El director Felipe Esparza representa con particularidad el vínculo inquebrantable entre un padre y su hijo. Cielo abierto (2023) nos traslada a las canteras de sillar, ubicado en Arequipa, escenario en donde descansan las arquitecturas pétreas generadas por los efectos volcánicos, única fuente necesaria para fabricar los sillares, bloques de piedra que desde un tiempo muy anterior a la colonización española fueron base esencial para la construcción de edificaciones y la modelación de esculturas locales. Es a partir de este antecedente que podremos reconocer las condiciones de una relación filial que aparenta un distanciamiento, o hasta resentimiento, cuando más bien insinúa una consonancia que se define como algo inquebrantable o irrevocable. Podrá haber una brecha física entre un padre y su hijo, sin embargo, más allá de la mutua invocación sentimental que surge entre los dos, ambos están unidos y arraigados a un mismo imaginario que a su modo mantienen vigente. Los dos personajes están dedicados a un oficio que se conecta con el sillar. Sus aportes, de alguna u otra forma, apuntan a la preservación de la modelación de la roca volcánica mediante rituales que se figuran como actividades vitales producto de la constancia de su práctica y una sensación hipnótica que emiten a medida que lo practican.
lunes, 30 de enero de 2023
IFFR 2023: Cielo abierto (Bright Future)
viernes, 27 de enero de 2023
IFFR 2023: Munch (Opening Film)
Comienzo a compartir algunas críticas de películas que he podido ver en la presente edición del Festival de Rotterdam que va hasta el 5 de febrero.
La filosofía Munch es atemporal. Siempre va a existir algún genio creador opacado por el canon o las convenciones oficiales, especialmente si esa creación se trata de una proyección personalísima, aquella que nace de las entrañas de alguien que ha convivido constantemente con el dolor, el rechazo, confinado al aislamiento. En esta ficción, Edvard Munch en un momento citaba a Henrik Ibsen, otro recluido social, a propósito de que el hombre es una isla y su obstinación por mantenerse al margen de las personas: “El hombre más fuerte es el que resiste a la soledad”. Sin embargo, más adelante, un Munch a orillas de la muerte, pide un rato más de compañía a un amigo suyo. “La gente piensa que me gusta estar solo”. La condición del pintor noruego era un síntoma social. Lo cierto es que los egos sociales y la restricción de la libertad en todos sus sentidos, sumado a sus experiencias trágicas, fue lo que persuadió al autor a sustentar su pensamiento sobre el arte como expresión de la disfuncionalidad espiritual. El arte no es objetiva, es expresiva. En tanto, tomando en cuenta que estábamos tratando con un espíritu liado y fracturado, entonces eso malinterpretada al arte de Munch como una creación demente o insana, lo contrario a la fantasía burguesa en donde el arte es la percepción de la belleza desde la impresión. El pintor estaba condenado.
jueves, 26 de enero de 2023
Sundance 2023: La memoria infinita (World Cinema Documentary Competition)
Cálido y a la vez desgarrador testimonio de una pareja de esposos. Ya son más de ocho años que Augusto Góngora, consagrado periodista chileno, padece de los efectos del Alzheimer; aunque no es un padecimiento en solitario, sino uno junto a su esposa, la actriz y ex ministra de la Cultura, Paulina Urrutia, única celadora a tiempo completo de ese hombre que recuerda muchas cosas, pero a veces no recuerda a Paulina. A pesar del panorama trágico, este es un documental que se esfuerza por captar el lado reconfortante del drama. La memoria infinita (2023) es en gran medida una secuencia de homenajes: al escritor, al amor y a la memoria. No es de extrañar que Maite Alberdi se cautive por una historia que implica una lucha entre el recuerdo y el olvido, pugna que desata una gran paradoja, una mezcla de júbilo, pero también congoja. El recordar es motivo de alegría, pero también un sentimiento que nos hunde en la tristeza. Ahí están los personajes de sus documentales Los niños (2016) o El agente topo (2020), por poner un par de ejemplos. Ambos coinciden en esta idea de un familiar que no retornará, sin embargo, se abrazan con júbilo al recuerdo, a la imagen ausente de aquel que ya no está. Es, en cierta manera, una suerte de consuelo el recordar. De ahí radica el drama del Alzheimer y, por tanto, del último documental de Alberdi.
