lunes, 27 de junio de 2011

Mistura: The power of food

La semana pasada fue estrenada al público en general el corto documental Mistura: The Power of food en tres fechas. El siguiente es un breve artículo sobre lo visto en el corto de Patricia Perez.

Ganadora en la categoría “Mejor corto documental extranjero” en el International Family Film Festival (IFFF) y “Mejor corto documental” en el New York Los Angeles Film Festival, además de otros reconocimientos también en LA y México, Mistura: The power of food (2011), dirigido por Patricia Perez, es el cortometraje que hace reconocimiento a una de las ceremonias gastronómicas más celebradas en Latinoamérica, “Mistura”, siendo observada desde una perspectiva tradicional, mística, ambientada por una musicalidad contextual y una gráfica colorida donde son los potajes nacionales, además de sus chefs y demás promotores, los personajes principales.
Filmada en 15 días y con una duración de apenas 40 minutos, Mistura: The power of food además de hacer una mirada inquieta a los sucesos más representativos del “Mistura 2010”, la directora hace de su cortometraje un espacio para reseñar a los personajes que se encuentran detrás de los platos más elogiados dentro del Festival. El documental podría ser dividido en seis fragmentos, sea distinguiéndose por la gastronomía según su espacio geográfico o haciendo profundidad de las actividades y el sentimiento que guarda dicha Feria. Es así como encontramos espacios dedicados a Javier Wong o la “Tía” Grimanesa, la premiación al concurso “El mejor panadero” otorgado en el mismo “Mistura”, cada una de estas intercaladas por testimonios de distintos comensales, describiendo el ambiente festivo que va sucediendo en cada rincón del perímetro gastronómico.
Posiblemente una de las historias más entrañables y más dedicadas es la del campesino Julio Hancco, uno de los principales sembradores de papa en el país. Su historia se intercala entre su participación dentro del Festival y las fechas previas a dicha ceremonia, sobre el sembrío del tubérculo y su dedicación a esta actividad ocurrida en su natal Cuzco, espacio donde posee su territorio agrícola al cual según cuenta ha dedicado desde su infancia. Perez aprovecha esos instantes para tomar por asalto el espacio verdoso de la naturaleza cuzqueña, recinto que despeja valles y riachuelos, atuendos coloridos de sus pobladores, zonas de arado, pagos a la tierra. El misticismo de la serranía evoca una tranquilidad que se va contrastando con el bullicio de la capital que va recibiendo a Hancco quien es grabado estratégicamente en el avión luego de haber escalado montañas con un saco al hombro. Su recorrido del aeropuerto a los exteriores de este, su llegada a la urbanidad, y por último, su encuentro con el ambiente festivo que no maltrata o degrada esa tranquilidad que su misma personalidad propaga, sino más bien se une, se fusiona a dicha algarabía, sea con una palmada en el hombro de parte de un policía o por el reconocimiento en medio de la multitud por uno de los mejores chefs del país.
Es importante observar dicho fragmento dentro de la corta historia de Mistura… esto debido a que la propuesta general del cortometraje es la de reunir gestos y sentimientos que se evocan a una sola cosa; la peruanidad, sobre el orgullo de la identidad nacional, siendo el “buen comer” el intermediario, la excusa perfecta por poder digerir una realidad que hoy en día se va afianzando a través de la representación, sea en los bailes o en la música. Una de las marcas más simpáticas dentro del documental es que no existe punto mudo, ni si quiera en los momentos de reflexión. Siempre hay una melodía sea en puntos bajos o altos, pero siempre hay una musicalidad entonada, contextualizando una geografía o el estado de ánimo el cual casi siempre es alegórico. La mayoría de pistas musicales son muestras de clásicos regionales o populares, pero un atractivo más es el citado de mezclas de fusión, tonadas de landó interactuando con notas electrónicas y otros gestos asociados a la cultura musical.
Mistura: The power of food es efectiva, desde su intención de promover la cultura gastronómica, hasta entretener o conmover al espectador, sea disfrutando de los juegos amenos de la cámara como riendo de la labia criolla –pícara y creativa –que va fluyendo de los personajes u observando la gran aglomeración cultural que se va encontrando y se va mezclando, una multitud de platos, una multitud de rostros, una multitud de sentimientos.

