Un interesante documental que registra el acercamiento de un grupo de colegiales de un curso de cine hacia las políticas sociales. Nos défaites (2019) sigue el proceso de realización de un proyecto educativo que busca ampliar el panorama de los alumnos sobre el tema en cuestión. El director Jean-Gabriel Périot, conductor de dicha experiencia pedagógica, para ello asiste a un método de la dramatización y la posterior reflexión: los adolescentes representarán escenas de películas que luego ellos mismos comentarán. Es decir; la experiencia actoral como puente para reconocer los conflictos dentro de la trama y de paso evaluar el dominio de conceptos que giran en torno a estos casos que atienden a situaciones como la lucha de clases o laborales. El documental, por tanto, se convierte en un proyecto que obliga a los alumnos a evaluar las políticas sociales del pasado, ello a propósito del citado de estas películas procedentes de la década del 60, sin exigir una preparación previa. Es básicamente analizar temas tan sustanciales como el derecho laboral o la desigualdad social desde una perspectiva personal o lo que equivale a una percepción desde su presente o realidad social.
martes, 31 de agosto de 2021
5 AricaDoc: Nos défaites (Largometrajes)
lunes, 30 de agosto de 2021
5 AricaDoc: La sesenta y ¿Qué hago en este mundo tan visual? (Largometrajes)
Basado en las crónicas de Santiago Menconi, La sesenta (2021) narra la lucha laboral de un sindicato de choferes de buses en Argentina. El documental realizado por el colectivo Silbando Bembas hace un retrato de ese otro colectivo en busca de justicia e igualdad social. A diferencia de varios relatos inclinados a hacer un gesto de celebración a un grupo de trabajadores contestatarios, este escapa de la fabricación de un argumento dramático que pudiera estimular la impotencia o la empatía hacia sus protagonistas. A pesar de que esta narración parte de un evento trágico, ese acontecimiento se asoma únicamente como justificante y estímulo comunal, y no como un hecho al que tenga que explotarse para sensibilizar. La sesenta es más bien una suma de secuencias que bosquejan el ejercicio interno de sus miembros, un sistema que va definiendo esos tópicos que gravitan entorno a la idea de un grupo de personas que forman una sola unidad. Salvo por el cronista y otro personaje, no hay protagonistas recurrentes. Incluso el mismo Menconi parece invisibilizarse dentro de la acción para más bien ceder la posta al protagonismo de sus compañeros y compañeras. Es todo un ejemplo de fraternidad o desprendimiento de cualquier búsqueda personal.
viernes, 27 de agosto de 2021
5 AricaDoc: Nũhũ Yãg Mũ Yõg Hãm: Essa Terra É Nossa (Película inaugural)
Desde hoy hasta al 12 de setiembre se realiza una nueva edición de AricaDoc, festival online y gratuito disponible en Chile, Perú y Bolivia.
Un documental de denuncia social que se construye en base a una colectividad testimonial. Los directores Carolina Cangucu, Isael Maxakali, Sueli Maxakali y Roberto Romero nos acercan a las declaraciones de miembros de la comunidad indígena Maxakalí a fin de descubrir a una población víctima de la violencia y la impunidad promovida por los “blancos” invasores. Es el panorama de una sociedad minoritaria acosada dentro de lo que un día fue su territorio. Nuhu Yag Mu Yog Ham: Essa Terra E Nossa (2020), así como varios documentales que bosquejan la injusticia social padecida por poblaciones originarias, se interesa en convocar una serie de perspectivas que logren estimar la envergadura del problema. Es así cómo es que la línea histórica y la etnográfica se encuentran para definir, por un lado, una ocupación y aniquilamiento progresivo que viene de décadas atrás y, por otro lado, el aniquilamiento de una cultura que se sigue preservando a pesar de que los habitantes de este saber se están reduciendo.
