Una historia modesta, pero relatada mediante una sensibilidad que no deja indiferente. Lo que cautiva de la película de Eduardo Crespo es que de este retrato trágico se logra emerger un sentimiento de calidez. Hay algo de gozoso en esta marcha fúnebre. Nosotros nunca moriremos (2020) inicia con el descubrimiento de un cadáver, escena que curiosamente no se figura dramática o sórdida. Es un día en la mañana en un área rural y un apacible cuerpo parece reposar en medio de la naturaleza. Lo que sigue es la madre y el hermano adolescente del fallecido pasando por el protocolo –tanto burocrático como sentimental– que implica el reciente luto. Veremos a estas dos personas desplazándose con aflicción, aunque se denota mucha serenidad por parte de estos. Es tal vez el efecto del shock o el estado que implica toda una revuelta de preguntas que suscitan en este momento: ¿Qué sucederá ahora? ¿Seguiremos teniendo una vida normal? ¿Existe vida después de la muerte? ¿Habrá algún reencuentro con esa persona que no se despidió de los suyos?
viernes, 27 de noviembre de 2020
35 Festival de Mar del Plata: Nosotros nunca moriremos (Competencia Internacional)
35 Festival de Mar del Plata: The woman who run (Panorama Autores)
Hablemos de animales. El primer escenario de la última película de Hong Sang-soo, desde cierta perspectiva, parece tener un tufillo animalista. Lo cierto es que este discurso cambia cuando pensamos en base al universo del director surcoreano. Sucede que algo de los animales citados en este extracto nos recuerda a las dinámicas románticas que se desarrollan en su cine. El drama de las relaciones de pareja en el cine de Hong está asociado a lo instintivo. En sus historias vemos a hombres y mujeres dejándose encandilar por lo superficial. Si las reses tienen ojos lindos, los hombres tienen “talento” académico y las mujeres belleza y juventud. Están también los hombres agresivamente persuasivos, los amantes que retornan a sembrar el caos emocional en la mujer, como el gallo que picotea las nucas de las gallinas. Ello no es más que una manifestación del egoísmo innato de los hombres de Hong, el que representa el vecino que prefiere ver morir a un inofensivo gato en favor de aplacar los miedos de su pareja. Hay una paradoja aquí: el hombre que es humano con su esposa, aunque inhumano con los más indefensos. El amor nos vuelve instintivos, parcializa nuestro juicio, nos contradice.
35 Festival de Mar del Plata: Adiós a la memoria (Comp. Internacional) / Mes chers espions / Anunciaron tormenta (Comp. Estados Alterados)
Una reflexión sobre la memoria partiendo desde el ámbito personal se manifiesta en la nueva película de Nicolás Prividera, director que es un obseso con el tema del recuerdo y el recordar. Adiós a la memoria (2020), por mi lado, me recuerda a Mary Jimenez. Estos dos directores tienen mucho en común. Al igual que el argentino, la peruana realizó una película sobre una madre extinta y, posteriormente, sobre un padre vivo. Del verbo amar (1985) es a m (2007) como Loco Lucho (1998) es a Adiós a la memoria (2020). Ambos directores emprenden búsquedas sentimentales a partir de registros existentes, sea fotos, grabaciones y artefactos, y es en base a estos que se perfila un interés por recuperar la memoria. Caso Jimenez, lo hace desde una discursiva que se mece entre lo poético y el documental tradicional. Caso Prividera, vemos una necesidad por crear un discurso más elaborado. Ya refiriéndome específicamente de Adiós a la memoria; mientras el director va creando un panorama de su enfoque íntimo, el de la memoria de su padre extinguiéndose a causa del Alzheimer, va meditando sobre la autoridad y el significado de las fuentes que encierran a la memoria. Esto provoca un vaivén de cuestionamientos que casi siempre terminan varados en el territorio de lo político. A propósito del padre que se negó a aferrarse a su memoria, Nicolás Prividera hace un retorno a esa dolencia que también se ha generalizado en una nación que grita ante cada olvido.
