Hasta el día de hoy, la ideología radical de los Panteras negras resulta ser una postura a cuestionar. En una realidad como la de la actual EEUU, ¿es consecuente considerar una confrontación desde lo racial mediante la violencia, incluso después del avance que aportaron las políticas progresistas para generar una concientización universal sobre el abuso histórico al que ha sido y sigue siendo sometido el sujeto afroamericano? Como algunos lo describen, sería inclinarse a un racismo a la inversa, adoptar el mecanismo del miedo que se ha venido denunciando desde los orígenes de la esclavitud, incrementar la brecha de una nación desde el concepto del “color” de la piel; es decir, caer en la contradicción. Dicho esto, resulta un tanto cuestionable la presencia de Judas and the Black Messiah (2021) en una edición de la Academia que, en teoría –aunque esta práctica ya se ha venido ejecutando hace unos años atrás–, invoca a que las producciones nominadas generen una conciencia de la inclusión. Ahora, esto, se debería entender no únicamente como una “inclusión” meramente física, sino también el de establecer el consenso, la no distinción, desde un plano social e ideológico. Pero la película de Shaka King define vagamente ese deseo al flotar en el ambiente el pensamiento de los Panteras negras.
Caso distinto es la propuesta que se manifiesta en One Night in Miami… (2020). Al margen de lo que haya realizado Spike Lee, la película de Regina King junto con Detroit (Kathryn Bigelow, 2017) y Get Out (Jordan Peele, 2017) son buenos ejemplos de producciones recientes que hacen autocrítica de ciertos modos de discursos y acciones desde la comunidad afroamericana en referencia a la lucha contra el racismo. Es el principio de 1964. Estamos a vísperas del momento más álgido de esta demanda social. Cuatro personalidades afroamericanas referentes de la cultura estadounidense se reúnen. Su encuentro en el cuarto de un motel de mala muerte en Miami será punto de confrontación de pensamientos. El tema de fondo: ¿cuál es la manera adecuada de difundir la lucha por los Derechos Civiles? Es en este intercambio de formas de proceder que Malcolm X (Kingsley Ben-Adir) figura entre este grupo de cuatro como el militante modelo. No solo le apoya su compromiso comprobado, sino además su fama que está en el punto más alto de su carrera. El hecho es que en el transcurso veremos cómo ese “centro” se desequilibra en razón a su exigencia por imponer a sus otros compañeros sigan el modelo político que representa. El pensamiento Malcolm X, así como los Panteras negras, orientó su ideología a un discurso racista y pro violencia, aunque sin llegar a la confrontación armada.