Una ampliación de mi lista aparecida en Páginas del Diario de Satán.
Ante todo, es preciso comentar que este año tuve un gran descuido respecto a los estrenos de cine nacional, es por ello que omito un comentario general. De las que vi (tanto de los estrenos comerciales como estrenos alternativos) si me gustaría comentar algo sobre Mecanismo velador, de Diego Vizcarra, un corto experimental que se entabla al género found footage al recolectar una serie de tráiler en donde toda “imagen” (por así llamar a las secuencias de la película en sí) es marginada y en su lugar tan solo se agrupan los rótulos, específicamente los mensajes tipográficos inclinados a construir la expectativa del espectador. Básicamente es eso lo que este corto construye; crear un discurso de la expectativa, cuestión que adrede se torna repetitiva y que vanamente va alimentando la curiosidad mediante una sucesión de “Coming soon” que por efecto nunca logra llenar. Qué es sino el cine un mecanismo dialéctico entre la pantalla y el espectador, uno que desde el ámbito comercial también obedece a esas leyes de consumir lo repetido o reciclado.
Ante todo, es preciso comentar que este año tuve un gran descuido respecto a los estrenos de cine nacional, es por ello que omito un comentario general. De las que vi (tanto de los estrenos comerciales como estrenos alternativos) si me gustaría comentar algo sobre Mecanismo velador, de Diego Vizcarra, un corto experimental que se entabla al género found footage al recolectar una serie de tráiler en donde toda “imagen” (por así llamar a las secuencias de la película en sí) es marginada y en su lugar tan solo se agrupan los rótulos, específicamente los mensajes tipográficos inclinados a construir la expectativa del espectador. Básicamente es eso lo que este corto construye; crear un discurso de la expectativa, cuestión que adrede se torna repetitiva y que vanamente va alimentando la curiosidad mediante una sucesión de “Coming soon” que por efecto nunca logra llenar. Qué es sino el cine un mecanismo dialéctico entre la pantalla y el espectador, uno que desde el ámbito comercial también obedece a esas leyes de consumir lo repetido o reciclado.
A continuación, mi
lista de preferidas según el orden en que se estrenaron o programaron.
Cartelera
Blue Jasmine (Woody Allen)
Her (Spike Jonze)
Balada de un hombre común (Hermanos Coen)
La novia ideal o Dark Horse (Todd Solondz)
Boyhood (Richard
Linklater)
Perdida (David
Fincher): Un punto clave y a la vez efectivo de esta película tiene que ver con
el modo de construir un caso. De pronto el espectador es como el detective al
que se le dispone de toda una serie de evidencias que invitan a la
precipitación, es decir, de fabricar con antelación hipótesis y asumir
“presuntos culpables”. Es también un primer plano a los perfiles perversos de
personajes obsesionados. Aunque ya conocido, no deja de fascinar ese amante que
aprisiona y amolda con sutileza a su “objeto del deseo”. Y, por último, Fincher
no deja de mencionar su fascinación por personajes presas del pánico. La
tensión del acecho es un motor más de su película. Lástima que cerrara con un
final pasional de telenovela.
Festivales
Los corceles de fuego
y El color de las granadas (Serguei Paradjanov)
The missing picture (Rithy Panh)
Norte, The end of
History (Lav Diaz): Diaz crea personajes con ideas
y los pone a dialogar con la historia de su nación, esta misma contemplada como
un fracaso. El resentimiento, la frustración y el conformismo se desplazan en
la trama, gestándose una mirada trágica. La dialéctica de "Crimen y
castigo" se desarrolla, donde lo humano se emprende en el lugar menos
esperado, y mientras tanto lo inhumano lucha por la reivindicación y fracasa.
La historia es cíclica.
Cold in July (Jim Mickle)
It follows (David Robert Mitchell): Cual
película de terror ochentera, Robert Mitchell revive la vieja fórmula del
género al promover una cacería de adolescentes en plena ebullición sexual. La
trama es simple: el sexo será la vía para adquirir o pasar la maldición, una
que invocará a un ente sin rostro (Michael Meyers) que pondrá en vigilia a sus
víctimas (Freddy Krueger). Gran tributo al género slasher.
The tribe (Miroslav Slaboshpitsky)
Jauja (Lisandro Alonso)
Algo mejor que la
muerte – Dreileben I (Christian Petzold)
La princesa de Francia
(Matías Piñeiro)
Buzzard (Joel
Potrykus)
Otras vías
Blue ruin (Jeremy
Saulnier): Lo grato de esta película tiene que ver con la construcción de su
héroe y el dilema en el que se encuentra. Como si se tratase de una western,
será el inexperto pistolero que tendrá que hacer frente a toda una horda luego
de perpetrar su venganza. Una película sobre los lazos de sangre que genera un
ambiente pesado, al igual que su coetánea Cold
in July, y que además recuerda a una versión torpe del cazador en No country for old men.
Calvario (John Michael
McDonagh): Otro que recibe un ultimátum. La fe y el temple de un cura puesta a
prueba. Brendan Gleeson será provocado de inicio a fin por una serie de
irritantes personajes y eventos desafortunados. Es el héroe contra el mundo,
uno que lo golpea con sarcasmo y pinta de melancolía al pueblo que intenta proteger
con abnegación. La comedia negra para Michael McDonagh como límite entre la
burla y la clemencia.
Locke (Steven Knight):
Como si se tratase de un estratega orquestando desde su base de mando, un padre
de familia desde su vehículo en marcha hará maniobras para evitar el colapso de
su entorno. Tom Hardy ofreciendo una de las actuaciones del año desde una
cabina en donde el estrés y la ansiedad corren a medida que el tiempo y la meta
del conductor se acortan.
Haewon, hija de nadie
(Hong Sang-Soo): Sugerente desde su título, uno que remembra a los melodramas clásicos
sobre mujeres anímicamente intempestivas, puramente racionales, que juegan a
ser el centro vital de la masculinidad que en contraste son más pasionales. Hong
Sang-Soo les brinda a sus personajes un itinerario reiterado. Son los mismos
contextos que parecen predecir una rutina inmutable.