jueves, 26 de agosto de 2021
25 Festival de Lima: No hay camino (Aclamadas)
No es de extrañar ver a Heddy Honingmann y José Luis Guerín juntos. Al margen de la amistad o el corto tributo que el español le hace a la directora peruana, hay un método de filmación que los vincula. Sendos autores apuestan por un cine que va reconociendo su condición en base a lo que se percibe dentro de lo aparentemente imperceptible. Es como cuando el espectador, al ver sus películas, se enfrentase a una hoja en blanco en donde se hacen pinceladas que remueven las emociones fruto de sus percepciones. Y cuando menos lo espera, ya está ante una historia. Basta recordar la introducción de En la ciudad de Sylvia (2007). Plano general a un bistró. La cámara comienza a buscar a su protagonista. Mientras tanto, se divierte jugando con el punto de enfoque y las “falsas” expectativas del espectador. Entonces aparece Sylvia y ya tenemos una historia. Es el equivalente a la Honingmann que sube de taxi en taxi en las calles limeñas (Metal y melancolía, 1993) o se pasea entre las lápidas asentadas en un conocido cementerio de la ciudad parisina (Forever, 2006). La directora llega por curiosidad a algún punto a buscar algo que no sabe qué es, pero es alguna experiencia ajena la que termina decidiendo por ella.
No hay camino (2021) es lo más personal que ha realizado la directora. En efecto, todo su cine lo es. En una escena confiesa algo así como: “Todos mis documentales atendían temas que en ese momento precisaba atender”. Es por eso que con gran razón su última película se atiende a ella misma. Honingmann se convierte en protagonista de la historia de una mujer haciendo conciencia de su frágil condición de salud debido a una enfermedad. Parte entonces la necesidad de hacer lo que siempre hace, buscar la emoción a partir de la experiencia de vivir, solo que esta vez se trata de su propia experiencia. Es así como decide revivir su propia memoria. Su retorno al Perú inaugura ese puente entre la alegría y la tristeza, entre lo que luce presente, pero que es irrecobrable. Honingmann se convierte en un personaje de sus documentales. A medida que conversa sobre su infancia en el Perú, los recuerdos le llueven y estos conmueven. El primer hogar, las marcas o decoraciones de un barrio o una habitación, el primer amor platónico, las amistades que quedaron atrás. Es pura universalidad la que gesta la protagonista y directora, quien precisa del apoyo de conversadores, aquellos que ayudarán a fluir su memoria.
miércoles, 25 de agosto de 2021
25 Festival de Lima: Esperaré aquí hasta oír mi nombre (Competencia Documental)
Curiosamente, es justo la secuencia menos trascendental la que resulta siendo la más significativa o la que servirá como base para argumentar la verdadera motivación del director hacia su última película. Esperaré aquí hasta oír mi nombre (2021) presenta como premisa el viaje de una compañía teatral a una comunidad andina con el fin de nutrir o reorientar el valor testimonial de una de sus obras. Serán pues los pobladores de aquella zona quienes juzguen el argumento y representación de dicha puesta que se inspira en los acontecimientos durante la época del terrorismo en el interior del Perú, escenario vivido por esa misma comunidad. Pueda que sea la primera visita del elenco teatral al lugar, pero para el director Héctor Gálvez es un retorno, y no físico, sino mental y emocional. El director peruano desde su documental Lucanamarca (2008) ha creado un vínculo con el luto de las zonas que han sido golpeadas por esa violencia. Su misma película NN (2014), en palabras de Gálvez, fue un acto de depuración, una necesidad de contar esa otra clase de testimonios captados durante su temporada en Ayacucho y que no pudo canalizar en sus anteriores trabajos. Su último documental, en tanto, resulta ser un nuevo gesto por depurar rezagos de esa experiencia.
