Días atrás vi por primera vez The Wings of Eagles (1957), película de John Ford que se inspira en la biografía de un piloto estadounidense al servicio de la Marina. Además de su final, memorable es la secuencia de combate, la cual en gran medida está compuesta por material bélico, el que seguro fue registrado por el director para cuando se había alistado en la Segunda Guerra Mundial y le fue encomendado realizar filmes de propaganda como su poderoso corto documental The Battle of Midway (1942). Ese momento de The Wings of Eagles que sucede más allá de la mitad es impresionante. Es de hecho lo que levanta a la película. Hasta antes de eso fuimos testigos de una vida con altos y bajos, aunque narrado con una carencia de dramatismo. Ford hace un panorama a las glorias y padecimientos del piloto expresado de manera episódica. Es una composición de lo rutinario. Es por eso se percibe un enorme contraste dramático para cuando acontece esa secuencia de combate naval desde agua y aire. Ahí está el cine épico de Ford. Se oye el estruendo de los bombazos y se ve la fuerza demoledora que provoca a su paso. Todo es frenético. Es la sinfonía de la pólvora y el metal derribado. Al menos lo es a primera impresión. Recuerdo un buque partido en dos. A partir de eso, el zumbido de los aviones y el accionar de los cañones navales no eran más una sinfonía gloriosa, sino una sinfonía del terror. Es más o menos lo que experimenté con The Natural History of Destruction (2022).
domingo, 15 de octubre de 2023
4 Lima Alterna: The Natural History of Destruction
El documental de Sergei Loznitsa
es una compilación de material histórico que describe los tremendos efectos de
los bombardeos aéreos en Gran Bretaña y, en su mayoría, Alemania. El resultado es
espantoso. El hecho es que el director ucraniano decide que antes de describir las
ruinas y el paso de la tormenta opta por definir el “antes”. Sucede como en el biopic
del piloto de Ford. Loznitsa hace una introducción a la rutina alemana. Capaz
sea vísperas del inicio de la IIGM o los primeros años, pero se evidencia a una
ciudad intacta. El tránsito y el jolgorio de una sociedad en tiempo de paz se
expresa. Se me viene a la memoria el documental Berlín, sinfonía de una
ciudad (1927), de Walter Ruttmann. Claro que Loznitsa no pretende editar su
introducción bajo el formulismo de Dziga Vertov; es decir, con un montaje en
donde lo visual y lo sonoro están rítmicamente sincronizados. En su lugar hace
un reconocimiento contemplativo. Se define a una ciudad respirando con
normalidad. Nuevamente, como en The Wings of Eagles, se genera esa
fractura dramática. Loznitsa nos traslada a un bombardeo nocturno. Esto parece
tener una intención. El registro manifiesta una danza de luces. Ese contraste
de iluminación, acompañado de una sinfonía musical, le otorga una calificación
de belleza estética. Es un ritmo hipnótico. Ahora, en The Natural History of
Destruction, no tenemos que ver un buque partido para que seamos
conscientes de la devastación. La sola dilatación de esta secuencia nocturna
nos advierte que un apocalipsis se está trabajando.
Lo siguiente es una ciudad aturdida.
Berlín en alarma. La misma sociedad que veíamos en estado de juerga, ahora
marcha con algunos bienes en manos posiblemente rumbo a algún refugio. La paz
se ha alterado a causa de esas burbujas de luz que minutos atrás eran
confundidas con la belleza del cosmos. A partir de ese momento, Loznitsa
reiterará la rutina de la destrucción y el recorrido de sus efectos.
Obviamente, la ciudad pasará de golpeada a un estado de ruinas. Es un horizonte
espantoso, atroz y no merecido para cualquier sitio civil, sea Gran Bretaña o
Alemania. Pero hay más. A esos momentos se añaden un par más. Vemos también registros
de las fábricas de aviones. El trabajo incesante y minucioso de técnicos dándole
vida a las armas responsables de las siguientes catástrofes. Está también el
escenario de los discursos y arengas políticas orientados por líderes, quienes
alientan la destrucción y proliferan las amenazas contra el enemigo a fin de
empoderar el poderío bélico o nacional. La estructura de The Natural History
of Destruction tendrá así el siguiente orden: bombardeo, consecuencias, fabricación
de aviones, mítines políticos. Y esa secuencia se repetirá. Cada una de esas etapas
se renovará, salvo la introducción, el de la ciudad en orden y paz. Y durante
todo el trayecto, sinfonías no dejan de acompañar a las imágenes y
disertaciones que describen la naturaleza destructiva de la civilización en
tiempos de guerra. En tanto, la película de Sergei Loznitsa se convierte en una
antítesis de Berlín, sinfonía de una ciudad.
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