viernes, 30 de diciembre de 2011

Lo mejor en la cartelera comercial 2011


Entre el 2011 y el año pasado no ha existido mucha diferencia. El estreno de las películas ha seguido casi el mismo promedio, al igual que el tipo de películas que estrenan. Siempre cada inicio de año la pregunta es qué tantas películas ajenas al habla inglesa se estrenarán; fueron muy pocas. Al igual que el año pasado menciono, el cine asiático es uno de los más frescos y renovados, solo hubo un estreno este año que fue Thirst (2009). Unas cuantas españolas, un par de francesas y en el caso del cine latinoamericano solo son estrenos argentinos y una mexicana. El cine peruano si bien no ha continuado una fama en el extranjero del mismo calibre del año pasado, el acogimiento interno al parecer si lo ha tenido. Este año parece haber más simpatía del público nacional hacia nuestro propio cine, se cuenta además el apoyo que ha ido teniendo de parte del Ministerio de Cultura al momento de crear castigo a ciertas exhibidoras que aquejan a los estrenos nacionales.

Nuevamente las mejores películas del 2011 es una corta selección. Se podría agregar a estas otros filmes como 127 horas, Ágora, Super 8, 8 minutos para morir o Las malas intenciones, sin embargo he preferido resaltar a otros de este grupo, sea porque funcionan mejor de inicio a fin o porque simplemente fueron más originales que las mencionadas. La lista, sin orden de preferencia, es la siguiente:

El escritor oculto
Roman Polanski toma por asalto una vez más el cine noir contándonos la vida de un escritor, un sujeto común como en los thrillers de Hitchcock, obsesionado con un crimen que guarda alguna relación con la vida “oculta” de un ambicioso político al que está escribiendo su biografía. Polanski juega a los detectives y los personajes de doble rostro, el biógrafo que escribe y a la vez intenta ser un “fantasma” pretendiendo ser un agente encubierto, husmeando más allá de lo concedido, dando pasos en falso y a veces acertados. El escritor oculto es además la postura política del director, agresivo y lapidario frente a los temas de coyuntura.

El cisne negro
La obsesión y la paranoia se vislumbran en El cisne negro, drama psicológico que habla sobre el proceso de metamorfosis que experimenta una ambiciosa bailarina, el tránsito de la inocencia a la maldad, de la pureza a la sexualidad, de la cordura a la insanidad. Darren Aronofsky promueve un filme retórico con interpretaciones acertadas y una fotografía merecida; sin duda la mejor película en su corta filmografía. Arronofsky provoca el pánico, la distorsión mental y, por lo tanto, de la realidad dando paso al terror sugerente que no amedrenta sino perturba. Natalie Portman, por su lado, hace su mejor papel principal desde su debut en León (1994).


El discurso del Rey
Apegado a un afán por lo histórico, Tom Hooper retrata la historia de un monarca víctima de la “mudez”, o sea, incapaz de liderar a toda una nación a punto de pasar por el momento más crítico en toda su historia. El discurso del Rey no precisamente narra el tratamiento y solución de la voz atrofiada de Jorge VI, es más bien una historia de amistad entre el Rey y su plebeyo, entre un hombre atormentado y su terapeuta; una temática readaptada al cine bajo distintas formas. Lo atractivo del filme es sobre su estética, sobre como Hooper enfoca, escenifica, musicaliza y adecúa la puesta en escena. Colin Firth y Geoffrey Rush son ambiciosos.


Experimento mortal
Al igual que su compatriota David Cronenberg, el canadiense Vincenzo Natali trata películas sobre la transformación de los cuerpos, la degradación humana y la mortandad del hombre a manos de la nueva tecnología. Experimento mortal es el lado perverso de la ciencia, el nacimiento de una nueva especie producto de la genética y la ambición de una pareja de científicos por querer ser reconocidos. Natali compone una iluminación llena de claroscuros que dan imagen a un suceso prohibido. La crisis de la moral y ética, el lado siniestro de las corporaciones son también parte de cómo el hombre termina siendo tan fallido como el experimento.


Triste San Valentín
El director Derek Cianfrance hace una versión dramática de Annie Hall (1977), una pareja de jóvenes que repentinamente descubrieron el amor pero que años después se hallan viviendo en medio de la mediocridad y el desengaño. El filme va intercalando las dos historias, dos etapas que polarizan el encanto y el lado trágico en la vida amorosa de dos personas que estaban destinadas a la separación, la historia de un pasado y un presente justificado. Triste San Valentín es tan romántico como anti-romántica al contarnos un amor entrañable y una separación que desconsuela, una película además con interpretaciones a la altura del drama.


El planeta de los simios (r)evolución
El director Rupert Wyatt narra el antes de la revolución, los antecedentes y las consecuencias de un ser criado como humano, pero que fue también parte de un experimento. En la larga producción de filmes que cuentan sobre la existencia de un mundo donde los simios dominan a los humanos, ninguna hizo un tratamiento tan cercano frente al porqué de las cosas. El planeta de los simios (r)evolución es el lado que justifica a los que en ficción serán nuestros enemigos. Es la buena trama que se toma tiempo en el proceso evolutivo de un líder bien interpretado por la gestualidad sugerente de Andy Serkis y los efectos de la Weta Digital.


Medianoche en París
Woody Allen describe el lado fantástico de París, ciudad que para los años 20 albergaba a toda una movida cultural y que el personaje de su película, un extranjero y escritor frustrado, tendrá la dicha de trasportase cada medianoche para conocer a los grandes intelectuales de dicha época. Medianoche en París es un filme asincrónico de un hombre que se da cita cada nocturnidad a un mundo donde las charlas literarias y los debates culturales reemplazan el estilo banal y sofisticado que halla en su realidad. Allen captura el sentimiento mágico e intangible de la “Ciudad Luz” propia de un romántico que vive el pasado como parte del presente.


miércoles, 21 de diciembre de 2011

Los Muppets


No ha pasado tanto tiempo desde la última aparición en las pantallas de Los muppets quienes para el 2005 realizarían Los muppets en el Reino de Oz, película que solo fue estrenada para la televisión y que obviamente no cubrió la expectativa necesaria de su público de siempre. A este le antecedieron muchas otras películas, Los muppets en el espacio (1999), Los muppets por aquí, Los muppets por allá, es decir, Los muppets se fueron a todas partes, divorciados y posiblemente fatigados de volver al estrado, lugar desde donde se hicieron conocidos realizando espectáculos de un libreto redundante que a pesar de todo creó un gran afecto para el público independientemente de las grandes celebridades que los visitaban. Los muppets, dirigida por James Bobin, es nada menos que el retorno triunfal de estos veteranos al show. Repito, no ha pasado mucho tiempo desde la última aparición de estos personajes, sin embargo nadie desde el cese de la última temporada en “The Muppet Show” se atrevió a traer nuevamente a las pantallas la clásica serie de los 70...