25 Festival de Lima: Limiar (Competencia Documental)
El tema de debate que surge en este documental no tiene que ver con el deseo de cambiar de género, sino más bien con el convencimiento a medias. Limiar (2020) es un testimonio de la directora Coraci Ruiz desde su posición de madre de un hijo transexual. La película en principio nos hace un panorama de las corrientes de la libertad de expresión que tocaron el entorno familiar y personal de la directora. Esta es una introducción a los antecedentes políticos de izquierda ejercido por los padres de la directora y que después se extiende a las tendencias de liberación sexual que los mismos practicaron y que hizo eco en el matrimonio de la misma Ruiz. Argumentado eso, la directora llega a su “dilema” actual: el de su menor primogénito y su deseo de transexualizarse. Se podría decir que es un nivel o hasta un territorio distinto a la perspectiva liberal que ella o su madre asumieron. Es, en efecto, un escenario que la directora está descubriendo e intenta comprender y de paso digerir. Limiar no es una película un tanto pensada para el hijo, sino para la madre y su deseo de convencerse de algo que, tal vez, la tiente a finiquitar esa tradición de un linaje con libre pensamiento.
25 Festival de Lima: Entre estos árboles que he inventado (Hecho en el Perú)
A primera vista, la ópera prima de Martín Rebaza parece alinearse a las propuestas de dos filmes trujillanos de la década pasada: El ordenador (2012), de Omar Forero —película que es citada en el argumento—, y En medio del laberinto (2019), de Salomón Pérez —productor de la película de Rebaza—. Pero, a pesar de que coincide con estas ciertas connotaciones y el mismo lugar de producción, resulta más exacto relacionarla con otra ópera prima reciente producida en Lima. El juicio que domina a la protagonista de Entre estos árboles que he inventado (2021) no está lejos al que expresan los personajes de El tiempo y el silencio (2020), de Alonso Izaguirre. En el primer caso, tenemos a una joven fotógrafa desasociada con los cánones estéticos y conceptuales predominantes en su carrera. Para Mel (Maritza Sáenz), fotografiar implica observar el mundo con subjetividad, lo que a su vez demanda una mirada y sensibilidad personal. En tanto, en la película de Izaguirre tenemos a dos personajes desapegados con las rutinas que priman en la cotidianidad. Mientras que la ciudad se mueve a una velocidad progresiva, ellos disfrutan con “observar” los pequeños detalles.
lunes, 23 de agosto de 2021
25 Festival de Lima: Liborio (Competencia Ficción)
Una orientación narrativa atractiva y a la vez significativa de esta ópera prima es que el punto de vista desde dónde asimilamos este relato cambia en relación con las etapas o fracturas dentro del argumento. La película de Nino Martínez siempre tendrá como centro la figura de un profeta asentado en una zona rural de República Dominicana de principios del siglo XX, sin embargo, no siempre será la misma perspectiva con que será visto o analizado. Liborio (2021) se inspira en la biografía del célebre personaje que coincide con la época histórica en que el colonialismo estadounidense migró al territorio latinoamericano y en el trayecto iba reconociendo líderes locales que ponían en riesgo sus interés políticos y económicos. Ahora, lo particular es que el líder de esta historia se construye en razón a las tradiciones propias del imaginario dominicano. Liborio (Vicente Santos) es el hombre que luego de “morir” resucitó convertido en un elegido. Ese inusual acontecimiento provocará la inauguración de un séquito de discípulos fervorosos ante la presencia de este hombre que asocia los rituales cristianos con los paganos.
Liborio asume un criterio argumental que complementa la naturaleza de este profeta al convertirlo en el centro de este microuniverso e identificarlo como el único que trasciende temporalmente. Son básicamente las virtudes que se le otorgaría a un sujeto divino. Por tanto, esto no solo se define argumentalmente, sino también desde el punto de vista y los cortes que saltan al futuro sin sobre aviso. Es el protagonista contemplado como deidad o iluminado. Pero también está el protagonista contemplado como líder político. Si lo relacionamos al Jesús bíblico, Liborio, sin asumirlo, se convierte también en un caudillo que pone en peligro el liderazgo de los poderosos. La película de Nino Martínez en cierto punto mezcla los imaginarios latinoamericanos y los cristianos cuando una tropa yanqui invade la zona. El versus entre emancipados y los que pretenden colonizar ejerciendo la violencia. No es de extrañar que los fariseos o “demócratas” estadounidenses ordenasen la captura de Liborio, acto que no sería más que una oportunidad para inflar la fe como en la Biblia o el ánimo de prolongar una lucha revolucionaria como en los libros de historia latinoamericana.