domingo, 26 de junio de 2011

Biutiful

Alejandro González Iñárritu es posiblemente el máximo representante en Latinoamérica en referencia al género dramático. Sus filmes son calificados como gestas universales no por el solo hecho que en su anterior filme, Babel (2006), haya congregado la historia de por lo menos tres continentes distintos, sino porque sus temáticas y las mismas vivencias de sus personajes, son hechos globales, hechos que abarcan desde la pobreza, la moralidad, la inmigración, entre otros temas nada ajenos a cualquier contexto perteneciente al globo. Estos rasgos han provocado un grato acogimiento a sus filmes los cuales contienen además un rumbo discursivo atractivo; el relato no lineal, algo que con Biutiful (2010) se quiebra y se distingue en la filmografía de González Iñárritu, aunque resultando más bien una distinción mera formal, no en su esencia.
Biutiful se acerca tal vez con un prejuicio o una sana curiosidad bajo el brazo. Guillermo Arriaga ha dejado de ser su guionista de cabecera. Surge la suspicacia entonces que se responsabilice a Arriaga como el genio creativo de la fílmica de González Iñárritu y, por lo tanto, sus filmes no sean los mismos. Nadie niega la calidad de la sociedad González Iñárritu – Arriaga, sin embargo, Arriaga visto en solitario en su ópera prima – como guionista y director –Corazones ardientes (2008) decepciona, entonces dejémonos de suspicacias. Biutiful, ahora sin Arriaga, ha dejado de ser tan solo un relato asincrónico. González Iñárritu esta vez expone una historia lineal, no en desorden ni mezclado. Esto no decepciona, al contrario, otorga un gran significado a la filmografía del mexicano.
Amores perros (2000) eran distintas historias que sucedían y coincidían en México. 21 gramos (2003) es la historia de tres estadounidenses que se encuentran. Babel es la narración paralela de cuatro historias ocurridas en distintos lugares: Marruecos, Túnez, México y Japón. Biutiful es una sola historia y esta ocurre en España. González Iñárritu inicia su filmografía partiendo desde su natalidad para luego migrar a EEUU, la gran nación, para finalmente intentar acaparar una globalidad más extensa. González Iñárritu va tomando razones sobre cómo su dramática es adherible a cualquier espacio o geografía. En Biutiful termina por establecerse en Europa, hasta ahora un continente no citado por el mexicano. En otro aspecto, en Amores perros los personas interactúan en un mismo lugar, sin embargo apenas se entrecruzan, no se interrelacionan ni mucho menos se reconocen. En 21 gramos los personajes también se desenvuelven en un mismo contexto, uno al otro inicialmente se ignoran, pero terminan por relacionarse. Por último, en Babel los personajes pertenecen a distintos contextos, solo en dos casos son conocidos, muy a pesar cada uno se dedica a su propio drama.