Artículo completo en el siguiente link:

viernes, 9 de diciembre de 2011

Rito diabólico (o Thirst)


El director Park Chan-Wook en referencia a su película sobre vampiros, Thirst (2009) – por obvias razones evitaremos llamarla Rito diabólico, titulado así en nuestro país – decía con ironía que era más que necesario que sus “chupasangres surcoreanos” tendrían que ser distintos a los vampiros occidentales, esto porque aquellos le temen al ajo, mientras que en Corea del Sur el ajo es considerado ingrediente base en casi todos los platos de comida, es decir, era absurdo ver a un surcoreano huir de dicha hortaliza. Lo cierto es que Thirst parece aparentarse al modelo, por ejemplo, del vampiro nórdico de Tomas Alfredson en Criatura de la noche (2008), un “drácula” que parece confrontar o hasta convivir su naturaleza instintiva junto a una conciencia humana, atrapado en medio de una maldición, una que para otros resulta ser más bien una bendición o hasta una salvación.
Park Chan-Wook es posiblemente el director mejor visto en Corea del Sur, país que tras la última década es referencia vital en el Cine Contemporáneo. Su más famosa obra es su “Trilogía de la venganza”: Simpatía por el Señor Venganza (2002), Old boy (2003) y Simpatía por Lady Venganza (2005); tres historias formidables, una más sorprendente que la otra. Las historias de Park Chan-Wook, en su mayoría realistas, están contagiadas de una dinámica de lo imposible, lo absurdo, de la coincidencia, es el encadenamiento de una serie de sucesos que parte de una repentina tragedia del protagonista principal para luego resolver una tragedia aún mayor. El cine del surcoreano habla sobre la moralidad a través de la inmoralidad. Los personajes de sus historias son las personas más buenas de la ciudad, sin embargo terminan por ser las más perversas y viscerales. Park Chan-Wook observa la esencia humana provista desde su dualidad sujetada entre el bien y el mal, ambos tomados desde sus extremos, y Thirst no es un caso ajeno.
Sang-hyun (Song Kang-ho) pasa de ser un sacerdote a ser un vampiro, de vestir el oscuro hábito de la religiosidad a vestir una simbólica capa negra heredada por la descendencia vampírica. Thirst cuenta la historia de cómo el modelo del bien se corrompe, peca, duda, es cínico, pasional, violento y sanguinario. La película urge observar el lado irónico de las cosas, sobre cómo el acto más puro de la caridad – una acción de por sí desinteresada – mancilla hasta el corazón más sano y casto para convertirlo en un ser interesado, egoísta, pasando de la vida llena de sacrificios a sacrificar a los demás para vivir, de beber desde una copa concedida la sangre de Jesucristo a beber la de su propio prójimo la cual arrebata a hurtadillas. Park Chan-Wook habla sobre el quiebre de la moral a manos de un sujeto que fue bondadoso, ahora sediento de sangre, ingeniando excusas para calmar su sed, creando culpables o posibles donantes que “fuera del coma no dudarían en brindarle el líquido que nace de sus venas”, dice.
Thirst es también el despertar de los deseos dormitados, aquellos que solo el comportamiento instintivo de un vampiro los impulsa como también los motiva. Por un lado Sang-hyun se alimenta a costas de los demás, pero también su lado asesino y el deseo carnal despiertan en él. Es frente a esto que Park Chan-Wook aprovecha para manifestar ese lado escatológico que pronuncia las escenas violentas y los encuentros sexuales entre el sacerdote y su amante, una manía similar a la que usa por ejemplo su compatriota Kim Ki-Duk (Bad guy, 2001). Thirst no escatima en relucir el sexo pueril y retorcido al graficar el intercambio de besos en las zonas donde nacen las secreciones corporales, en medio de la muerte, en los charcos de sangre. Los comportamientos vampíricos de pronto se convierten en una alegoría a lo grotesco. Desde este sentido el filme retoma alguno de los principios de la fama del vampiro occidental, el instinto asesino y el sexual cogidos de la mano, sin embargo es desde el lado de la víctima que al vampiro se le impone un sentimiento impropio, el del bienhechor, el del poder mesiánico. La maldición o la enfermedad vista como un medio de salvación a la congoja de otros, bien sanando la deficiencia de un anciano cura o resolviendo los deseos de venganza de una humillada esposa.
Los personajes de Thirst son crápulas, sean vampiros o no. Park Chan-Wook hace memoria de los protagonistas de sus anteriores filmes, los “otros santos”, los de alma caritativa, aquellos que a raíz de tragedias ajenas crearon su propia tragedia, una mayor, concibiendo malas costumbres, despertando conflictos y defectos que dialogan con el cinismo hasta hacer pacto con la perversión. Thirst sabe localizarse en una ciudad en tinieblas, entre lo baldío, en medio de casas y espesas nubes que flotan en la superficie de una laguna. Park Chan-Wook nos seduce mediante los sucesos surrealistas y algunas apariciones fantasmagóricas, el suceso ingenioso de sus acciones, la composición sinfónica que evoca el sentimiento gótico y siniestro, sin embargo es a partir de un hecho en específico en que la película decae. Thirst tranquilamente hubiera hallado un desenlace antes de los 90 minutos, muy a pesar el director parece haberse obsesionado con el tema del melodrama que apunta más a un conflicto de alcoba. A esto le siguen una apresurada escena por resolver un crimen y la redención del maldecido.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Un cuento chino


