La maternidad por naturaleza gesta emociones ambiguas. Por ejemplo, a propósito de la primera secuencia de la película de Jaione Camborda, es a partir del parto que la vida nace, lo que sería equivalente al acto más jubiloso que podría expresar la existencia. Sin embargo, ese mismo procedimiento no deja de descubrir un acto sufriente, doloroso y que bien podría extenderse a lo fatídico. En algún punto del parto, la vida y la muerte están en una perfecta armonía. En tanto, el cuerpo de la mujer, la que concibe, se convierte en escenario de esa pugna. Es de esa forma que se presenta O corno (2023), película que nos aproxima a los efectos emocionales y físicos que implica la concepción. La protagonista de esta historia es María (Janet Novás), matrona de una comunidad rural, quien, curiosamente, no tiene hijos. El conflicto acontece para cuando una práctica abortiva ejecutada por la experta termina en tragedia, acto que de hecho fue asistencial dado que estamos en un contexto en que el franquismo penaba severamente dicha práctica. Esta es una película plagada de ambigüedades, paradojas y dilemas. El mismo grano de centeno, ocasionador de la catástrofe, tiene la función de ayudar a las mujeres a dar a luz. Nuevamente, la vida y la muerte están estrechamente asociadas a la concepción. Pero no olvidemos que el cuerpo de la mujer es la arena de ese choque convirtiéndola en beneficiaria o víctima.
domingo, 10 de septiembre de 2023
TIFF 23: The Rye Horn (Platform)
Camborda crea un relato en
desplazamiento. María migrará, escapará de su suerte. En tanto, su trayecto nos
presentará a otras mujeres, madres o posibles madres, las que serán sustento de
esa representación en donde se intenta definir que la mujer está vinculada a un
sino trágico. O corno me recuerda a Piccolo corpo (2021), de
Laura Samani, otra película que también hacer desplazar al género femenino por
un trayecto trágico. Tanto Camborda como Samani coinciden en adaptar las
tragedias femeninas todavía vigentes a un contexto histórico. A pesar de que
ambas películas aluden a décadas atrás, muchas de las trabas vistas hacen eco
en la actualidad. Ahora, si bien sendas películas representan una realidad
femenina trágica, las dos directoras subsanan o aligeran esa realidad mediante
la solidaridad femenina. O corno y Piccolo corpo cuentan la
historia de una mujer haciendo un éxodo, ellas son víctimas de la maternidad, y
en su camino encontrarán la ayuda de desconocidas. Es así cómo lo trágico va
diluyéndose y se descubre un horizonte esperanzador. En eso también coinciden
estas dos películas: las protagonistas al final serán bendecidas por la vida.
Sus cierres, a su manera, les otorga a sus heroínas una suerte de consagración.
En cierta perspectiva, la película de Jaione Camborda, al igual que la película
de Laura Samani, define a la mujer como una figura martirizada por las
convenciones, sean políticas como sociales, y, en consecuencia, desde una
lectura de los mitos cristianos, a todo suplicio le aguarda una bendición.
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