionando, en principio sola, fuera de la ciudad en un espacio que más bien poco incita al reposo. Ahí la mujer se verá inquietada y luego obsesionada por una historia ajena, la de tres huéspedes de ese mismo lugar en donde se hospeda, a quienes mira o escucha a distancia, personas que nunca había visto en su vida, pero que le suscitan curiosidad, capaz producto del aburrimiento o por una firme corazonada. En tanto, en La mujer de los perros (2015), tenemos a una protagonista viviendo en un escenario rural, una solitaria que anda de un lado a otro amparada por sus perros. Es el seguimiento a una vida que a vista general parece intrascendente, dueña de rutinas abstemias a lo extraordinario, pero que genera un aura de misterio, esa imperiosa interrogante a sus antecedentes. Frente a eso, podríamos decir que Trenque Lauquen convoca argumentos de las anteriores películas de Citarella.
viernes, 4 de noviembre de 2022
8 Semana del Cine ULima: Godland
Se cuenta que en Islandia cierta vez se encontró una caja de madera que contenía fotografías que habían sido tomadas por un cura danés allá por finales del siglo XIX. El director islandés Hlynur Palmason se inspira de ese hallazgo para crear su historia. No es de extrañar entonces que Godland (2022) sea una película fotogénica. En gran parte, este relato acontece en los escenarios naturales islandeses, terreno en donde me imagino se coloca la cámara y el plano ya está hecho. La diversidad geográfica de este país es impresionantemente bella, pero sobre todo imponente. El joven sacerdote Lucas (Elliot Crosset Hove) de origen danés ha sido encomendado para una misión. Viajar a algún punto de la lejana Islandia para fundar una iglesia en una pequeña comunidad antes de la llegada del invierno. Se emprende así un duro trayecto que el propio cura, sin premeditarlo, se impone: evitar la ruta por agua y seguir una a pie para aprovechar a tomar fotos en el camino. Más allá de un acto de penitencia, es un acto de ignorancia. Lucas, junto a una comitiva de lugareños, en efecto, será testigo privilegiado de esos hermosos fondos dignos de fotografiar, pero también se verá expuesto a la hostilidad de un entorno, tal vez dominable para sus acompañantes, aunque desafiante para un cura danés como él.
Así como los protagonistas de la película de Bresson y Scorsese, Lucas reconoce a una sociedad que le es difícil digerir. De hecho, esto tiene que ver con que toda civilización es síntoma de su hábitat. En ese sentido, esa pequeña comunidad islandesa que acoge al cura tiene algo de brusca e impredecible. Es momento perfecto para vincular a Godland con el cine de John Ford. Esta es una película que no está lejos a las normativas y fantasías del viejo oeste estadounidense. Lucas se encuentra en un escenario en donde las leyes son distintas a su natal Dinamarca. Aquí el espacio exige rudeza, vigor físico, entendimiento y asimilación de las lecturas míticas o paganas para comprender el comportamiento de la naturaleza y sus habitantes. Es toda una serie de requerimientos que el cura no tiene y además se resiste a adoptar porque va en contra de sus conceptos. Entonces, es como un citadino en un escenario western, un sujeto que nunca ha jalado del gatillo y se niega a “desagradarse” a asumir ese discernimiento ético. Queda entonces aprender a disparar o menguar dentro de eso que reconoce como barbarie. A eso suma el poder de la naturaleza. Esa geografía simbólica contenciosa. Un adversario más para el foráneo confundido por la letal belleza de su extensión.