En la China las vacas caen del cielo y en la Argentina los chinos al lado de la pista. Un cuento chino (2011) es la fábula del insólito encuentro entre dos personas de mundos diferentes, con idiomas, rasgos y comportamientos distintos, pero que comparten similares dramas, dolencias producto de la casualidad, de lo absurdamente real. Sebastián Borensztein dirige una comedia con tintes de drama, es decir, una película humana, donde el significado de lo humano a veces no se comprende o no se deja comprender siendo la mirada absurda la que prevalece antes que la mirada racional para poder comprender las razones de una humanidad absurda aunque racional.
Roberto (Ricardo Darín) es ermitaño, escueto, misántropo, impulsivo, coleccionista de recortes de historias insólitas y de adornos de vidrio, aferrado a una costumbre de acostarse a la misma hora, puntual, de comer la miga y dejar la coraza del pan, de averiguar cuántos clavos faltantes hay en la caja recién comprada para su ferretería; todo un personaje. Darín reencarna al típico solitario de “pocas pulgas” aunque con un sesgo de benevolencia, también apática, extraña e impenetrable. Roberto comparte su rutina insociable e iracunda con sus visitas semanales al cementerio, con las ofrendes que rinde a un cuadro de su madre, sus horas como coleccionista y el tímido intercambio de miradas que le provoca la presencia de Mari (Muriel Santa Ana) cada vez que lo visita, una mujer que vive enamorada del ermitaño aunque esta no sea correspondida. Darín es el actor de eternos ojos tristes y mirada nostálgica, en esta ocasión, comportándose como un tipo insoportable y territorial que tendrá que aguantar convivir bajo el mismo techo con una persona igual de “incomprendida”.
La llegada de Jun (Ignacio Huang), un inmigrante chino, al hogar de Rodrigo es equivalente al quiebre rutinario de un hombre que “vive de la rutina”, exiliado del mundo, callando un viejo rencor que no duda en dejar aflorar cada vez que sea necesario, ahora conviviendo con un extranjero, un extraño, obligándose a encerrar sus propios demonios y exponiéndose a la vida social. Un cuento chino trata sobre el hermetismo, sobre los que no quieren y los que no pueden hablar, los que enmudecen porque quieren o porque no saben del idioma. Borensztein habla también del recuerdo tormentoso y el exilio. Rodrigo y Jun coinciden por ser ambos víctimas de una desgracia afín, una personal y extraordinaria, aquella que ha marcado sus historias y los obligó a exiliarse, sea de su país o de su propia sociedad. Es a partir del lenguaje de las señas y las muecas que esta dupla absurda pero complementaria va construyendo mudamente un afecto lejano a la sensiblería, pero a fin de cuentas afecto.
Un cuento chino es lograda por la complejidad de sus personajes y el detallado comportamiento de ambos, en la escondida habilidad de Jun por el dibujo y en las mecánicas, metálicas y organizadas actividades de Rodrigo dentro de su ferretería. Junto al personaje de Espósito en El secreto de sus ojos (2009), Ricardo Darín hace su mejor papel interpretando a un personaje igual de enigmático y misterioso. Sebastián Borensztein muestra lo mejor de sí en sus planos, tomando el mejor ángulo de las situaciones o aparcando su cámara en lugares estratégicos. El cierre de esta historia es posiblemente lo más débil de la película, una despedida que no toma representatividad y un final abierto ya conocido.

domingo, 20 de noviembre de 2011

¿La muerte del cine?

Hasta hace algunos años hablar del enfrentamiento del celuloide versus la proyección digital fue casi un debate en vano, discusión que viraba más que todo hacia las especulaciones donde se priorizaba el valor de lo transcendental, lo nostálgico y, fundamentalmente, lo artístico, perspectivas que significaban las proyecciones, por ejemplo, en 35mm. Eso era por un lado, mientras que por otro estaba la nueva industria sedimentada bajo el formato digital, esta impulsada por cineastas que pertenecían a esta nueva Era del gran formato comercial, siendo además esta tecnología una óptima forma para que las nuevas generaciones de directores logren obtener un equipo de grabación bajo menores costos. Entonces aparentemente todo estaba en balance, cada uno pertenecía a una posición más apropiada. Si bien a finales de los ochenta el formato digital tenía las de perder ante un gran rival que había formado tanto el arte como la industria, es desde hace algunos años que los formatos clásicos tales como super8, 16mm y 35mm son los que ocupan el lado de la periferia. Obviamente esto no significaba la extinción de este último pues siempre habrían cineastas interesados en obtener esa imagen con esos fallos de textura y definición; una imagen "artística", como muchos llaman. El cine como arte entonces nunca habría de morir, al menos eso se suponía hasta hace algunos años.

A inicios de octubre, Kodak, una de las mayores industrias que producen cámaras de película, negaba una posible crisis financiera en la Bolsa. Lo que sí no pudo negar era la escasa venta por la que pasaban sus productos. Semanas después sendos representantes de Panavision, ARRI y Aaton - también importantes industrias de este soporte fílmico -anunciarían lo mismo además del cese de fabricación de cámaras fílmicas, concentrándose en su lugar solo en la producción de cámaras digitales. Actualmente no existe mercado de cámaras fílmicas en Estados Unidos, es decir, el país con la mayor producción de cine será uno de los primeros en renovarse a este cambio del celuloide al digital, donde incluso proyectores de formatos en 35mm serán retirados de las salas, algo que ya se había estado programando con el ascenso del formato en 3D. 

Hace algunos días estuve viendo El bebe de Rosemary (1968) de Roman Polanski, una de esas películas que uno se pregunta cómo hubiera sido verla en una sala de cine, obviamente con el proyector que se merece, junto a un público que actúa y reacciona en medio de un cuarto oscuro poblado de butacas, todos mirando a esa pantalla con ciertos defectos de imagen, terrosa, grisácea, imperfecta pero seductora. Hoy con los nuevos dispositivos de proyección fílmica como son el Netflix o la misma web, las salas de cine –espero equivocarme –tal vez algún día sigan esa misma suerte del celuloide.