jueves, 26 de noviembre de 2020
35 Festival de Mar del Plata: Die letzte stadt (Panorama Autores)
Muy atractivo filme que se apropia de la dialéctica académica para crear una experiencia divertida sin degradar su valor instructivo. Heinz Emigholz realiza una serie de situaciones extravagantes con el fin de dialogar temas milenarios, pero que hasta el día de hoy gestan efusividad, debate, divergencias y sobretodo muchos complejos. Dicho esto, The last city (2020) es una película dispuesta a desmitificar puntos de vista sobre diversos temas, incluyendo la idea de que el contenido filosófico tenga que ser necesariamente orientado a un terreno tradicional, limitado a una metodología puramente pedagógica. En su lugar, Emigholz orienta la disertación metafísica a la sátira y el absurdo a partir de un formato del sketch. No hay una historia principal, aunque sí un punto de partida. Un hombre (Jonathan Perel) dice haber soñado con una ciudad en constante cambio, en donde los roles y lenguas de los residentes también cambiaban constantemente. Ese es básicamente el resumen de esta película. A cada conversación afilada por una disertación filosófica o científica, vemos al escenario de fondo cambiar. En tanto, los que protagonizaron un rol asumirán uno distinto en una siguiente secuencia y en casos adoptarán un idioma distinto.
35 Festival de Mar del Plata: Come true (Hora Cero)
Una película que de seguro no dejará indiferente a cualquier fanático de la literatura de Philip K. Dick. Come true (2020) combina los sueños con el mundo de la tecnología. Anthony Scott Burns debe ser un leído de esta corriente de la ciencia ficción que retrata actos científicos revolucionarios que a su vez descubren un portal siniestro. Es el eterno retorno a que el saber mucho conlleva ingresar a un territorio peligroso. Sarah (Julia Sarah Stone) es una adolescente que decidirá formar parte de un experimento que además de brindarle un techo provisional podría calmar su insomnio y reducir sus pesadillas en donde se le aparecen unos personajes de una raza extraña. Casi siempre el “conejillo de indias” es un homeless. Es seguro que este no se quejará hasta cuando todo ya sea tarde, y podría decirse que ese es el caso de esta joven necesitada de un lugar en dónde dormir luego de escaparse de casa, y mejor aún si recibe algo de dinero a cambio. La condición: sin preguntas. Ya después comenzarán las sospechas debido a un revelador efecto secundario que pondrá en vilo a la protagonista. El director ha alistado el terreno para escenificar un thriller.
35 Festival de Mar del Plata: Río turbio (Competencia Estados Alterados)
Una paradoja abre el documental de Tatiana Mazú. La directora desea hacer un retrato que hace reconocimiento a la labor sindical de la mujer en una minera, pero, curiosamente, se le ha impedido ingresar a dicho ámbito por su condición de mujer. “A la mina no entran las mujeres”. Así como las leyendas añejas de circunnavegantes y piratas, el mito de que un género puede ser responsable de una catástrofe se preserva en esta “embarcación”, creencia que los hombres rezan y que las pocas mujeres que han logrado integrarse a esa comunidad laboral por momentos también parecen asentir. Muy a pesar, Río turbio (2020) no deja de ser la prueba de un grupo de mujeres que ha tumbado prejuicios y leyendas históricas. Aquí es importante la introducción de la tía de Mazú, una de las mineras y además cabezas del sindicato de mineros. Hay toda una serie de tradiciones echadas abajo gracias a la presencia de esta mujer. A propósito, este documental argentino me recuerda a la gran La sal de la tierra (1954), de Herbert J. Biberman, película que también hace retrato de una revolución femenina que surge en un territorio minero.