En First Cousin Once Removed (2012), el director Alan Berliner registra a Edwin Honig, autor de una gran variedad de publicaciones, pero lo hace en un tono póstumo, no solo consciente de la proximidad del deceso de su familiar y mentor vocacional, sino también porque poco o nada queda de lo que un día fue Edwin Honig. Entonces Berliner comienza a citar la obra publicada de su primo con Alzheimer, esa memoria que existe y será imborrable a diferencia de los recuerdos de Honig. Es una respuesta al vil destino que le tocó padecer a un hombre que dependió de su creatividad mental, el ingenio que solo puede ser concretado por la suma de las vivencias y conocimientos percibidos en la realidad. Alberdi también parece estar persuadida a asistir a los antecedentes de Góngora con intención de buscar un consuelo ante el advenimiento de una pérdida progresiva de los recuerdos. La directora hace homenaje al periodista con excusa de mostrar la memoria que deja. El autor podrá estar olvidando, pero sus recuerdos han quedado impresos y grabados en distintos soportes. Pase lo que pase, la memoria de Augusto Góngora tiene un seguro de preservación, un escudo contra el olvido. Es el lado reconfortante de esta historia. Ahora, hay un lado aún más acogedor.
miércoles, 25 de enero de 2023
Sundance 2023: Heroico (World Cinema Dramatic Competition)
En Mano de obra (2019), el director David Zonana parece darnos a entender que la corrupción no es una asignatura exclusiva de cierta clase social. En esa historia vemos pues cómo los poderosos se aprovechan de la mano trabajadora y luego estos hacen lo mismo e incluso se aprovechan de sus iguales. Es una estupenda manera de retratar a una sociedad degenerada sin hacer una representación gráfica de la violencia, tópico que es una constante en el cine mexicano actual. En Heroico (2023), su segundo largometraje, el director hace un nuevo aporte a ese catálogo de historias que atienden a la violencia, aunque sigue abrazando el tema de la corrupción. A propósito, el vínculo entre estos dos tópicos es a veces necesario a fin de generar una aproximación a cómo es que se origina la violencia y, de paso, no caer en el efecto irracional. Pienso en películas como Heli (2013), de Amat Escalante, o Nuevo orden (2020), de Michel Franco, quien es productor de la película de Zonana. En los argumentos de los citados, vemos que la violencia es una consecuencia —y no una mera pulsión— en dichos casos, en donde la corrupción se ha generalizado en los bloques de defensa y, por tanto, estos, a partir de sus acciones abusivas, pervierten a los ciudadanos, algunos de ellos, figurados como personajes pasivos, casi ignorantes de la existencia de un crimen organizado engendrado y respaldado por los órganos del Estado.
martes, 24 de enero de 2023
Sundance 2023: When It Melts (World Cinema Dramatic Competition)
Un drama evocativo que descubre un coming-of-age y de paso desfoga un recuerdo contenido. A Eva (Charlotte De Bruyne) la conocemos en su etapa adulta viviendo en Bruselas lejos de su pueblo natal ubicado en Suiza. La mudanza de su hermana, la única familiar con la que mantiene contacto, será un precedente que removerá las tristes memorias durante la infancia de esta muchacha introvertida. Het Smelt (2023) es en gran medida una narración en flashback de la protagonista para cuando tenía trece años, temporada de transición de la infancia a la adolescencia o reconocimiento de un escenario adulto que todo menor contempla con curiosidad, a veces con deseo u otras con rechazo. La pequeña Eva vive en una granja en donde pasa gran parte de su tiempo con dos amigos de su misma generación. Se podría decir que estamos ante un escenario idílico, a propósito de la infancia en medio de un apacible terruño. Lo cierto es que esta inmediación nos va revelando ciertos dramas universales que nos van dando señas de que no estamos ante un jardín del Edén. La directora Veerle Baetens nos presenta un espacio dominado por personajes infantiles que van tropezando con malestares de distintos niveles. Desde un asedio de piojos hasta el alcoholismo, son circunstancias que exponen a los menores a seguir un tramo corrupto como parte de su madurez.
Sundance 2023: Mamacruz (World Cinema Dramatic Competition)
Comparto algunas críticas a películas que están siendo proyectadas en la actual edición del festival de Sundance.