25 Festival de Lima: No hay regreso a casa (Hecho en el Perú)
Es curioso cómo el acercamiento de una hija hacia su padre no hace más que exponer la brecha que existe entre ellos. Si en principio el tiempo y el espacio los distanció, ahora que están cerca son las formas de pensar las que parecen descubrir una relación que, da la impresión, no haya un concilio. No hay regreso a casa (2021) parte del debate sobre un estado judío nacionalista. Hacia quién se inclina los mejores argumentos es lo de menos. Lo que estimula aquí es la convivencia particular entre estos dos personajes que, a pesar de sus ideologías muy opuestas, no dejan de asistirse mutuamente. El documental de Yaela Gottlieb, más allá de pretender reconstruir los antecedentes del padre a fin de conocerlo o entenderlo, se orienta al fortalecimiento de un vínculo entre padre e hija. En ese sentido, no deja de ser un tanto anecdótico cómo este acercamiento surge a raíz de la diferencia de perspectivas. De pronto, el piso en donde acontecen las entrevistas parece ser un microcosmos del estado político en Israel: el encuentro entre dos bandos que se repelen, pero que no se divorcian —así migren a otros países— consecuencia de un peso tradicional.
25 Festival de Lima: Segredos Do Putumayo (Competencia Documental)
Muy interesante documental basado en las crónicas del diplomático inglés de origen irlandés Roger Casement. El director Aurelio Michiles hace un repaso histórico al sistema de explotación y exterminio que vivieron a principio del siglo XX diversas tribus amazónicas obligadas a extraer el caucho, terrible escenario titulado por los medios peruanos como “Los escándalos del Putumayo”, y que ponían a Julio César Arana, representante legal de la Peruvian Amazon Company, como uno de los principales responsables del infierno desatado en el encuentro de las fronteras del Perú, Brasil y Colombia, y quien más adelante será elegido como senador luego de librarse de los cargos judiciales por sus actos criminales. En El socio de Dios (1987), de Federico García, podemos enterarnos sobre los orígenes de su empresa caníbal, una de las varias —en cierto punto, la más prolífica— que funcionaba dentro del territorio, así como los brotes de resistencia radical que provocaron algunas tribus. Segredos Do Putumayo (2021), o las memorias de Casement, se orienta en un tiempo en que las empresas caucheras ya están establecidas. Así como varias expediciones de aventureros europeos a estos escenarios de ensueño, identificamos a un diplomático descubriendo una pesadilla viva en las entrañas de la selva.
sábado, 21 de agosto de 2021
25 Festival de Lima: Autoerótica (Competencia Ficción)
La virtud de la ópera prima de Andrea Hoyos radica en que aborda su conflicto central de una manera poco habitual. Hay referentes fílmicos con las que podría relacionarse —y que es mejor no mencionarlas para no revelar la acción central de la historia—, películas que retrataron este tema desde un discurso dramático, moralista y hasta político. Caso la directora peruana, orienta esta situación sin impostaciones. Todo se desarrolla de manera casi natural y cotidiano. Autoerótica (2021) sigue el tránsito de Bruna (Rafaella Mey), una adolescente introduciéndose al despertar sexual de manera autónoma, casi instintiva. Lo que resalta aquí es cómo la protagonista va descubriendo esta experiencia en solitario. No estamos tratando con una joven siendo persuadida por un resto generacional o por el entorno. Se podría decir incluso que Bruna escapa de los consejos y manuales que dispone la educación oficial o la que uno encuentra por la Internet. La adolescente se abre a esta etapa sin mediación u hoja de ruta, y es fruto de esa espontaneidad —entre curiosa e inexperta— y las circunstancias en que se envuelve las que no dan tregua a cuestionarla. Su actitud se asimila como natural y consecuente.
