Comparto algunas críticas a películas que están siendo proyectadas en la actual edición del festival de Sundance.
Un detalle curioso de Mamacruz (2023) resulta luego del encuentro entre la protagonista y la sexualidad. Ante todo, la sexualidad no entendida como el acto sexual, sino como instinto por el deseo o placer de la carne. Lo reconozco además como un “encuentro” y no como un “reencuentro”, a propósito de que esta mujer madura parece ser extirpe de una tradición que no ha experimentado o concientizado la naturaleza de su sexualidad a tal punto que el placer del sexo para esta resulta ser algo nuevo. Ya profundizaré la idea más adelante. Entonces, surge algo curioso después que por accidente Cruz (Kiti Mánver) reconoce ese deseo por el placer sexual: los referentes católicos se convierten en estimulante de su inquietud natural. Dentro pronto, la Biblia o un santo desnudo emiten mensajes o señas lascivas para esta abuela. Más allá de un acto de transgresión, la directora Patricia Ortega nos da idea sobre cómo un imaginario propiamente púdico como el catolicismo siempre ha transcrito o representado a la sexualidad con una naturalidad, la cual el conservadurismo nunca debió cancelar o instruir a que sus feligreses la redujeran únicamente al acto de la reproducción. Dicho esto, veremos cómo una parroquiana irá emancipándose de esa lección moral diseminada por un fanatismo a fin de hacer caso a su naturaleza “divina”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario