Una película que va acumulando ansiedad y frustración a causa de una serie de negligencias que su ejecutora es incapaz de reconocer. Sylvie (Virginie Efira) es una madre soltera. En su mente, ella cree conducir una vida decente junto a sus dos menores hijos. Es la proyección de una realidad que no comparten los miembros del hogar de acogida que decidirán retirarle la custodia del pequeño de los hijos. Rien a perdre (2023) es un drama familiar que se oculta bajo un drama social. Se podría decir que el caso de Sylvie y su familia nos sirve de ejemplo para comprender lo urgente que es la intervención de este tipo de entidades que pugnan por salvaguardar la seguridad de los menores así tengan que pasar por encima de la angustia de una madre por tener nuevamente a su hijo entre sus brazos. La directora Delphine Deloget nos va describiendo esta historia de la manera que el mismo espectador pueda anticipar por sí mismo que algo no está bien dentro de la convivencia de sus personajes. La película arranca con un accidente. Sylvia trabajaba durante el momento en que su pequeño hijo se quemó cuando intentaba freírse unas papas. Sería obtuso asumir que dicho evento se reduce únicamente a la ausencia de la madre. Ese tipo de situaciones son las que lastimosamente suelen suceder cuando una madre soltera trabaja sin una ayuda económica adicional. El problema es que Sylvia padece de una deficiencia cuando se trata de responder con madurez hacia ese tipo de hechos inesperados y no deseados.
jueves, 25 de mayo de 2023
Cannes 2023: Rien a perdre (Un Certain Regard)
martes, 23 de mayo de 2023
Cannes 2023: Légua (Quinzaine des Cineastes)
¿Seguir o no las tradiciones? Existen circunstancias en que resulta difícil seleccionar cuál es el camino correcto (o más conveniente) a seguir. Décadas atrás, Pier Paolo Pasolini nos daba ideas vaticinadoras de que la modernidad provocaría la decadencia moral de la sociedad. En cierta perspectiva, tenía razón. Su idea era no abandonar las tradiciones. El hecho es que lo que le faltó mencionar es que muchas de estas también concentraban sus propios conflictos y limitaciones. A posteridad, la modernidad subsanaría esos problemas o convenciones. ¿Pero a costa de qué? Nuevamente, el rostro de Pasolini se asomaba diciendo: “Se los dije”. Algo de decencia había muerto en las comunidades llamadas modernas. Son esas ideas las que me nacen al ver Légua (2023), una película que a primera vista parece reducirse a un retrato entre dramático y humano a propósito del gesto de su protagonista. Ana (Carla Maciel), una madre de familia madura, decide cancelar sus planes tras caer enferma Emilia (Fátima Soares), la anciana con quien ha cuidado por muchos años una casa vacacional ubicada al norte de Portugal a la que sus dueños cada vez menos acuden. Entonces tenemos a esta mujer que impredeciblemente se verá atada a seguir con ese oficio mientras se hace cargo de su compañera. Es un sacrificio que cualquier moderno no haría.
lunes, 22 de mayo de 2023
Cannes 2023: Augure (Un Certain Regard)
Uno de mis recuerdos cinéfilos más memorables durante la Pandemia fue el programa propuesto por la edición del 2021 de LongShots de la BBC. Recuerdo haber visto The Letter (2019), un impresionante documental keniano realizado por Christopher King y Maia Lekow. Este relataba la historia de un nieto retornando a su lugar natal luego de enterarse de que su abuela había sido acusada por sus propios familiares de brujería. Es a propósito de esta situación que los directores me pusieron al tanto del desesperante panorama que estaban sufriendo personas, principalmente mujeres, procedentes de diversos puntos del continente africano. Hasta la actualidad, se está viviendo una oleada de falsas acusaciones de brujería. Al menos en Kenia, tras esas denuncias, existe un interés político y económico. Líderes religiosos, los llamados chamanes, robustecían su legión de seguidores dentro de su sector mediante el acto de señalar y acusar a supuestos endemoniados; en tanto, ciertas familias se beneficiaban de esas acusaciones al adueñarse de los terrenos de las brujas o brujos que eran ajusticiados ilegalmente por alguna turba iracunda. Aunque parezca ficción o cosas del medioevo, del 2000 en adelante, África presenta un gran número de casos de personas humilladas, golpeadas y hasta quemadas públicamente. Este conflicto es el que se representa en Augure (2023), ópera prima de Baloji, director que es más conocido en tierra belga por su música. Como detalle curioso, la directora de The Letter es también una conocida cantante de origen africano.
Cannes 2023: L'autre Laurens (Quinzaine des Cineastes)
La película de Claude Schmitz cumple con casi todos los códigos del cine negro. Tenemos una muerte sospechosa, una rubia viuda, la hija del fallecido con una imagen de Lolita, locaciones de bajos fondos, policías y delincuentes hostigando al protagonista, un detective decadente que se podría decir está en su mejor momento para tocar fondo. Ahora, digo con “casi” todos los códigos porque resulta que este detective no hace su trabajo de detective. Es más, se resiste a hacerlo. He ahí una negación al gran motivador de todo noir: un sujeto es persuadido a hallar las respuestas de un supuesto crimen. Gabriel Laurens (Olivier Rabourdin) no quiere saber cómo murió su hermano gemelo. Así es, el muerto es su hermano. Ni si quiera se preocupó en ir al entierro. Un profundo resentimiento cobija el personaje principal de L’autre Laurens (2023), una historia que acontecerá de manera que irá empujando al antihéroe a enterarse de ciertos detalles, descubrimientos que aclararían la muerte de su familiar y de paso podría menguar el dolor sincero de Jade (Louise Leroy). La sobrina de Gabriel es la única empecinada en querer saber la verdad y persuadir al tío a que averigüe lo que sucedió con su padre, un acaudalado empresario de negocios turbios, dueño además de un calco de la White House asentada en la frontera de Francia y España.
sábado, 20 de mayo de 2023
Cannes 2023: Creatura (Quinzaine des Cineastes)
Elena (Elena Martín) desea hacer el amor con su pareja, pero algo no está funcionando en ella. Está sintiendo ese mismo aturdimiento que ha venido padeciendo desde niña. Es algo que la frustra al punto de que reacciona sobando su vulva con violencia en espera de que “lo descompuesto” asuma su función biológica. Es un cuadro angustiante el ver cómo en el rostro de la mujer se dibuja una pugna entre el goce y el sufrimiento mientras se masturba. Es una búsqueda desesperada por alcanzar el clímax que le es imposible abrazar. Creatura (2023) es una historia sobre la descompostura entre una mujer y su órgano sexual. La directora española Elena Martín, protagonista su propia película, no piensa en una situación de crisis. Este embargo no es un padecimiento temporal o repentino. Aunque suene paradójico, es casi congénito. Es una enfermedad con la que esta mujer de treinta años había tenido que convivir y no sabe cómo confrontarla. Esto ya lo veníamos sospechando a partir de la primera imagen en donde una menor lucha por reclamar eso que se supone merece sentir por naturaleza. Elena es una estigmatizada, una prohibida de experimentar un orgasmo. Obviamente, ello le ha generado un comportamiento agresivo e involuntario. No solo vemos a la mujer reaccionando con hostilidad emocional o física contra sus amantes, sino también contra sí misma. Incluso su mismo cuerpo reacciona agresivo mediante sarpullidos. La “ausencia” del órgano sexual está descomponiendo su ser, tanto física como mentalmente.
jueves, 18 de mayo de 2023
Cannes 2023: Inshallah a Boy (Semaine de la Critique)
En After Love (2020), tenemos también una historia en donde el repentino fallecimiento de un marido conlleva una “herencia sorpresa” que la viuda no verá con ojos de amor. Ahora, el otro común que tiene ese filme con Inshallah a Boy (2023) es que estamos tratando con matrimonios asociados a un vínculo musulmán. Caso en la película de Aleem Khan, ese precedente resulta un tanto secundario. Lo que experimenta a lo largo de la historia la protagonista de su película, tranquilamente le podría suceder a cualquier deuda procedente de cualquier religión o credo. En tanto, en la ópera prima de Amjad Al Rasheed, sí que prevalecen y marcan la pauta del conflicto los antecedentes ideológicos que encierra ese mundo árabe, específicamente los correspondientes a la localidad a la que se hace referencia: Jordania. ¿Qué implica que una jordana enviude? Pues son varios hábitos las que tendrá que obedecer con el fin de no quedar mal ante la mirada de Dios. De principio podemos percibir que si eres una mujer en Jordania no es conveniente que se te muera el marido, a menos que no tengas problema de que en tus primeros meses como viuda te ajustes a una rutina de cuarentena como la que muchos experimentamos durante los momentos más críticos del COVID. Pero eso no es nada. Lo que le aguarda a la protagonista y madre de una niña es algo más serio. No solo se trata de que el esposo también le dejó algunos pendientes, sino que además las normativas de herencia no estarán de su lado al no tener el “respaldo” de un varón.
lunes, 8 de mayo de 2023
La chucha perdida de los Incas
Mientras veo la última película de Fernando Gutierrez, a.k.a. Huanchaco, se me viene a la memoria Terremoto Santo (2017), un cortometraje brasileño que en resumen es una selección de temas musicales evangélicos siendo representados por sus cantores. Permítanme la cadena de regresiones. Y cuando vi dicho filme, recordé las películas propaganda de cultos religiosos procedentes de Estados Unidos, estos realizados entre la década de los 50 y los 70. Ahí está la muy entretenida The Believer’s Heaven (1977), en donde vemos los castigos que le aguardaban a los pecadores terrenales y el premio que obtendrían los fieles seguidores de la comunidad evangélica, película que ya hubiera querido tener la persuasión de la anterior mencionada. Pasa que mientras que la brasileña realizada por Benjamin de Burca y Bárbara Wagner empoderaba su apología religiosa desde una estética lírica que podría compararse a los video clips de Kanye West, la dirigida por Ron Ormond se convertía en un claro ejemplo sobre cómo el serie B a veces es materia de risas involuntarias. Es decir, uno te inclinaba a formarte tras las filas del evangelismo —así de efectivo es el lenguaje fílmico de esa película—, el otro y similares te convencían de que a veces uno preferiría irse al infierno que terminar siendo un payaso como los representados en esa ridícula fábula. Una indudable joya del cine excéntrico.