25 Festival de Lima: Una película de policías (Competencia Documental)
Una interesante propuesta que a principio pone en tela de juicio su naturaleza de cine documental. El director Alonso Ruizpalacios nos cuenta la historia de dos policías, dos testimonios de oficiales mexicanos en actividad que comienza a descubrir el panorama de la corrupción institucionalizada y el estado de desconfianza de la sociedad hacia la entidad, a propósito de la experiencia desencantada de civiles que se unieron para atrapar a los malos elementos de la ciudad, cuando más bien se percataron que comenzaron a ser parte de ese catálogo. Una película de policías (2021) narra estos retratos desde una dialéctica documental, pero asistiendo a una representación ficcional. Es la intercalación entre la oralidad y la dramatización. Por tanto; la sola recreación ya desliga al discurso de un ejercicio meramente documental. Muy a pesar, permanece un equilibrio de modalidades narrativas. Esa formalidad, de por sí, hace que la película de Ruizpalacios salga de un tratamiento convencional. Pero además están las historias en sí, las cuales gestan un vínculo empático debido a su sesgo humano. A pesar de que se activan los prejuicios que aflora el desprestigiado oficio, permanece una simpatía hacia los protagonistas, en gran parte, por su inmersión al terreno romántico.
25 Festival de Lima: Objetos rebeldes (Competencia Ficción)
La directora y arqueóloga Carolina Arias reflexiona sobre la representación de los objetos y lo relaciona con su historia personal y la de su país. Sucede que, desde una perspectiva humanista, todo objeto posee una función, un conocimiento, sea inmediato o en condiciones de ser descifrado. En tanto, es el destino de todo objeto ser investigado, analizado, extirpado de su recinto original para su estudio. Es decir, todo objeto tiene como destino ser conquistado o colonizado, despojado de ese saber, y para ello será, por ejemplo, como esas misteriosas bolas de piedra que se extienden por distintos puntos de Costa Rica, diseccionado. Sucede que todo objeto tiene algo de resistencia, eso que llamamos misterio y la mente humana se esfuerza por comprender. El objeto ejerce rebeldía ante el saqueo de ese misterio, reacción que sucedió con las comunidades indígenas oprimidas por los explotadores de las plantaciones de plátano, es el mismo reclamo que le provoca a la directora esas fotos en donde se observa a ella junto a su padre. Hay un conocimiento que está ahí y tiene el deseo de descubrir. Objetos rebeldes (2020) es una película atractiva al generar una reflexión en cadena partiendo de lo íntimo, trepando por lo histórico y alcanzando lo universal o incluso existencial.
viernes, 20 de agosto de 2021
25 Festival de Lima: Memory House (Competencia Ficción)
La ópera prima de Joao Paulo Miranda imagina un escenario distópico, aunque inspirado en la realidad de la actual Brasil. Una comunidad angloparlante al sur de ese país planea emanciparse de la zona norte a fin de establecer su supremacía social y económica a medida que inyecta a su comunidad costumbres germánicas. Es como si las políticas ultraconservadoras de Jair Bolsonaro se encontraran con el divisionismo previo a la Guerra de las Sesiones y el nazismo de propaganda. En medio de esa comunidad de mayoría “blanca”, un hombre originario de la zona norteña vive con resignación en ese ámbito como una figura solitaria y marginal, eso hasta que una casa remueve su memoria. Memory House (2020) está a la línea de películas como Chuva é Cantoria na Aldeia dos Mortos (2018) o A febre (2019), a propósito de sujetos que parecen haber olvidado sus orígenes en medio de una sociedad que ha erradicado las tradiciones oriundas del país. El protagonista de Miranda parece experimentar una suerte de despertar similar al que tienen los protagonistas de las películas mencionadas. Fruto de esa epifanía o revelación mística, los recuerdos del hombre lo retraen a sus raíces de la región del sertón.
25 Festival de Lima: Las mejores familias (Competencia Ficción)
En su última película, Javier Fuentes-León se inspira de una “leyenda urbana” para crear una sátira de clases. Las mejores familias (2020) narra el encuentro entre los integrantes de dos familias prósperas -posiblemente, sobrevivientes de alguna descendencia aristocrática- y empleados del hogar entrando en pugna a raíz de la visita de la nueva novia del hijo que retorna de España. El director parece esforzarse en incluir a esta reunión gastronómica todos los aderezos posibles. Ahí están el racismo, la infidelidad, la paranoia roja, la homofobia, la hipocresía, las drogas y otros vicios, y tantos más. Todos prejuicios que estimulan a que la discordia y las brechas sociales se amplíen. No necesariamente se trata de un retrato en donde los pobres y los ricos se escupen entre sí. Aquí vemos sobre todo a los adinerados tirándose lo trapitos al aire en menos de un parpadeo. Es un festín en el cual curiosamente la comida brilla por su ausencia, y en su lugar se manifiesta una orgía de revelaciones, que a su vez es liberación de conciencia, que bañan con humor una historia de por sí dramática e infame y que se volvió una tradición reprimida en muchas familias de bien.
jueves, 19 de agosto de 2021
25 Festival de Lima: Hatun Phaqcha, tierra sana (Hecho en el Perú)
Muy bien realizado e instructivo documental que alienta a la conciencia sobre la biodiversidad en el Perú desde la preservación de los productos alimenticios originarios. Hatun Phaqcha, Tierra Sana (2020) no se acoge a un mensaje nacionalista o pretende explotar a partir de una mirada exótica el discurso místico de la cosmogonía andina o amazónica. El mensaje es puntual: se está desaprovechando la biodiversidad del territorio peruano. La directora Delia Ackerman emprende la labor de una exigente investigadora que se filtra en los campos de distintas especialidades inclinadas al conocimiento de la tierra, el de la variedad de productos naturales que existen desde tiempos milenarios, pero que en la actualidad ni se conocen ni se difunden, gesto que podría poner en riesgo su sobrevivencia. Se escucha mucho de miles de tipos de papas en el Perú, sin embargo, son apenas diez tipos de estos tubérculos los que se distribuyen entre los supermercados y los hogares. Ahora, y aquí viene lo alarmante de la situación, la extinción de una especie no solo implica la desaparición de esta.
25 Festival de Lima: Songs of Repression (Competencia Documental)
Son distintos los conflictos y debates que gravitan entorno a los actuales habitantes de Villa Baviera, antes conocida como “Colonia Dignidad”, asentamiento fundado en Chile en la década del 60 por Paul Schafer, quien incitó a un número de familias alemanas a formar parte de una comunidad religiosa que mantuviera las tradiciones alemanas. Songs of Repression (2020) es un documental que hace un repaso general de los abusos acontecidos dentro de este círculo habituado a la rutina de castigo y perversión que se ejecutaban mutuamente sus miembros, siempre bajo ordenanza del dictador Schafer, nazi prófugo de la justicia en su país. Los directores Marianne Hougen-Moraga y Estephan Wagner se internan en la actual comunidad a fin de contemplar las reformas que entraron en rigor décadas atrás para cuando su líder enfrentara cargos judiciales por parte de sus delitos en la comuna. La intención del filme es atender a los síntomas de un colectivo que ha vivido por años bajo un sistema de represión, tiempo en que podías ser molido a golpes por una razón que nunca te enterabas. No importaba si era hombre o mujer, niño o anciano. Si el líder decidía que debías ser castigado, al instante tus iguales se iban contra ti, y diariamente había un linchamiento.
Songs of Repression nos descubre un espacio minado por temas pendientes. Incluso los mismos que han decidido superar esa etapa, perdonar a los adjuntos del líder y asumir esas vivencias como una instrucción que tuvo una prioridad espiritual y benefactora, manifiestan achaques, tics, dolores de cabeza, malos sueños. Si antes visitaban la enfermería para curarse de las palizas, ahora lo hacen para menguar las heridas no superficiales. Y, a propósito de esa línea de pensamiento, se abren distintos debates: ¿resignación o superación? ¿olvidar para curar o para escapar de la justicia pública? Recordemos pues que muchos o todos fueron cómplices de abusos contra el cuerpo, desde infantes hasta adultos. Es así como se devela un pequeño grupo que piensa distinto a la mayoría. Ellos son los que concientizaron ese estado de represión y entienden a Shcafer y sus secuaces como unos nazis y pederastas. Son estos además los convertidos en renegados de la comunidad, los apartados sociales, los que forman parte de, pero no tanto. Posición contradictoria —rechazar, aunque seguir viviendo en la zona—, pero ello en razón a la complejidad de una situación que tiene que ver con el estado de propiedad e identidad de todos los que nacieron y vivieron bajo el rezago de esta excomunidad fanática.