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Reshinn, sangre de anaconda


Al año son dos las películas nacionales de corte épico estrenadas en la cartelera limeña: El último guerrero chanka y Reshinn, sangre de anaconda; ambos filmes regionales ajustados a un público de consumo masivo pero que sin embargo no han alcanzado la atención necesaria esto a pesar que cada uno trajera sus propias expectativas, una más mediática que la otra. Una posible respuesta sobre este distanciamiento que el espectador limeño mantiene es ante la obstinada idea de tomar prestadas aptitudes que este cine pretende adoptar pero que más bien son las que desajustan, degradan e incluso desvirtúan el sentido de la película, situación que lleva a que un público como el de la capital no le tome interés o hasta seriedad, caso ocurrido con El último guerrero chanka que al ser presentada como una película de artes marciales es en la opinión del público donde prevaleció más lo tergiversado antes que lo inusual o novedoso para el cine regional-nacional.
Reshinn, sangre de anaconda, a comparación de la película de Víctor Zabaria, no es tan desvergonzada al momento de emparentarse con el cine extranjero, muy a pesar el director Rogger Asto – según declaraciones en conferencia de prensa –presenta su película como el punto inicial de una trilogía que nos muestra el rostro de la primera heroína dentro del cine peruano, es decir, Reshinn… está destinada a modularse dentro de los parámetros del cine global esto a pesar de la oralidad que se transmite mediante la lengua asháninka o frente a las costumbres e inclusión de algunos habitantes naturales de dicha etnia. La historia de Asto está guiada además bajo los arquetipos míticos como el héroe, el líder malvado, el brujo, los monstruos de barro, temas como la evolución-madurez del héroe y su venganza promovida por una antigua dolencia. Reshinn… dentro de todo se desenvuelve en medio de un argumento interesante, una tragedia iniciada con la muerte de un individuo que más adelante provocará el enfrentamiento entre dos clanes, es el reemplazo de una vida por el sacrificio de varias almas. El hecho es que este no es el tema central de la película.
Es en el tratamiento del filme donde Asto encuentra dificultades. Reshinn… tiene el defecto de sobre acumular las acciones. Los primeros diez minutos son de confusión al manifestarse una serie de personajes, cada uno experimentando su propia situación, sucesos innecesarios que poco nos describen a los personajes que perdurarán en gran parte de la película y más bien nos despistan de la verdadera trama. Asto se desmide al momento de narrar su historia, ampliando los sucesos o etapas del filme. Reshinn… está dividida en tres partes: el escape de Rasha, la infancia de Reshinn y la venganza de Reshinn, yéndose la mitad de la película tan solo en la primera parte, luego de esto aparecerá por primera vez el personaje principal cuando era niña. Reshinn (Mayela Lloclla), la heroína, recién se manifiesta a veinticinco minutos de terminar la película, ya sedienta de venganza, salvaje y decidida a acabar con sus enemigos junto a su anaconda que, no se aclara cómo, es codiciada y temida por sus antagónicos. Asto exterioriza mucho a sus personajes, muy poco sabemos de estos, gran parte de su comportamiento es recreado por el mismo espectador, como el caso de la obstinada hija de un implacable curaca o la valentía de un hombre sin patria.
Reshinn… encuentra sus mayores dificultades en el lado técnico como es el audio. Asto ajusta continuamente a sus personajes, los encuadres son cerrados no tomando provecho correspondiente al naturalismo de los paisajes amazónicos, algo que sí se aprecia por ejemplo en la tomas de la cascada donde se mezcla la selva y la corporalidad salvaje de la protagonista, haciéndose tomas bajo el agua o junto a la presencia del majestuoso reptil. Un lado positivo es su musicalidad, otra evidencia más que promueve el divorcio hacia lo regional, una tonada sinfónicamente activa que a pesar de ser redundante es la que colabora en recrear el ambiente épico. La película de Rogger Asto tan solo aporta al cine nacional como el primer ejemplar íntegramente hablado en idioma asháninka, por otro lado Reshinn… tropieza frente a ambages narrativos y debilidades técnicas, cuestiones que de hecho pueden mejorarse en sus próximas secuelas.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Baby shower

El director Pablo Illanes narra el reencuentro de cuatro mujeres a propósito del embarazo de Ángela (Ingrid Isensee), la anfitriona del inmenso hogar y dueña de un sesgo misterioso que guarda alguna relación con la devoción que posee frente a una secta religiosa para la cual pertenece. En medio del espeso bosque las amigas van recordándose con gran afecto una a la otra entre besos de bienvenida y bromas de confianza, para luego infiltrarse a un estado de incomodidad y contrariedad grupal producto de la mirada vigilante y defensiva de Ángela. Con una musicalidad activa y tensada y una correcta tonalidad fotográfica provoca decir que la primera mitad de Baby shower (2010) establece los componentes necesarios para promover una película de terror. Eso hasta que ocurre el primer indicio de violencia, entonces toda buena intención se desvanece...

Artículo completo en el siguiente link:

jueves, 27 de octubre de 2011

Source code (o 8 minutos para morir)

Moon (2009), ópera prima de Duncan Jones, es uno de esos filmes que pasan desapercibido tanto por la crítica como por el público aunque resulten ser uno de los mejores estrenos de su año. En Moon se hablaba del enclaustramiento, la realidad aparente, la evolución científica y la involución humana. Sam Rockwell fue su único personaje, mientras que Kevin Spacey hacía la voz de un robot con inteligencia artificial, ambos aislados en una nave espacial que descansaba en alguna parte de la superficie lunar. Jones con un reducido reparto y un contexto ajustado logra provocar la acción necesaria para crear el suspenso volcado a un solo individuo a punto de descubrir una verdad perversa pero necesaria. 8 minutos para morir (2011) a simple vista ha heredado mucho de este primer filme.
El capitán Stevens (Jake Gyllenhall) despierta una y otra vez, a veces en un tren en curso y en otras dentro de una cápsula que es nada menos que un simulador que le permitirá viajar a la otra realidad, la del tren, donde tomará una identidad distinta y tendrá un lapso de ocho minutos para descifrar un atentado que sucederá cada vez que cumpla el límite de tiempo. Duncan Jones en su segundo filme crea nuevamente la sensación de claustrofobia dentro de una prisión metálica y fría –una mera representación de la ciencia en boga –. A pesar de haber varios personajes, solo dos de ellos asumen una gran representatividad dentro de la película. Al igual que el personaje de Sam Rockwell en Moon, Gyllenhall tiene como compañía dentro del simulador a una seudo-robot, la oficial Goodwin (Vera Farmiga), una mujer de carne y hueso pero con un gesto maquinal comunicando apenas un libreto aprendido, ofreciendo órdenes y resistiéndose a lo afectivo, a lo propiamente humano.
8 minutos para morir se inicia como un juego de desafío. No existen detalles ni explicaciones, tan solo órdenes de una oficial a un capitán, de una computadora a un individuo que es usado para “algo”. Entonces empiezan las cuestiones “¿por qué?, ¿para qué?, ¿en donde realmente estoy?, ¿quién soy?” Se nos viene a la mente películas como Terminator (1984), Matrix (1999) o Identidad desconocida (2002) donde por un lado se indaga la posibilidad de viajar al tiempo y poder enmendar las cosas, la idea de vivir un mundo simulado sin haberse percatado de ello o el asalto de identidad siendo la mano gubernamental su gran promotora. El filme de Duncan Jones se proyecta esencialmente como un thriller que no necesariamente busca la verdad, sino la razón de los hechos. Es también una película sci-fi por ser un viaje que nada por rutas estrechas e insólitas. Dentro del mundo de la película se está generando una nueva revolución en la ciencia, una ambición que no solo provocaría la solución de problemas futuros, sino la disolución de un presente que podría ser sensible a modificarse.

