De logrados thrillers
que abordan la temática de secuestros, se ha aprendido que estos se disponen de
personajes en una continua sospecha e ingresando en un estado de frustración o
paranoia. El ritual de la pesquisa es el que a su vez provocará diversos giros
en la trama, cambios producto de una búsqueda que inicia con las dudas más
espontáneas hasta las más sustentadas. El logro del producto total se debe gran
parte al ritmo activo, en donde la acción, el suspenso o el drama son constantes.
Buscando (2018) cumple con todos
estos rangos. En el mismo, un padre busca a su hija, y al margen de la investigación
se va descubriendo un drama familiar y se sugiere además otro tema menor que engrana
con el tipo de narración a representarse. El director Aneesh Chaganty se sirve
de las plataformas digitales para contar su historia, algo que ya no es
novedad, pero que no deja de ser atractivo.
El uso de la Internet y
demás accesorios digitales, su reconocimiento como fuentes que dan acceso a la
interacción rutinaria, sirviendo además como recolectores de memorias y herramientas
básicas para modular una vida práctica, son el esquema con que se sustenta el
curso del drama en Buscando. Chaganty
demuestra la amplitud del universo digital al no verse en la necesidad de
asistir a la realidad fuera de la “segunda” pantalla. El cine ha reconocido en el
solo paneo a una red social un nuevo modo de narración. Está la posibilidad de poder
remontarse incluso al pasado de una realidad solo rebuscando entre los mensajes
o videos antiguos que figuran en una cuenta. Esta dinámica sucede en el filme
de Chaganty y también en Unfriended (2014), una película que más
bien usa los medios digitales para fabricar su historia de terror.
Curiosamente, ambas
películas coinciden en el logro de la narración espontánea. En los dos filmes,
podrán surgir ciertos inconsistencias, detalles inverosímiles, pero el hecho
que el ritmo del relato no genera altos, apenas sobreparadas, no da lugar para
reproches a la trama. Tanto Buscando como
Unfriended funcionan bajo la celeridad
del mundo digital. Ahí todo es mecánico, hay acceso sobre acceso, una
multiplicidad de llaves y posibilidades para evaluar o llegar a un mismo
conflicto. Todos los personajes que se ven envueltos en sendos conflictos, están
al alcance de un click. Funciona
también como un diario personal abierto. Sabes que a cada clave o contraseña,
solo existe un instante para descifrarla, y no hay necesidad de apagar la
computadora o el celular. En líneas generales, Buscando es lograda. Salvo por su final –siempre el deseo cargoso
de querer atar todos los cabos y repasarlos paso a paso–, sabe generar la expectativa
con éxito, no edulcora su lado dramático, como tampoco se extiende en la realidad
consciente de los contras de la era digital.