González Iñárritu en Biutiful, además de merodear por otros lares, concentra su historia en un solo personaje, no hay encuentros ni relatos paralelos, apenas personajes secundarios que complementan la trama, es decir, la asincronía en esta ocasión es innecesario y además terminaría por perturbar la intencionalidad dramática del filme. Uxbal (Javier Bardem) es padre de dos niños, separado de su esposa, una mujer bipolar y alcohólica. Uxbal es arquitecto de una mafia de falsificadores asiáticos y proveedor de vendedores sin licencia, estos inmigrantes ilegales. Uxbal soborna a la policía por protección. Uxbal acaba de ser desahuciado. Un cáncer crónico provoca que miccione sangre. Todo esto es narrado linealmente y en un solo lugar. Biutiful es la historia de un sujeto que a diferencia de los personajes de la tragedia griega, su tragedia comienza infausta y continúa por un camino aún más agravante y funesto. González Iñárritu narra sin saltos ni pronósticos con la intención de esquematizar en Uxbal la ruta de la miseria, una que va en ascenso, perspectiva que no se percibiría si fuese contada en desorden.
González Iñárritu, sin embargo, peca de extremista. La intención de Biutiful es clara; la idea de empotrar en la vida de un solo personaje todo el “drama humano”. Al personaje de Bardem todo le pasa, sufre las de un mártir urbano y a esto, al drama se le agrega la intención del director por reflejar en sus personajes –sujetos fieles al castigo –un halo de moralidad. Uxbal es un sujeto que dentro de sus defectos siempre germina moralidad, esto desde su labor como padre, sea ante sus hijos, huérfanos de madre, o adoptando a un recién nacido, huérfano de padre. Uxbal peca de inflexibilidad a la imagen de su ex esposa, pero también es víctima del sentimentalismo y los recuerdos familiares que ella le provoca. Uxbal es un sujeto que está en medio del bien y del mal, al límite de lo errado y lo correcto, de la vida y la muerte, es netamente humano, pero la extensión de sucesos trágicos lo convierte en un ser increíble, un personaje de fábula que carga consigo una lección de vida que a veces guarda en el bolsillo. González Iñárritu polariza mucho el comportamiento de su personaje, tan bipolar como su propia pareja.
González Iñárritu desperdicia el lenguaje de las representaciones, sea en la lectura de cuerpos inertes o en una bandada que se quiebra en el horizonte, un idioma que hubiese sido interesando tome mayor vitalidad en el filme. Javier Bardem es incapaz de interpretar un rol gratificante debido a que Uxbal es de por sí un sujeto ya interpretado. Bardem performatiza “sangre, sudor y lágrimas”, una actuación dramáticamente barroca como el mismo filme, y que ya estuvo de moda por la década de los 80 e incluso a inicios de los 90, sobre historias de “Faustos” y otros sujetos de “mala leche”. Biutiful es buena en su cinematografía, sobre los contrastes tenues, luces que luchan por entrar a una casa donde la pobreza gruñe, un cuarto de teñidos turbios donde un cuerpo termina por convalecer, la caída de un crepúsculo que predice el fin de una época trágica para una especie en la que algunos sobreviven, mientras que otros perecerán.