Duncan Jones al final de su historia se deja llevar por esos finales de fórmulas científicas que desconciertan, tan cuestionables como la misma imperfección humana. La película sin duda deja al aire una serie de cuestiones que si bien se pueden pasar por alto en el transcurso de la trama gracias a la sucesiva de acciones, no resulta ser gratificante ver más de estas durante el desenlace. Jake Gyllenhall se coordina bien como la figura desconcertada de un soldado estadounidense, un sujeto en medio de una crisis aunque manteniendo la cordura. Vera Farmiga inicia una perfecta interpretación haciendo de una oficial que se mantiene al margen de su labor de monitoreo, indicando órdenes, negándose a dar datos extras, monofacial y gélida, pero cuando esto se modifica exagera de miradas a su costado, gestos de desconcierto, dudas humanas, es entonces cuando ocurre una sobreactuación de su parte. 8 minutos para morir si bien no alcanza esa dedicación que se manifiesta en Moon, es una excusa suficiente para ubicar a Duncan Jones como uno de los directores a seguir en sus próximas películas.

jueves, 20 de octubre de 2011

Las malas intenciones

Desde el neorrealismo (Alemania, Año cero; Roberto Rossellini) hasta en películas de géneros más comerciales como el sci-fi (Super 8; J.J. Abrams), la mirada o la perspectiva del niño en el cine, además de ser el medio de contemplación más veraz y neutral dentro de cualquier realidad, es el agente más dócil y sensible cuando de dramas o tragedias se trata, sean familiares, sociales e incluso nacionales, terminan siendo estos individuos los más expuestos y perturbados. En el Perú, el Grupo Chaski (Gregorio) Flaviano Quispe (El huerfanito) y Fabrizio Aguilar (Paloma de papel) son algunos de los directores quienes han dramatizado este desencuentro entre el niño y su realidad, sobre el quiebre de su inocencia y la injusticia social. Las malas intenciones (2011) es un relato que se encamina por esta misma senda aunque bajo una mirada bifocal; a veces tierna, a veces perversa...


Artículo completo en el siguiente link:

http://cinespacio.pe/movie-review/review-malas-intenciones-rosario-garcia-montero/

miércoles, 19 de octubre de 2011

XXXIII Festival de Cine Europeo

La próxima semana se inicia un nuevo ciclo del Festival de Cine Europeo, desde el 25 de octubre al 20 de noviembre, a realizarse en distintos centros culturales y clubes de Lima y provincias, con derecho a ingreso libre en gran parte de estas sucursales. De entre los filmes se estrenará el español-catalán Pan negro (2010) de Agustí Villaronga, candidata al próximo certamen de los Premios Oscar representando a dicho país. La nota de prensa es la siguiente:

Este año, bajo la Presidencia de Polonia, se exhibirán largometrajes procedentes de dicho país, así como de Bélgica, República Checa, Alemania, Grecia, España, Francia, Italia, Países Bajos, Portugal, Rumania, Finlandia, Reino Unido y Suiza como país invitado.

En esta ocasión, el Festival cuenta con medio centenar de largometrajes. Además, se proyectará una programación especial de cortometrajes británicos llamada El Reino Unido a través de mis ojos, así como eltercer Tour de Europa Eurochannel compuesto por una selección de cortos provenientes de diversas regiones del continente europeo.

Asimismo, se han organizado dos homenajes: el primero al poeta, escritor y pensador polaco Czesław Miłosz (1911 – 2004), premio Nobel de Literatura en 1980. Para honrar a esta destacada figura de las artes europeas, se exhibirá la cinta El valle de Issa, basada en su obra homónima. El segundo homenaje será dedicado al recientemente fallecido director Michael Cacoyannis, director de la mundialmente conocida Zorba el griego y de diversas adaptaciones de tragedias griegas como Las troyanas y Electra.

Este año el Festival cuenta con dos invitadas especiales. La directora francesa Valérie Mréjen presentará dos de sus películas y visitará la ciudad de Lima para dialogar con la prensa y el público sobre su filmografía y el cine europeo. Por otro lado, la especialista alemana Cathy de Haan dictará talleres en Lima, Cusco y Arequipa sobre los mitos y leyendas en el cine contemporáneo.

Es así como la programación del XXIII Festival de Cine Europeo presenta un panorama de películas de diversos países y géneros, que nos permite descubrir nuevos autores y reencontrarnos con la obra de directores consagrados.

Creado con la finalidad de estrechar los vínculos de amistad y cooperación entre el Perú y los Estados miembros de la Unión Europea, el Festival se ha convertido con los años en el medio idóneo para dar a conocer el cine de dicho continente y acercar el público peruano a su cultura y formas de vida.

Los detalles de la programación y talleres en el siguiente link:

Lima.- http://eeas.europa.eu/delegations/peru/documents/more_info/xxiii-fce_agenda_lima_es.pdf

Provincias.- http://eeas.europa.eu/delegations/peru/documents/more_info/xxiii-fce_agenda_provincias_es.pdf

lunes, 17 de octubre de 2011

Camino a la libertad

Peter Weir es un director que pinta dramas humanos en medio de contextos en crisis los cuales provocan un aire realista pero siempre vistos desde distintas perspectivas, variando el tono o modo de representarla, sea mediante la pasión que desatan Mel Gibson y Sigourwey Weaver en medio de un conflicto armado en El año que vivimos peligrosamente (1983) o en la engañosa vida que sufre Jim Carrey en la genial El show de Truman (1998). Weir además es un director de viajes. Películas como La costa de los mosquitos (1986) o Capitán de Mar y Guerra (2003) reflejan el extravío, el lado aventurero de sus personajes, el reconocimiento de mundos distintos que son encarados y que te embarcan a lo desconocido. Camino a la libertad (2010) intenta ir por esta senda; el viaje, posiblemente, sin meta de un grupo de personajes que solo clama libertad.


