Una película sobre la masculinidad decadente en territorio western. Tres hermanos (2022) inicia con una secuencia que hace bosquejo de un territorio hostil y salvaje. Lo siguiente es la confirmación de que estamos ante una comunidad varonil arisca, aunque expuesta a una realidad volátil y que, por tanto, no asegura estabilidad o trascendencia. El director Francisco Joaquín Paparella realiza una película en donde el mito del cowboy soslaya en la presencia de estos hermanos que proyectan una personalidad aislada, impulsiva y combativa. Es una serie de características que definitivamente trascenderían en una época en que las tierras todavía no habían sido conquistadas y la ley no existía en las mismas. Tal como sucedía en el viejo oeste de John Ford o el de Howard Hawks. Pero lo cierto es que aquí estamos tratando con un escenario que manifiesta incertidumbres y riquezas expropiadas. Estamos pues ante una Patagonia con terrenos titulados, fiscalizada y que ya no presenta más lugar por descubrir o expandirse, lo que de paso ha provocado la escasez de puestos laborales, siendo ésta una “colonia” foco de riqueza en donde varios hombres están tras una misma presa. De ahí es que se entiende el contraste que existe entre la personalidad y el aspecto físico de estos hermanos.
martes, 8 de noviembre de 2022
37 Mar del Plata: Tres hermanos (Competencia Internacional)
Paparella nos grafica a un trío
de figuras tristes. Sus protagonistas, virtualmente, están lejos de la
imponencia que provocaron Gary Cooper o John Wayne. Muy a pesar, ellos no dejan
de expresar una vitalidad, aunque sea aparente. Más allá de un comportamiento
natural, ya casi parece un acto de resistencia, por ejemplo, el de sobrevivir
ante ese territorio western también desafiante, pero que merma sus actitudes
de sujetos rudos. Tres hermanos acontece en una realidad que presenta
otra clase de riesgos que son mayores a los que sufrían los cowboys yanquis.
Capaz aquí los indios sean las grandes industrias madereras, mientras que la geografía
además de ser agreste sufre de las condiciones de los cambios climáticos. De
paso, estos retos que van en aumento cada vez son más inquisidores. Pero la película
de Francisco Joaquín Paparella no solo trata de los desafíos externos, sino
también de los internos. Esta historia se las ingenia para dedicar un
padecimiento particular a cada hermano. Se podría decir que además de los
flagelos de su entorno están los flagelos sintomáticos, traumas o ironías que
ponen en jaque esa imagen de hombres fuertes, fecundos, viriles, el cual los
personajes se niegan a abandonar. Estos aplican un abrazo fuerte a un rol que
está languideciendo poco a poco en la Patagonia.
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