miércoles, 22 de junio de 2011

Experimento mortal


Alerta de spoilers a partir del tercer párrafo

Vincenzo Natali posiblemente es uno de los directores que en un futuro se adhiera al máximo canon de los profetas filmográficos que citan la temática de la deshumanización dentro de un marco actual o futurista. Desde Fritz Lang hasta David Cronenberg, se ha congregado una serie de directores que han dado lectura al desarrollo de la complejidad tecnológica, sobre su transformación, su dinamismo, siendo en cada una de sus historias, sea fantástica, ciencia ficción, apocalíptica o cyberpunk, el humano su personaje central, creador de toda una serie de inventos e innovaciones que terminan por remitirlo o incluirlo dentro de la experiencia, a ser parte del proyecto de innovación, a ser un objeto más de la ciencia, un “conejillo de indias”. A esta temática se va complementando una serie de subtemas tales como las luchas corporativas, la manipulación de los productos mass media, el consumismo, etc., diversos puntos de vista que terminan por desencadenar la triste degradación del hombre.
El cubo (1997) y Cypher (2002), dos filmes de Natali, exponen sobre esta temática, uno sobre el ejercicio paranoico de la mente humana, mientras que el otro sobre la actitud perversa de una oscura corporación. El director de origen canadiense promueve la interpretación del razonamiento humano, uno que se encuentra al ritmo de la modernidad, una que lo empuja a manipular sus sentidos hacia la competitividad, sobre quién obtiene la exclusividad dentro del mercado. Ambas películas son buenas, muy a pesar, Splice o Experimento mortal (2009) resulta ser su película más interesante, y no nos referimos a que sea su película más lograda, sino es más bien su filme más sugerente, aquel que además aporta un tema de profundo cuidado como es la genética, un ejercicio real, polémico, también pernicioso e inhumano, tal como lo comunica Natali en este filme. Experimento mortal es además el intento del director por comunicar una postura; para dónde es que se encamina su intención filmográfica.
Clive (Adrien Brody) y Elsa (Sarah Polley) son una pareja de ingenieros genéticos que ha creado un "ser" que concentra los genes de distintos animales, siendo esta creación un intermediario para poder sanar distintos virus que afectan a las especies. La capacidad de estos dos jóvenes no romperá límites sino hasta intentar acoplar los genes de este espécimen con genes humanos, algo que les fue prohibido por la compañía farmacéutica que les provee los fondos de investigación. Ambos terminarán por crear en forma clandestina a Dren (Delphine Chaneac), una especie de humanoide hembra. Vincenzo Natali en Experimento mortal polemiza principalmente sobre la bio-ética, sobre el razonamiento científico que coloca en segundo plano el tema de la moral y el respeto a la vida en pos de la revolución científica y médica. Uno de los puntos más atractivos dentro de la trama es el comportamiento de Clive y Elsa hacia Dren, un comportamiento que se inicia con una fijación natural, luego muta o más bien se desarrolla, para luego mudarse hacia una visión innata, una visión real a los acontecimientos.
Dren, de un cuerpo precario y deforme, inicialmente se asemeja a un embrión con unas extremidades poco desarrolladas. Sus quejidos son insoportables y su comportamiento es revoltoso y salvaje. La creación es visiblemente fallida. Clive y Elsa tendrán que decidir. Como si fuera basado en la versión bíblica, Eva extiende la manzana a Adán para que esta fuera mordida por él. Clive al ver los resultados defectuosos del “invento” pedirá finiquitar dicha prueba exterminando al espécimen, sin embargo, la persuasión femenina puede más y ambos terminan por “adoptarlo”. Dren ahora es una niña (aún con defectos notables) como de cinco años. Ella tiene un vestidito celeste que Elsa se lo regaló. El amor maternal aflora en la mujer mientras que Clive se comporta como el ingeniero genético que es, aprovecha en investigar y conocer más sobre el comportamiento del espécimen. Dren es sometida a pruebas de memoria y razonamientos básicos. Para Elsa es un juego para la niña, para Clive es desarrollar las habilidades de la criatura. Dren desarrolla las tareas, Elsa la celebra, Clive toma apuntes. Ella es la madre cariñosa, él es el padre malo.