miércoles, 18 de agosto de 2021
25 Festival de Lima: LXI (Competencia Ficción)
El cuadro trágico de la nueva película de Rodrigo Moreno en principio me retrae a Maridos (1970), de John Cassavetes, a propósito del deceso de un miembro del “grupo”. El hecho es que el vínculo que se establece entre los protagonistas del peruano es completamente distinto a la del director estadounidense. Cassavetes emprende una historia sobre la amistad, tópico que es un tanto dudoso en LXI (2021). Sucede que aquí estamos tratando con personas que no se han visto desde hace mucho tiempo, ello efecto de uno o varios resentimientos que se originaron años atrás en una fecha específica. El internamiento a este círculo, en consecuencia, equivale a la indagación de las incidencias de ese evento, el reavivamiento del recuerdo y las emociones del pasado que los obligaron a distanciarse. Ahora, al igual que en el filme de Cassavetes, en la historia de Moreno la muerte genera un punto de inflexión en la cotidianidad del resto. Se inaugura de esa manera un panorama sobre individuos cargando un aire de resignación, tocados por la incertidumbre o el fracaso personal. Es decir, la muerte cumple con esa función natural y cuestionadora que recae en los vivos, los expuestos a la mortalidad, quienes parecen haber despertado de un sueño.
25 Festival de Lima: Noche de Fuego (Competencia Ficción)
Del 19 al 29 de agosto se realizará una nueva edición del Festival de Lima de manera no presencial. Comienzo a publicar críticas de sus películas programadas.
En su primera incursión a un relato ficticio, la directora Tatiana Huezo no desatiende a los testimonios femeninos sobrecogidos por la violencia. Noche de fuego (2021) se asienta en una comunidad rural mexicana capitaneada por el narcotráfico. Así como varias películas que abordan el crimen organizado provocado por el comercio de drogas, no vemos que se apunta a la violencia armada como única consecuencia de este conflicto interno. La inmigración, la explotación laboral infantil, la pobreza y el estancamiento educativo son algunos de los síntomas de esa agresión sistemática, efectos que se ven representados en el filme de Huezo. Pero en medio de toda esa serie de achaques sociales, el que más le importa contemplar a la directora es el de la violencia sexual que recae en las menores. La historia inicia con una niña y su madre escarbando desesperadamente la tierra con sus propias manos a fin de crear un escondite ante los narcos. El acto de ocultarse será una suerte de rutina que indirectamente desconfigurará la naturaleza femenina de la protagonista y de otras niñas iguales a ella. En tanto, se devela cómo una estrategia de salvamento es escudo que daña por su reverso.
En complemento con el refugio que únicamente entra en función cada que los narcos sorprenden a la población, Huezo enumerará otras estrategias más recurrentes al ser parte de la cotidianidad de las niñas, tácticas que merman contra su manera de percibir el mundo, su imagen y su cuerpo. Claro que todas esas prácticas resultan ser un medio para que sobrevivan las niñas, ¿pero a costa de qué? Noches de fuego parece describir los hábitos sociales que recaen en las menores en cualquier escenario a propósito de su género. No hay necesidad de asentarnos en un contexto en donde existe el narcotráfico para contemplar una realidad en la cual las niñas son acosadas o ultrajadas, lo que obligaría a muchos padres a restringir hábitos o apariencias en sus hijas, cuando más bien el problema radica del exterior o de quien coacciona ese acto violento. En la película de Huezo, estamos hablando de adultos que no se concentran en erradicar el mal, sino que en su lugar imaginan las maneras para esquivar el problema a cuestas de un adiestramiento que va contra la naturaleza de las infantes, algo que las obligaría a percibir costumbres que atentan contra su libertad o a mirar el mundo de una manera instintiva y no racional.