8 Semana del Cine ULima: Falcon Lake
Una característica curiosa de esta ópera prima es que referencias y recursos del cine de terror se convierten en un leitmotiv. Bastien (Joseph Engel), un adolescente parisino, arriba junto a su familia como invitados a una cabaña ubicada en las cercanías de una laguna en Quebec, lugar que lo expondrá a los frecuentes sustos de los lugareños, historias de fantasmas, un cuarto adornado con carteles de películas de terror y la compañía de Chloé (Sara Montpetit), una adolescente un poco mayor a él que tiene una obsesión por hacerse fotos simulando su muerte. Entonces, es curioso tomando en cuenta que Falcon Lake (2022) es una historia romántica en donde dos adolescentes comienzan a conocerse y a gustarse mutuamente. Tenemos además este trasfondo vacacional, fogatas, juegos de mesa, algo de música y alcohol. Es toda una puesta que nos refiere a esa fantasía sobre amores de verano que Hollywood ha difundido con gran énfasis durante la década de los 80. El hecho es que a ese escenario se traspone un filtro que parece negar el romanticismo y apela más bien a esas cuotas de terror, aunque sin llegar propiamente al estado. Por un momento, podría decirse que la directora Charlotte Le Bon se inspiró en el famoso campamento de Crystal Lake —el de Friday the 13th (1980)— cuando escribía esta historia que más allá de ternura y romance edulcorado es excéntrica y hasta erótica.
jueves, 3 de noviembre de 2022
8 Semana del Cine ULima: La integridad de Joseph Chambers
Esta es la historia de un “muerto matando a un vivo”. Joseph (Clayne Crawford) solo quiere cazar. Él nunca ha aprendido a coger un arma —ni si quiera tiene una—, no ha cohabitado antes con el bosque, disparado a un animal, no conoce técnicas de primeros auxilios ni mucho menos de sobrevivencia; sin embargo, él quiere cazar. No aprender, sino solo cazar, como si pensara que dicha actividad es innata a cualquier hombre. Es cosa de coger el arma, sentarse en medio de la naturaleza, apuntar y jalar del gatillo; figura creer. Joseph asume la caza como una habilidad que ha nacido con él. Es cosa de activarla. Todos los hombres en algún momento de sus vidas han cazado. Es lo natural, lo congénito o hereditario. Es lo que piensa o lo que la sociedad le ha inculcado. En The Integrity of Joseph Chambers (2022), el director Robert Machoian desmitifica los pensamientos o fantasías de una sociedad masculina que desde muy chiquitos ha inculcado a estos a que todos son capaces de cazar, ganar la liga mundial de beisbol o ser Clint Eastwood. Esta es la consecuencia de una promoción nacional que tiene que ver con el modelo americano.
Entonces tenemos a Joseph, el Homero Simpson que quiere cazar y lo va a hacer, así su esposa le advierta una y otra vez que tiene un mal presentimiento de todo esto. El padre de familia modelo se presta arma, se presta camioneta, se presta el espacio de cacería. Esta es la vida de un hombre que vive de prestado. De camino a las entrañas del bosque, se apropia de glorias ajenas. Se las imagina obteniéndolas. En menos de un kilómetro de caminata, ha ganado un campeonato deportivo, es un gran pistolero y ya pretende ser el dueño del bosque. En The Integrity of Joseph Chambers, vemos cómo este protagonista siempre está acompañado por una frecuencia mental. Su cabeza es como una antena que capta situaciones, obviamente irreales, y las simula, las “vive” con excitación. Es como un niño. Claro, quién no lo es dentro de la soledad, en medio de un espacio plácido, fuera del peligro, en donde se cree nadie te ve. En este escenario, Joseph es él mismo. O eso es lo que él piensa. Machoian nos presenta a un personaje que parece ser un niño o que a todo momento cree ser alguien que no es. Cómo explicar ese instante en que repasa sus líneas cowboyescas mientras su esposa intenta dormir. Es alguien que nunca apaga la señal de ese chip mental. Solo o acompañado, Joseph no puede dejar de fantasear.