La niña comienza a tomar forma de mujer, una de encantadores ojos y de una sensualidad natural. Elsa, Clive y Dren ahora son una familia. La madre ha reemplazado los mimos por la educación, mientras que Clive ha dejado de ser el “gruñon” y se ha convertido en el padre cariñoso y condescendiente. Dren está pasando por la adolescencia y las rabietas son parte del cotidiano. Elsa la reprende y Clive la consuela. La pareja ha cambiado de roles. La situación se complica cuando Elsa termina por divorciarse de su figura maternal y una vez más es la ingeniera genética. Dren es víctima de amputaciones y maltratos a manos de la que fue un día su defensora, por otro lado, su relación con Clive es aún más complicada. El Complejo de Electra ingresa a escena. Clive y Dren unen cuerpos y todo parece ser casi como el inicio.
Experimento mortal es la degeneración humana, en este caso, de dos científicos que han “cosificado” a un ser viviente, Dren. El caso de Elsa es la de una mujer víctima de una frustración maternal y que logra volcarlo hacia Dren, quien a inicio la observaba con ojos científicamente oportunistas para luego adoptarla, criarla, amarla, ser su madre. Su fantasía se diluye cuando Dren muta de hija a un monstruo; un aguijón reluce, unas alas vampíricas. Elsa una vez más asume su cargo de investigadora. Similar caso ocurre con Clive quien inicia siendo investigador para luego reconocer en Dren un medio para dejar fluir su fantasía, en este caso sexual. La pareja en todo momento toma por “objeto” a Dren, la cosifican, sea para alcanzar sus ambiciones genéticas, para satisfacer sus deseos sexuales o para llenar ese vacío maternal, algo inalcanzable para Elsa o tal vez algo que un día extravió, el filme no logra aclarar eso. El tiro de gracia surge cuando la pareja sentimental se ha percatado que Dren ha provocado en ellos relucir su lado oscuro y perverso, es momento de eliminar a ese promotor de desgracias, es decir, justifican sus errores, no los enmiendan. La historia sigue su rumbo más el interés de la trama se va degradando.
La mosca (1986) de David Cronenberg, trataba de cómo un científico logra crear una máquina revolucionaria, un transportar, creación que provocó una catástrofe mutando a su creador a un ser mitad humano mitad mosca. Un gesto irónico dentro de este filme es sobre como la existencia de una enorme revelación –tanto por la máquina como por el ser mutado –es apenas sabida por un pequeño círculo. La mosca relata la historia de un descubrimiento que queda en el anonimato. Esto también ocurre en Experimento mortal. Apenas un grupo limitado conoce la existencia de Dren, una creación macro, pero que es conocida apenas por tres personas, no recién hasta el final de la película que la corporación farmacéutica termina por enterarse y se reluce la temática sobre las dinámicas siniestras de las corporaciones. Son los juegos perversos de las multinacionales.
Vincenzo Natali descubre su senda fílmica con Experimento mortal al hablar sobre la crisis moral-ética de la humanidad. Natali cuestiona lo humano tomándolo como un ser bipolar. Elsa y Clive son sujetos que se comportan respecto a su propia satisfacción, a veces la emocional a veces la profesional. Dren se presenta como un ser amorfo, pero que concibe un razonamiento y una sensibilidad propiamente humana. El director canadiense define a la humanidad más por la mente que por el cuerpo. En la trama, el cuestionamiento hacia Dren se complica cuando Elsa y Clive la reconocen como un ser defectuoso, sea alado o en forma de embrión. Experimento mortal habla sobre los prejuicios biológicos, sobre la representación del hombre por encima de las otras especies. Dren será rechaza cada vez que manifieste su lado no-humano. Hay una dura crítica a la revolución genética, a los que la aplican y especialmente a los que la promueven, tal como las corporaciones que patentan genes. La vida, en este caso Dren, termina siendo objeto, un objeto de estudio, pero uno tan sólo superficial. Nunca existe un estudio a fondo sobre el comportamiento del espécimen creado, como dando por extraviado la esperanza que exista algún rastro de humanidad en algo deforme.

miércoles, 15 de junio de 2011

Kung Fu Panda 2

Kung Fu Panda 2, dirigida por Jennifer Yuh, no es la misma historia ni la continuación de la primera, es más bien la ampliación de la original. Nuestro héroe Po, ya convertido en el “Guerrero Dragón”, tiene una duda por aclarar ¿Cómo es que un panda puede ser hijo de un pato? Así es, algún día tenía que preguntárselo. Conclusión, es adoptado, nuevas dudas, ¿quiénes son mis padres? Aquí ya se asoma una historia atractiva. No es que sea atrayente conocer el origen de los héroes, lo que es seductor es conocer “cómo” el panda llegó a manos de su padre-pato. Esa respuesta la conoce Shen, un ex heredero al trono de China que fue desterrado por sus padres y que ahora vuelve para reclamar lo que es suyo.

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