miércoles, 25 de noviembre de 2020
35 Festival de Mar del Plata: Un crimen común (Competencia Argentina)
El codirector de La larga noche de Francisco Sanctis (2016) realiza en solitario una nueva película densa y sugerente. Todo inicia cuando Cecilia (Elisa Carricajo) se niega a auxiliar al hijo de su criada una noche lluviosa. Este acontecimiento es equivalente al “atropello” que acciona la protagonista de La mujer sin cabeza (2008), de Lucrecia Martel. En sendas historias, la personaje principal será perseguida por su conciencia a propósito de un acto que, parcialmente, la convierte en criminal. Un crimen común (2020) narra la historia de una profesora de Sociología siendo perseguida por algo que bien podría ser una proyección de su conciencia o imaginación. Al igual que Francisco Sanctis, Cecilia verá una y otra vez sobre su hombro dudando si lo percibido es real o invento. Las sombras o cualquier ruido la mantienen en vilo. La tranquilidad de esta madre de familia se ha cancelado. Como la personaje de La mujer sin cabeza, ella es un sujeto extraviado; más ausencia que presencia. Su proceder, en tanto, ya no está guiado por el razonamiento. En consecuencia, experimentará un “paseo de terror” que le hará cuestionar todos sus conceptos.
martes, 24 de noviembre de 2020
35 Festival de Mar del Plata: Lúa vermella (Competencia Estados Alterados)
A medida que va aconteciendo la nueva película de Lois Patiño, se me viene a la mente la más reciente filmografía de Pedro Costa, a propósito de una comunidad encantada, una suerte de sonámbulos, “almas” perdidas que a su vez me rememoran al subgénero de terror que plantean El carnaval de las almas (1962) o Messiah of Evil (1973). Lo cierto es que tanto Patiño como Costa no hacen referencia a personajes malditos por alguna razón tétrica o puramente escatológica. Estas historias a las que me refiero están vinculadas a un síntoma real. Caso en las películas de Costa, hablamos de personajes que han asumido ese semblante mortuorio consecuencia de su condición social. Caso en la película de Patiño, tenemos a una comunidad languideciendo luego de la desaparición de uno de los suyos. Ahora –y aquí viene el punto que la distancia de la fílmica de Costa–, a este marco real se integra también uno fantástico. Lúa vermella (2020) abre con un plano a un mapa de herencia terraplanista que nos remonta a los tiempos antes de la conquista de América, época cuando los monstruos marítimos circundaban fuera de la tierra firme, realidad que parece asimilarse en este argumento.
35 Festival de Mar del Plata: The Exit of the Trains (Competencia Estados Alterados)
Radu Jude codirige un documental que complementa a su película La nación muerta (2017). A estas alturas el director de origen rumano se ha convertido en un importante autor comprometido con la memoria de su país, y no solo en referencia a lo acontecido durante el Holocausto, sino también a la temporada de la ocupación comunista en su país, tal como lo grafica en su reciente e interesante Uppercase Print (2020). Jude junto con Adrian Cioflanca emprenden una recolección de testimonios, declaraciones y registros de los deudos de la masacre contra la comunidad judía que se desató el 29 de junio de 1941. El documental consta del dictado íntegro de estos pronunciamientos, en su mayoría, procedentes de mujeres que perdieron a su familia entera, muchas de estas agregando además las consecuencias de esta tragedia. A pesar de la amplia recopilación de voces, muchas de estas parecen remedarse entre sí.
El común de varios de estos casos es la aniquilación inmediata. Los “Trenes de la muerte” en donde eran transportados todos los detenidos eran equivalente a las cámaras de gas. Era seguro que los verdugos esperaban que al último paradero ninguno saliera con vida. The Exit of the Trains (2020) es un documental duro. Todo su trayecto está compuesto por el dolor, la frustración y la miseria que desató el genocidio. Lo cierto es que no dejo de asumir que hasta cierto punto se reducirá la sensibilidad del espectador a propósito del remedo, esto incluso a pesar de que la primera voz es tan trágica como la última. ¿Es que acaso los directores asumen que el efecto de la “repetición” es una vía efectiva que logra calar la conciencia o es que simplemente no encontraron otra manera de reproducir todas las fuentes obtenidas?