8 Semana del Cine ULima: Tres pisos
Una película con historias que resultan inacabables, en un buen sentido. Nanni Moretti ingresa en la intimidad de tres familias y descubre una diversidad de conflictos. En principio, Tres pisos (2021) parece ser un filme de historias cruzadas, sin embargo, a pesar de que los habitantes de cada nivel comparten un mismo edificio, el director italiano los observa de manera independiente. Esto incluso recae en la naturaleza de sus conflictos. Cada uno manifiesta una sensibilidad y deriva distinta. Si bien el drama es una pauta en las tres historias, cada una tiene un nivel dramático distinto de la otra. Podría decirse que la historia del hijo conflictivo es la más cercana a un drama puro, mientras que los otros tienen instantes de extravagancia o hasta humor involuntario. Si comparten algo adicional es que asumen una ruta impredecible y además sus problemas parten con personajes accionando con negligencia hacia sus propias familias. Una madre que incentiva la mal crianza, un esposo que refuerza la soledad de su esposa, y un padre atormentado por sus prejuicios. Tenemos a personas que tienen una nube en los ojos. Son incapaces de ser consecuentes o conscientes de sus acciones. No hay autocrítica. ¿Se diría entonces que lo siguiente es enderezarse? Pues no son los casos.
miércoles, 2 de noviembre de 2022
8 Semana del Cine ULima: Aftersun
Tristísimo y muy contenido drama que relata las vacaciones de un padre y su menor hija. La ópera prima de Charlotte Wells es una historia que comunica mucho desde un plano de lo especulativo, lo imaginado e incluso lo alegórico. La pequeña Sophie (Frankie Corio) junto a su papá van de viaje a una Turquía, curiosamente, ligera y casi abstemia de su panorama exótico. Ya a partir de ese apunte podría irse perfilando la idea de que estas vacaciones no tendrá del todo ese ambiente que ayudará a estimular a que estos viajantes se distancien al menos imaginariamente de su entorno o rutina. En efecto, Aftersun es una historia en donde dos personas traen como parte de su equipaje ese cotidiano que tal vez fue una de las razones para emprender ese viaje. Wells describe eso desde la disposición de pistas, detalles, ejercicios de relajación, títulos de libros, miradas o reflejos en el espejo. Mucho de este estilo o recurso de sugerir mediante los objetos o singularidades me recuerda a The Souvenir (2019), de Joanna Hogg, otra película británica depresiva, humana, pero no por eso menos lacerante cuando tiene que expresar un grito contenido. El aura melancólica de la fotografía de Aftersun es también otra pauta que comparte con la película de Hogg. Ambos relatos son muy sintomáticos. Podremos no tener claridad de lo que ocurre en las cabezas de los personajes, pero su atmósfera presume que algo no anda bien.
Aftersun crea un cruce entre las volubles vacaciones de un padre y su hija, y el instante en que una niña está ingresando a la pubertad. Esto complica aún más el panorama. El desarrollo personal en un ambiente de crisis advierte la próxima fractura o colapso de una vida en formación. Sophie estará expuesta a las nuevas normativas y pulsiones que implica el mundo adolescente sin un guía que pueda orientarla. La ausencia o ensimismamiento del padre, actitud involuntaria, involuntariamente genera una negligencia que recae en la hija. Wells no solo observa el drama, sino que además atiende a las consecuencias de este. Ahora, lo interesante y complejo es que la directora no solo piensa en las consecuencias a futuro, sino que además asume a ese presente como producto de una consecuencia. Es decir; contempla el drama desde un plano pretérito. Vamos por partes. En una secuencia, el padre hace el comentario de su infancia dolorosa. Podemos decir entonces que ese presente es la consecuencia de un drama que el hombre vivió de niño. Más adelante, Aftersun pone entredicho de que esas vacaciones es la reminiscencia de una versión adulta de Sophie. O sea, el presente de Sophie adulta es la consecuencia de ese pasado vacacional del que sabemos resultará dramático para la niña. ¿Es que acaso el futuro o la vida de Sophie adulta dará como consecuencia un drama similar al que vivió su padre en su etapa adulta?