Artículo completo en el siguiente link:

http://cinespacio.pe/movie-review/critica-camino-libertad-peter-weir/

jueves, 13 de octubre de 2011

Damas en guerra

Damas en guerra (2011) sigue la línea de las comedias de situaciones, los personajes tipo, burlas crueles y sarcásticas. El director Paul Feig promueve con simpatía un humor malvado desde la figura de “la pandilla”, un grupo de mujeres cada una con su propio distintivo. Está la presuntuosa, la infeliz ama de casa, la reprimida sexual, la excéntrica, la novia y Annie, la perdedora, la de “muy buenas intenciones”, pero que vive arrastrando una infelicidad llena de inseguridades que transporta en su cotidiano, en el trabajo, en un café, en un bar, e incluso en su rol como dama de honor, quien más bien parece ser del “deshonor”...

Artículo completo en el siguiente link:

lunes, 10 de octubre de 2011

Entrevista a Rosario García-Montero

Este jueves 13 de octubre se estrena Las malas intenciones, dirigida por Rosario García-Montero. La siguiente es una entrevista realizada en el mes de agosto durante el marco del Festival de Cine de Lima.
Las malas intenciones ha sido presentada durante el certamen del Festival de Lima ¿Cuáles han sido tus impresiones durante este evento? ¿Cómo el público nacional ha recibido tu película?
Mi película en el Festival ha sido una experiencia increíble. Tres fueron las fechas las que se proyecto la película y fue en una de ellas que me dijeron que se habían agotado las entradas dos semanas antes de empezar el Festival; simplemente no podía creerlo. Al parecer gran parte del público se había generado mucha expectativa luego que Las malas intenciones había viajado por distintos festivales. Es interesante medir este rango que sucede en Lima debido a que este es el público que realmente me interesa que la vea y me comente que les parece. Ya luego en las funciones, recuerdo que en las tres oportunidades había mucha aglomeración dentro de la sala. Gente pisándose, buscando desesperadamente sus lugares. Empezada la proyección, la impresión general era de alegría, algunos lloraban pero se reían a la vez, era como si tuvieran un viaje muy divertido. Al final algunos se me acercaron y me abrazaban. Generalmente recibí gestos de mucha gratitud. Alguien por ahí me dijo: “gracias por este viaje inesperado”; fue lo más lindo que me habían dicho.
¿Cómo nació la idea de este filme?
Recuerdo que en un momento me estaba decidiendo entre hacer un corto o un mediometraje que narra la construcción de una piscina, una idea que luego evolucionó completamente además de desarrollarse una línea temática más profunda e incluso ajena a la inicial. Luego se sacó mucho de esa historia hasta terminar por ser tan solo una escena nada trascendental, pero que a pesar de todo resultó ser una excusa para contar una nueva trama, sobre un embarazo o el límite de vida de una persona, distintos eventos biográficos personales que vuelco en una niña que pertenece a una época que he vivido y que conozco bien. Obviamente el personaje principal de mi película es propio, uno que por ejemplo es más valiente, mientras que yo era más tímida.
Tu película se estrenará en cartelera limeña el 13 de octubre y aún hay muchos que no han tenido la oportunidad de poder verla. Cuéntanos sobre la trama.
Las malas intenciones trata la historia de Cayetana de los Heros, una niña de ocho años, quien tiene una vida solitaria en una enorme casa prácticamente compartida solo con sus empleados. Todo comienza con la llegada de su mamá quien anuncia está embarazada de su nuevo esposo. Cayetana se pone muy mal y luego de encerrarse en un baño con un gesto solemne anuncia que el día que nazca su hermanito ella morirá. Es una fecha de expiración que este personaje se impone que aunque pueda sonar algo ridículo para nosotros, para ella es un asunto serio. Es así como toda la película se desarrolla. Desde el punto de vista de Cayetana el espectador de pronto va acompañando y asimilando el comportamiento de la niña, quien a medida que la película avanza va provocando ciertos estados de evasión respecto a su realidad, tal es el caso de la figura de los héroes nacionales, personalidades que Cayetana mucho admira pasando a ser estos una especie de imágenes paternales para ella.
Dos temas son muy recurrentes dentro la película: la muerte y la violencia. Respecto a estos, ¿cómo describes el universo de Las malas intenciones y a Cayetana de los Heros, personaje principal de tu película?
Existe un paralelo entre la linea narrativa de Cayetana y el de la ciudad limeña, lugar donde se contextualiza mi película. Con la llegada del hermanito, Cayetana siente que está perdiendo su espacio, el lugar que ocupa dentro de su círculo familiar. Por otro lado, Lima está experimentando las primeras manifestaciones de violencia provocadas por Sendero. Es a partir de esto que observamos como ambas líneas dramáticas van subiendo de intensidad hasta llegar cada uno al clímax. El espectador va ser testigo de la convivencia entre Cayetana frente a sus miedos, y sobre como el terrorismo se va aislando en un espacio en off, asechando ominoso pero sin dar la cara. Definitivamente el mundo de Cayetana y su entorno familiar son metáforas de un país en crisis que va gestando una violencia social, una que no es obvia, pero está allí como telón de fondo, asechando a lo lejos. Es como un rumor lejano, pero que nadie a su alrededor quiere darse cuenta o asumirlo. Existe una evasión social, casi como un exilio de los problemas. Cayetana es como la sociedad, solo que ella provoca un estado de evasión a través de su imaginación. Tal vez ella es la más consciente, el problema es que aún no sabe como procesar lo que intuye. De pronto la vida y la muerte son los llamados a decir que algo está cambiando definitivamente en el Perú y pronto nada será lo mismo.
Como cineasta, ¿tienes algún nuevo proyecto en mente? ¿Este tendrá un universo afín al de Las malas intenciones?
Sí, sin embargo lo estoy tomando con calma. Ante todo hay una incertidumbre de por medio ya que siempre me pregunto si este me tomará también otros cinco años como ocurrió con Las malas intenciones, pero igual estoy desarrollando la idea, una que de hecho tendrá un mismo humor, un universo similar al que he planteado en mi película.
¿Cuál sería tu mensaje frente a los nuevos rostros que se están animando a realizar su primer filme?
Mas que todo sería un consejo el que les brindo. Es preciso realizar una película a corto plazo, uno que posiblemente tenga un promedio de duración de uno a dos años, un tiempo suficiente que al principio yo no había tomado en cuenta. Sea cual sea el tipo de formato, en 35mm o digital, siempre hay un límite de duración el que te debes imponer para luego no encontrarte con dificultades que vayan aplazando tu cronograma. Igualmente no se desanimen, al menos realizando una sola película, algo de por sí muy significativo. Ya después de eso si quieren se desaniman.