35 Festival de Mar del Plata: Selva trágica / Los conductos (Competencia Latinoamericana)
Dos películas que aluden a la locura. En Selva trágica (2020), la directora Yulene Olaizola se remonta a la década del 20 en las inmediaciones de la selva que hace frontera entre los países de México y la actual Belice. En su historia, un grupo de recolectores de chicle se encontrará con una mujer desorientada que provocará una serie de roces entre los hombres. La directora mexicana revisita los relatos de aventureros consumiéndose ante la imprevisibilidad del entorno, una suerte de venganza natural o karma que reacciona ante la codicia de los forasteros. Son tiempos del auge de la depredación y colonización de la naturaleza. Las junglas vírgenes se convierten en escenarios de carreras entre devastadores que vienen de aquí y allá, atropellando no solo las reservas ambientales, sino también las culturales. A propósito, Selva trágica, a diferencia de las travesías de Klaus Kinski en Aguirre, la ira de Dios (1972) o Fitzcarraldo (1982) en donde es sometido por la geografía agreste, los chicleros serán desafiados por un ente desconocido. Yulene Olaizola revierte el sentido de aventura, consecuencia de la desorientación ante lo inexplicable, y remonta a una leyenda de terror con moraleja incluida. La presencia de un ser no es más que un mecanismo que acelera el estado de locura y obsesión provocado por la avaricia.
lunes, 23 de noviembre de 2020
35 Festival de Mar del Plata: Atarrabi y Mikelats (Panorama Autores)
Al margen de la representación fantástica, el mito siempre está vinculado a los tópicos universales, aquellos que dialogan sobre algún culto incipiente, sea cultural o religioso, y nos den idea de las dinámicas de la naturaleza y el juicio humano. Dicho esto, toda la filmografía de Eugene Green tiene algo de mitología. En su última película, esta característica es puntual. Atarrabi et Mikelats (2020) se basa en una leyenda vasca. En virtud de darle contexto a este relato, el director francés crea una adaptación hablada íntegramente en euskera. Claro que esta formalidad no impide al creativo acondicione este mito a las particularidades que describen a su cine. Es así como vemos a personajes sacados de algún cuento legendario, pero que se codean con las rutinas propias de una realidad contemporánea. En consecuencia, aquí el mismísimo Diablo se capacita en cursos de negocios –se intuye, no presenciales– y gusta del rap. Este panorama curioso genera ese otro distintivo de Green. Este filme es para el espectador una experiencia que le provoca una risa involuntaria, aunque siempre moderada.
35 Festival de Mar del Plata: El año del descubrimiento (Competencia Internacional)
Interesante e ilustrativo panorama de la tradición sindical en Cartagena, España. El ex Colectivo Los Hijos realiza un segundo filme que, en un principio, asume similar modo de registro empleado en El futuro (2013). Luis López Carrasco graba de manera como si su cámara se infiltrase en un encuentro social. La idea es clara: incluso en los instantes de rutina u ocio no se puede dejar de pensar políticamente. El director gusta acercarse a espacios y reuniones sociales a fin de explorar la conciencia social-política. En El año del descubrimiento (2020) ese síntoma es más inmediato. Los asistentes a este documental son en su mayoría vinculados con el sindicato de la ciudad de Cartagena; unos activos, otros retirados. Ahora, lo importante para López Carrasco es que los límites generacionales no sean combinados. Es decir; veremos a los jóvenes por un lado, mientras a los veteranos por otro. Esta no es una intención únicamente ventajosa para crear una estructura de su película. La necesidad de separar estas mesas genera indirectamente una dialéctica entre ambas.
Se entiende entonces por qué la tradición sindical despierta emociones tanto en los jóvenes como en los ancianos. López Carrasco reconfirma que la discursiva social depende mucho de la eventualidad histórica. El pasado, el presente y el futuro están en continua interrelación en este documental, lo que genera un debate interminable del que todos se sienten cercanos y con derecho a opinar. Si los mozuelos no fueron parte de las acciones de los noventa, sí los fueron sus padres. Lo mismo estos padres hablan de los suyos. Es toda una cadena hereditaria, en donde el vivir en carne propia y la memoria de pronto no tienen mucha diferencia, dado que los jóvenes parecen haberse apropiado de esa herencia para solventar sus posturas, ya sea siguiendo los pasos de sus predecesores o evadiendo eso que embarrancó a varios al alcoholismo o la depresión. El año del descubrimiento es toda una paradoja, porque mientras se amasa lo que es una rememoración u homenaje a un acto social heroico colectivo estos mismos actos terminaron por encausar a un atasco emocional generalizado, un total estado de decepción, consecuencia de una lucha sindical que fue traicionada por el parlamento político que el mismo sindicato otorgó su voto de confianza.