Un detalle curioso de Mamacruz (2023) resulta luego del encuentro entre la protagonista y la sexualidad. Ante todo, la sexualidad no entendida como el acto sexual, sino como instinto por el deseo o placer de la carne. Lo reconozco además como un “encuentro” y no como un “reencuentro”, a propósito de que esta mujer madura parece ser extirpe de una tradición que no ha experimentado o concientizado la naturaleza de su sexualidad a tal punto que el placer del sexo para esta resulta ser algo nuevo. Ya profundizaré la idea más adelante. Entonces, surge algo curioso después que por accidente Cruz (Kiti Mánver) reconoce ese deseo por el placer sexual: los referentes católicos se convierten en estimulante de su inquietud natural. Dentro pronto, la Biblia o un santo desnudo emiten mensajes o señas lascivas para esta abuela. Más allá de un acto de transgresión, la directora Patricia Ortega nos da idea sobre cómo un imaginario propiamente púdico como el catolicismo siempre ha transcrito o representado a la sexualidad con una naturalidad, la cual el conservadurismo nunca debió cancelar o instruir a que sus feligreses la redujeran únicamente al acto de la reproducción. Dicho esto, veremos cómo una parroquiana irá emancipándose de esa lección moral diseminada por un fanatismo a fin de hacer caso a su naturaleza “divina”.
martes, 3 de enero de 2023
Willaq Pirqa. El cine de mi pueblo
Una serie de anticlímax asedian a esta película a pesar de que en gran medida denota carisma, resulta entrañable y hasta inocente. Un brillo romántico destella en este terruño andino, lugar en donde la experiencia del cine no se ha difundido en parejo. En complemento, digo que es inocente no solo por el hecho de que sus miembros entienden o perciben con ingenuidad la naturaleza de la proyección de las imágenes y el sentido de la ficción, sino además porque estos mismos personajes habitualmente razonan desde una pureza que definitivamente los convertiría en seres frágiles dentro de un escenario como el de las grandes ciudades. He ahí el gran anticlímax de Willaq Pirqa. El cine de mi pueblo (2022), de César Galindo, una película que, por un lado, resulta cálida, tierna e idílica; pero, por otro lado, define a un sector social vulnerable, carente o limitado de recursos. Curiosamente, esta historia inicia presentándonos a una familia con una ausencia. El tono con que esto se menciona es casi trágico, como si se tratara pasasen por una pérdida humana. No es tanto así, pero así se hace sentir. Ya luego vienen sus hermosos paisajes y el reconocimiento de su protagonista. Dentro de este escenario, la infancia se siente aún más casta —hasta un preámbulo sexual resulta inmaculado—. Entonces llega flotando del cielo el “detonante”, eso que cambiará la vida del pequeño Sistu (Víctor Acurio) y llenará de curiosidad y júbilo su vida. El hecho es que la llegada de ese “anuncio del cielo” deja también en evidencia la brecha que existe entre este escenario y la ciudad más cercana.
Willaq Pirqa manifestará todo un territorio de ensueño, casi de película —retengamos esta idea—, y lo cierto también es que aquí la gente se está marchando de este paraíso. La inmigración es un conflicto latente en este escenario, aunque Galindo lo reserva. Está ahí, solo que en un segundo plano. Es posible que así sea dado que es un problema irreversible. No hay forma de revertirlo o encontrar la solución para detener su avance. Estamos, por tanto, ante una comunidad que probablemente esté camino a su extinción, no solo física, sino también cultural. Vale recalcar que la inmigración del campo a la ciudad se denota como un problema cuando una cultura, tradición o sabiduría es eclipsada por otra. Este temor es una suerte de mantra en Willaq Pirqa, aunque por encima tenemos todo ese embellecimiento u optimismo que nos despista de ese drama de los Andes. En cierta forma, el conocer mediante el cine es ampliar el panorama cultural, un motivo de alegría y un preámbulo al robustecimiento de una conciencia; sin embargo, está también la idea de la depredación y depravación de una cultura débil frente a una fuerte y agresiva a partir de su experiencia frente a la pantalla grande. Basta interpretar las consecuencias posteriores luego de que los niños de la comunidad de arriba —los miembros más vulnerables— vieran una película de terror. Es casi una alegoría a los efectos de una cultura canónica agitando y vulnerando a las pequeñas culturas.