viernes, 23 de septiembre de 2011

“El diván en el cine": 5ta muestra de Cine y Psicoanálisis

Se abre esta semana un nuevo ciclo sobre Cine y Psicoanálisis que al igual que años anteriores contará con la presencia de psicoanalistas comentando sobre algunos de los filmes que serán proyectados. Esta es la nota de prensa:

La Sociedad Peruana de Psicoanálisis, la Filmoteca de la Pontificia Universidad Católica del Perú y el Centro Cultural de España presentan “El diván en el cine: 5ta muestra de Cine y Psicoanálisis”, que se llevará a cabo del 24 de septiembre al 7 de octubre en doce sedes de Lima y provincias.

Se presentará una selección de películas que muestra cómo directores y guionistas de varios países y épocas han emprendido la imposible tarea de dar cuenta de la situación y el proceso analítico a través de distintos géneros, con resultados que van desde lo serio y dramático hasta lo hilarante y aún lo caricaturesco. Se ha incluido, sobre todo, filmes en los que se pueda apreciar el desarrollo de algún vínculo terapéutico: profesional o silvestre, intencional o accidental, beneficioso o dañino, real o metafórico, con el denominador común de permitir una reflexión psicoanalíticamente informada sobre las historias y los personajes.

Como sucede en cada una de las muestras de Cine y Psicoanálisis, se han programado cine-foros conducidos por reconocidos psicoanalistas de la Sociedad Peruana de Psicoanálisis. Los especialistas invitados serán Fernando Carvallo, Augusto Escribens, Sara M. Flores, Pilar Gavilano, Luis Herrera, Patricia León, Olga Montero, Fryné Santisteban, Pilar Sousa, Marga Stahr, Pierina Traverso, Viviana Valz-Gen, Carmen Rosa Zelaya y Rosario Zuzunaga.

Se entregará un certificado de asistencia a los participantes de los cine-foros. Inscripciones a través del correo filmoteca@pucp.edu.pe (enviar nombre completo, DNI y centro de estudios o laboral).

Programación en la Filmoteca PUCP:

http://www.centroculturalpucp.com/programacion-filmoteca-pucp

Programación en la Ventana Indiscreta Universidad de Lima:

http://fresno.ulima.edu.pe/sf/sf5500_bd002.nsf/CicloCine/B1425FFFD8CB687905257914007B1657?OpenDocument

jueves, 22 de septiembre de 2011

Bolero de noche

Bolero de noche (2011) habla sobre el pacto, los que se sellan bajo el contrato de las caricias y los besos, pero también los que se firman bajo palabra, aquellos donde se empeña hasta el alma por tan solo ver cumplido los más grandes deseos. Trovador (Giovanni Ciccia) ha elegido; cambiar su alma al Diablo (Leonardo Torres) por un bolero, uno inmortal, que no será escrito hasta que este encuentre el amor para luego perderlo. Eduardo Mendoza dirige una historia de ensueño plagado de personajes con aire nostálgico, conviviendo su pasado con su presente, dispuestos a revivir los recuerdos extraviados, a disponer fidelidad a sus más grandes pasiones o a conocer el amor verdadero, aunque para esto se tenga que sufrir después.

Similar al “Fausto” de Goethe, el protagonista del filme es un sujeto frustrado; hace mucho no halla la inspiración necesaria para escribir un bolero, uno eterno, que sea capaz de superar los límites de la memoria humana. Ciccia interpreta a un ser obsesionado por su pasión, pero que a diferencia del personaje literario no precisa viajar físicamente a lugares de antaño para localizar su propósito tan anhelado. Bolero de noche es una historia donde los tiempos se confunden, el pasado con el presente, siendo algunos personajes como una cantante, la viuda, el solitario e incluso el mismo Trovador quienes van amortiguando esta convivencia cada vez que se encuentran dentro del bar, recinto que parece estar suspendido en el tiempo, espacio donde la gente viste de guayaberas y radiantes vestidos de noche.
El bar es una suerte de máquina del tiempo donde el bolero cobra significado, para unos como parte de su presente, como es el caso de Trovador, mientras que para otros como parte de su pasado. Es a partir de este espacio que los tiempos y sus personajes se armonizan, ya fuera de este la presencia de estos mismos personajes desentona, son anacrónicos e incluso rozan con lo ridículo. Trovador está engatusado a la mediocridad laboral donde se le reprime su naturaleza creativa, aquella que retomará luego que conozca a Gitana (Vanessa Terkes), la mujer que será su amante, su novia, su musa, su inspiración. Trovador y Gitana son complemento, ambos son dos idealistas, uno en busca del bolero perfecto y la otra en busca del verdadero amor. Lo que un día empezó “por accidente” fue el paso de un amor verdadero, apenas el medio camino que el compositor necesita para crear su obra maestra.