domingo, 22 de noviembre de 2020
35 Festival de Mar del Plata: Teddy (Hora Cero) / Al morir la matineé (Competencia Latinoamericana)
Dos películas de terror inspiradas en referentes tradicionales. En el caso de Teddy (2020), los directores Ludovic Boukherma y Zoran Boukherma se remontan al mito de un monstruo clásico. La tranquila y monótona rutina de Teddy (Anthony Bajon), un joven empleado de un salón de masajes en una zona rural francesa, se verá asaltada por un accidente que tiene que ver con una bestia no identificada que desde no hace mucho ha comenzado a inquietar la paz de la comunidad. Los Boukherma apelan al espacio retirado para montar su historia de licántropos, contexto apropiado para resguardar a criaturas que desatan fechorías que los lugareños interpretan como invasiones de animales salvajes propios del entorno. A esto se suma la personalidad sosegada de esta sociedad que no es presa del pánico. Teddy tiene un aire de comedia absurda y no precisamente por el elemento fantástico, sino a propósito del comportamiento caricaturesco de ciertos personajes que se niegan a asumir una actitud coherente con la situación. Lástima que la historia se queda corta en su aspecto argumental que además es escasa de una atmósfera sórdida que tan solo se asoman en el principio y en el clímax.
sábado, 21 de noviembre de 2020
35 Festival de Mar del Plata: Sophie Jones (Compentencia Internacional)
Del 21 al 29 de noviembre se realiza la 35 edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata en una versión online y gratuita en territorio argentino. Comienzo a compartir críticas de las películas vistas.
Tras la muerte de su madre, la vida de Sophie (Natalie Shershow) ha experimentado un punto de inflexión. En una escena significativa, la adolescente parece decidir qué es aquello que la “ayudará” a sobrellevar ese dolor. Luego de unos segundos de meditación, ella opta por deshacerse de todo un arsenal de somníferos. Sophie Jones (2020) a primera vista podría interpretarse como un testimonio más del descubrimiento sexual en una adolescente, pero el hecho que esta etapa se inaugure posterior a un duelo perfila a esta manifestación no como un acto de madurez, sino de depuración. Para Sophie, el sexo se convierte en un canal de desfogue emocional, un medio que tiene la función de un placebo, el cual la mantiene “sedada”, entretenida, al punto que ha perdido vínculo alguno con el goce, razón por la cual se extraña cuando su amiga le comenta ese tema. El descubrimiento sexual de Sophie se ha despertado en el peor momento, y es que su estado pesaroso le impide transitar al placer. El único efecto que le deviene a Sophie después del acto sexual es el displacer.
miércoles, 18 de noviembre de 2020
6 Semana del Cine ULima: Exilio
Un interesante filme que observa los efectos de la xenofobia desde una perspectiva poco habitual. Xhafer (Misel Maticevic) es un padre de familia que ha comenzado a percibir una serie de irregularidades dentro de su entorno laboral. Aparentemente esto no deviene de su desempeño, sino de algún agente de dicho entorno que tal vez pretende boicotearlo. Pero, ¿por qué? Sucede también que esa misma mañana nuestro protagonista descubrió una “broma” macabra en la puerta de su casa. Es decir, el estado de inquietud de Xhafer ha comenzado a ir en aumento. En tanto, nosotros percibimos esa perturbación. Comenzamos a identificarnos además con su punto de observación y lo que podría estar pasando en su cabeza. Son dos signos de menosprecio en una mañana y ninguno justificado; eso no es normal. No al menos para una persona promedio, pero tal vez sí para alguien de origen kosovar que radica en Alemania, nación que casi cien años atrás tuvo antecedentes de una política racista. Exil (2020) es una película dominada por el fantasma de la xenofobia, el estado de incertidumbre de un inmigrante atrincherado por un enemigo difícil de enfrentar, pero también de identificar.