martes, 1 de noviembre de 2022
8 Semana del Cine ULima: Heartbeast
A principio, la ópera prima de Aino Suni parece tratarse de un enamoramiento unidireccional de aire idealizado carente de un estímulo que la libere de un romanticismo para principiantes. El hecho de que esa ilusión provenga además de una adolescente de aires de rebeldía hace que esta eventualidad resulte ilusoria, caprichosa, un tanto ingenua. Elina (Elsi Sloan) es presa del atontamiento emocional tras ver por primera vez a Sofía (Carmen Kassovitz). Ella, una bailarina con mucho potencial. Elina, una aficionada del hip-hop. La primera es exigente y disciplinada hacia su arte. La segunda es retraída e insegura cuando se convierte en centro de atención. Una de presencia frágil, la otra con cabeza verde y ropa holgada. Si bien, argumentalmente, Heartbeast (2022) genera una impresión convencional, es a propósito de esa divergencia de antecedentes que se va intensificando un conflicto que definitivamente predice algún efecto caótico, siendo esta pareja una simulación a la bella y la bestia. Existe pues esta idea implantada por historias que cuentan sobre bestias que, por muy humanizadas que estén, inconscientemente, aman con agresividad. El hecho es que esta película encierra más bien a una protagonista que es consciente de su nocividad.
8 Semana del Cine ULima: Salir del closet
Un documental al parecer producto de la autocrítica, pero sobre todo un efecto de la conciencia frente a una frase que ciertamente cobija un amplio significado. Salir del closet (2022) se abre con el testimonio del mismo director. Alberto Castro nos cuenta la vez en que su expareja dejó al descubierto las limitaciones de eso que muchos entienden como aceptar su condición homosexual y hacerlo público como parte de ese proceso. “¿Es que acaso todavía estaba dentro del closet?”; parece cuestionarse Castro. Y así inicia una serie de entrevistas a otros homosexuales, en su mayoría, contando la vez en que decidieron anunciar a algún familiar o amistad su opción sexual. A primera impresión, es una secuencia de testimonios dramáticos. Se confirma un escenario en donde pesa el prejuicio social ocasionalmente estimulado por el espacio doméstico. Las historias de estas personas se resumen en temporadas de negación, represión, luego liberación, después depresión, soledad o a veces solidaridad. Sería injusto crear un consenso sobre qué sucede antes o después de salir del closet, y esto tiene que ver con la diversidad de emociones, ideologías, prejuicios, qué tan ligeros o profundos son estos, tanto de los protagonistas como de los ajenos, pues estos últimos, al fin y al cabo, han venido creando una pauta de la cantidad de “salidas del closet”.
8 Semana del Cine ULima: Vida férrea
El trayecto del Ferrocarril central del Perú coincide con los trayectos de distintos ciudadanos de a pie, quienes habitan por las orillas de esa importante vía férrea. Es a propósito de este cruce de historias que se reaviva una tradicional paradoja asociada a la realidad del país. Por un lado, el documental de Manuel Bauer descubre la imponencia de uno de los mayores medios de transporte de minerales en todo el continente americano. Su curso es además un tour a varias de las zonas mineras más activas y fructíferas de la nación que tiene como punto final el puerto del Callao o desemboque a una de las zonas marítimas más ricas del Océano Pacífico. Es decir; esa sola travesía define, en teoría, a un Estado privilegiado. Por otro lado, Vida férrea (2022) es también un recojo a un grupo de testimonios sociales que delatan una cadena de carencias y desigualdades latentes y permanentes en distintas zonas del país por donde navega el gran titán férreo. Este documental es pues una radiografía al Perú, un muestrario de falacias que desengañan la naturaleza de una maquinaria que supuestamente mueve al país. Las paradas que propone Bauer, a medida que va acumulando antecedentes negativos, van rememorando la frase acuñada por el maestro botánico Antonio Raymondi: “El Perú es un mendigo sentado en un banco de oro”.