El filme de Mendoza se compone de ciertos diálogos inteligentes, aquellos que nos aproximan por ejemplo a la naturaleza de Trovador, sobre su oficio y sus respectivos maleficios. “Para amar se necesita tener alma, y para escribir un bolero hay que amar primero para sufrir después”, dice la cantante al Trovador. El personaje de Ciccia parece ser un destinado a perder su alma, sea vendiéndosela al Diablo o separándose de su verdadero amor, el único camino que te convierte en un buen trovador. Las circunstancias se dirigen por ese lado trágico de las cosas, siempre condenada a la nostalgia, sobre los cuerpos envejecidos que un día lo vivieron y hoy se las heredan a los que ahora siguen ese mismo legado, un precio que les toca pagar a los que aman y amarán el bolero.
Bolero de noche es simple en su historia, pero es su puesta en escena y el estado anímico que se provoca lo que la hace interesante. El filme parece rozar con el género noir, plagado de personajes con un aire de misterio y melancolía, herméticos en su pasado, callándolos incluso hasta concluida la película como ocurre con el personaje de Eduardo Cesti. Teddy Guzman sin duda es la mejor interpretación del filme personificando a la cantante del bar y además la consejera de Trovador, la de espíritu jovial y un poder de seducción innato que aflora elegancia incluso cuando frunce el ceño. A esta interpretación le sigue la de Leonardo Torres, actor de naturaleza teatral y que acertadamente logra teatralizar al personaje del Diablo, de una mirada sabionda, llena de guiños y otros amagues. Por último, la dirección artística es motivadora, crea contrastes con tonalidades sepias que nunca pierden la viveza colorida. La escena mejor expuesta, la de la entrada en el bar donde Trovador y Gitana parecen mirarse por última vez y el cartel de un anuncio centellea sus luces nocturnas mientras el Diablo cuadra su impecable auto rojo que irá rumbo a la mortalidad.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Medianoche en París


Medianoche en París (2011) se inicia con una larga secuencia de planos generales que van pintando el rostro de la capital francesa. En principio, el sol que se va asomando al igual que los primeros rostros de la ciudad parisina. Es el cenit y el gentío ha tomado avenidas, galerías, museos, puentes y escalinatas, así hasta que la luz natural se va asiendo cada vez más tenue; el anochecer se acerca, es momento del espectáculo. La “Ciudad Luz” es majestuosa, las calles brillan, el ambiente toma ese aire mágico innato o abstracto, sentimiento que muchos posiblemente nos hemos contagiado luego de leer libros de tanto viajero excitado. Son casi dos minutos donde la ciudad, su gente y su clima, el ambiental y el anímico, dan apertura a la nueva película de Woody Allen, que luego de recorrer en anteriores filmes las calles más transitadas de Londres y Barcelona, se asienta en esta ocasión en París a rendirle tributo.
Allen parece tomarse su tiempo cuando se trata de hacer una buena película, siendo la más próxima Match point (2005) y no las siguientes, ya que la misma fama que se ha impuesto el neoyorkino provoca ser más exigente sobre sus diálogos de sujetos disparatados, los mismos personajes que no dejan de ser tan ricos y seductores. En Medianoche en París, Woody Allen introduce casi lo mismo que ha realizado en parte de su filmografía, crear una historia sobre la vida sofisticada a partir de la mirada de un sujeto que si bien pertenece a este círculo se abochorna, está aburrido de un espectáculo que juzga pero que reacciona –inicialmente –con un perfil bajo. Gil (Owen Wilson) es el típico escritor frustrado, guionista próspero en Hollywood que hasta ahora no encuentra la seguridad para escribir una novela, la misma que esconde a sus más cercanos por ser “seres” ajenos al tacto literario o al menos al egocentrismo que todo escritor nato posee.
Gil es el extranjero que ha viajado a Francia junto a un grupo social al que también es ajeno, conformado por Inez (Rachel McAdams), su prometida, y los padres de esta, dueños de una elegantísima casa en la zona más exclusiva de Hollywood. Doblemente extranjero. El personaje de Wilson se ve atrapado en un mundo insalubremente irreal, embarrotado a los viajes de la futura suegra a tiendas donde las cosas valen su peso en oro, aturdido ante la apatía natural de su posible suegro y sus relaciones en el Tea Party (persona que lo toma además por comunista al tener una ideología contraria al republicano), a los recorridos interminables al museo o alguna galería junto a su novia, lo cual no tiene nada de malo si no fueran acompañados por una pareja de amigos de lo más insoportable. Allen siembra su estilo, de tomar al protagonista y rodearlo de gente intolerable, la suegra metiche, el suegro conservador, la novia romántica, el tipo que “lo sabe todo” –o seudo-intelectual –y su pareja de este que no dice nada. Es la comedia irónica, todos poniendo de su parte para alimentar la inseguridad del aspirante a escritor, Gil, quien no tiene ningún otro deseo más que pasear por esa Francia que leyó de sus héroes literarios y todos los demás artistas que tomaron posada en la ciudad donde caminar bajo la lluvia es toda una experiencia.
Medianoche en París es la historia de un incomprendido que viaja cada medianoche a un mundo asincrónico, un lugar y tiempo de fantasía, el “viaje al país de la maravillas”, el escape perfecto de Gil que lo aparta de lo insignificante y lo enrumba a lo inspirador, a lo estimulante, a lo mágico, al amor. Tal como ocurre en La rosa púrpura del Cairo (1985), Allen acerca a su infeliz protagonista a lo imposible, a lo gratificante. El veterano director luego de enclaustrar a sus personajes les brinda luz, aquella que consiguen a través del deseo, una mezcla de sentimientos pasionales, prohibidos e incluso imposibles. Gil tendrá la oportunidad así de convivir con los suyos, con los que admira, personajes como Ernest Hemingway, Man Ray, Cole Porter, Gertrude Stein (Kathy Bates), quien le dará consejos sobre cómo llevar mejor su novela. Gil viaja a la Francia de los años 20, rodeándose de intelectualidad, de la bohemia, de su pasión como escritor, de Adriana (Marion Cotillard), bella, seductora y al parecer inalcanzable, doblemente deseable. Allen no responde a la razones sobre cómo ocurre eso, solo se da y se disfruta.
Medianoche en París es una suerte de comedia intelectual, donde la mayoría de bromas giran en torno a una profunda cultura general de los años 20, donde la risa que se provoca en el debate entre Salvador Dalí (Adrien Brody) y Gil sobre los “viajeros del tiempo y surrealistas” es lo más cómico en todo el filme. Ernest Hemingway (Corey Stoll) creando afrenta a todo el que se le cruce, un simpatiquísimo Dalí, genial y orate, un F. Scott Fitzgerald (Tom Hiddleston) enfermamente enamorado, cada uno de los personajes con una esencia carismática. Owen Wilson es distinto al de las comedias comerciales, e incluso a sus interpretaciones al lado de Wes Anderson, quien hace méritos protagonizando un “alter-ego” de Allen. Medianoche en París si bien no está entre las mejores de Woody Allen, es lo mejor que ha realizado desde Match Point, dejando un genial debate sobre si en verdad lo pasado o lo clásico es mejor que lo presente o actual. Tal vez esto solo pueda ser correctamente respondido por las póstumas generaciones.