martes, 17 de noviembre de 2020
6 Semana del Cine ULima: Pari
Una pareja de esposos iraníes va a visitar a su hijo a Grecia, pero no hay señal de este. Es así como se emprende la historia de una búsqueda. Ahora, dicho conflicto sería el único foco de esta película de no ser porque desde la primera secuencia hemos percibido otra clase de disputa. Pari (2020) resulta definir una búsqueda que se perfila como desigual. Mientras que el padre prefiere asumir la ausencia del hijo como un acto de rebelión, la madre alerta en la ausencia un peligro. En base a ese juicio, se diferencia qué tan arraigados son los principios tradicionales en el hombre respecto a la mujer iraní. El director Siamak Etemadi crea un abismo de razonamientos entre la pareja de esposos a propósito de las normativas culturales que priman en su país. Al margen de la desaparición del hijo, la obstinación del padre, quien no deja de pensar en base a sus juicios conservadores, se convierte también en otro conflicto, una traba que ciertamente comienza a atrasar la búsqueda.
En cierto punto de la trama, Pari definirá al hombre fracasando dentro de esta sociedad, mientras vemos a la mujer sobreviviendo a la misma. Entonces inicia la segunda parte de la historia y además la más interesante. La búsqueda de Pari a su hijo se convierte para ella en un trayecto de descubrimientos personales. Su disposición de persona abierta a las posibilidades la ha comenzado a llevar a una deriva de rituales sociales que, además de ignorar su existencia, contrastan abismalmente con el universo cultural al que estaba habituada. Pero lo curioso de todo esto es que por momentos ese rumbo obedece a un llamado casi místico. De pronto, secuencias de esta búsqueda que no cesa, a pesar de las pocas posibilidades de éxito de encontrar al hijo, reconocen a Pari como presa de una epifanía. Sus pasos lucen dominados por el presagio que, ciertamente, le disponen un camino acertado. Nuevas huellas comienzan a dar señas del tránsito de su hijo.
lunes, 16 de noviembre de 2020
6 Semana del Cine ULima: Los iluminados / Temblores
Dos películas que comparten mismo universo antagónico desde representaciones extremistas. En Les éblouis (2019), la directora Sarah Suco nos narra la historia de una familia introduciéndose a una cofradía católica a partir de la perspectiva de los menores hijos. Mientras que en Temblores (2019), el director Jayro Bustamante retrata el caso de Pablo (Juan Pablo Olyslager), un padre de familia dispuesto a salir de su círculo conservador con el fin de llevar con libertad su opción homosexual. En sendos argumentos veremos cómo la religión, derivadas de las cepas cristianas, se establece como una dictadura que impone a los individuos a ceder a una colonización de la mente y el cuerpo. Por un lado, en Les éblouis, Camille (Céleste Brunnquell), una niña de catorce años, será quien atestiguará con lucidez cómo su familia va digiriendo los procederes de una hermandad religiosa que para su punto de vista resultan tan falsos y excéntricos. Será en un estado de convivencia que la joven tendrá que “fingir” ante ese círculo de transgresión ideológica, gesto que por cierto le resulta difícil asumir a su hermano, quien también observa con rechazo a esta comunidad católica francesa. Entonces, ¿qué la hace tener a Camille ese don o ventaja respecto a los otros?
Ahora, algo que prima en esta película francesa es la representación desorbitada de lo que sería un escenario fanático cristiano. Les éblouis en cierto punto se percibe como una película de terror. Más allá del enclaustramiento, el ejercicio místico que alcanza niveles demenciales manifiesta un rasgo siniestro y perturbador. Es como si fuéramos testigos de un montaje carnavalesco. Cercano a ese ensamble está el filme de Bustamante. Aquí el escenario del cristianismo evangélico no se limita a un claustro, sino se extiende en toda una sociedad. La predominancia de esta ideología se perfila como un bloque de poder estandarizado. Pablo, luego de confesar su relación amorosa con un hombre, será expulsado de su familia y de su circuito social. Temblores es la historia de un estigmatizado siendo víctima de una serie de prejuicios que pondrán en cuestionamiento y posterior duda su naturaleza sexual. Lo cierto es que la vacilación de Pablo es solo la antesala a este ejercicio de dominación, en principio, mental. La presión comunitaria es un cargamontón que, además de someter, aprieta. No suficiente con el destierro, esta sociedad religiosa ejerce una estrategia del chantaje emocional.
sábado, 14 de noviembre de 2020
6 Semana del Cine ULima: Sembrar el viento
El retorno de Nica (Yle Vianello) a su lugar natal es equivalente a un acto de lealtad hacia las posesiones y deseos de la abuela materna. La vuelta de la joven estudiante de agronomía luego de tres años de ausencia es consecuencia de un pendiente que tiempo atrás posiblemente no podía cumplir, pero que actualmente es apta. Semina il vento (2020) relata la historia de una nieta reclamando por la preservación de los dominios de la fallecida abuela. La película de Danilo Caputo se destina a emular un conflicto que tiempo atrás se había dado, dando signos de que este mismo peligro es renovable y genera un asalto constante. Los terrenos de olivos al cuidado de los padres de Fica están muriendo producto de una plaga. En tanto, las deudas agobian a los cuidadores lo que complica la mantención de dicha parcela de tierra. Es decir; la conservación de estos árboles depende de la solución de dos problemáticas de distinta índole. Fica tomará las riendas para reparar uno ello, sin embargo, sus aptitudes se verán mermadas cuando se trata de repelar ese otro frente de batalla que luce igual de agresivo y demandante.
6 Semana del Cine ULima: Lina de Lima (Inauguración)
Hasta el 21 de noviembre se llevará a cabo la 6ta edición de la Semana del Cine ULima. Sus películas podrán verse gratis desde la plataforma de Cineaparte.
Tradicionalmente, los musicales podían asumir dos líneas argumentales. Estaban los que se inclinaban puramente al gesto de lo celebratorio, eran semillas de fantasías dispuestas de historias que te hacían olvidar tus problemas a partir de argumentos, por ejemplo, asociados a la comedia sofisticada. Luego, estuvieron los musicales que hacían apología dramática. Las penurias de sus protagonistas, muchos de estos artistas, hacían contraste con las secuencias musicales jubilosas que cumplían una función de escapismo, aunque ocasionalmente había también canciones con letras que solían ser sinopsis de los conflictos emocionales de los personajes. Estos eran retratos de dramas personales –el alcoholismo o el enfrentamiento con la fama– o melodramas que evocaban a un final agrio hasta trágico. Esa es la síntesis del musical entre la década de los 30 y los 50 en Hollywood, tiempo en que este género se inició como estímulo para rescatar a las masas de la depresión social y económica, y, posteriormente, se atrevió a acercarse a dramáticas “más” reales. Obviamente, Lina de Lima (2019) no está ni una ni en otra. La película de María Paz González es una apropiación del género que pasa por alto los antecedentes de un cine clásico. Es decir; estamos tratando con un ejemplo del musical moderno.
martes, 10 de noviembre de 2020
32 Festival de Cine Europeo: Lady Time
Hasta el domingo 15 de noviembre podrá verse online el programa de 17 largometrajes de la nueva edición del Festival de Cine Europeo por la plataforma de Festival Scope.
La ópera prima de Elina Talvensaari tiene en común con My Mexican Bretzel (2019). En ambos casos, tenemos a dos directoras apropiándose de una vida ajena. Es una obsesión a propósito de los vestigios de dos mujeres que resultaron para las autoras presencias/ausencias misteriosas. Ahora, lo que diferencia a Lady Time (2019) de la película de la española Nuria Giménez es que, más allá de descubrirnos una historia excepcional, se manifiesta una devoción emotiva y muy humana por parte de la directora hacia una desconocida. El documental inicia con Talvensaari anunciando que su familia ha adquirido un departamento que todavía contiene las pertenencias de la anterior dueña. ¿Por qué nadie las reclamó? ¿Es que acaso alguien merece morir sin que se preserve su memoria? Esa es la premisa del documental. Ese es el punto de partida de la directora finlandesa para indagar entre esa propiedad ajena que ahora pasa a ser de su propiedad. Más allá de la historia, lo que le importa es otorgar el valor de la trascendencia.