Como era de esperarse,
la reunión de los chicos de Edinburgh reaviva asperezas –a propósito de lo que
quedo pendiente– y sin querer sus protagonistas se abren camino a una redención
personal; típica consecuencia de los “reencuentros”. Argumentalmente, es una
película que no hallaría gran motivación alguna de no ser por una excusa. Es gracias
a su carácter nostálgico que Trainspotting
2 (2017) resulta una idea entusiasta, ya sea por el retorno de los
personajes de ficción, como por las remembranzas de estos, siendo la mejor de
estas las notas en voz alta de “Spud” (Ewen Bremner). Danny Boyle mientras
tanto no deja de expresarse mediante su estética estridente, además de técnicas
visuales que facilitan a que la historia proceda su curso. Final digno; ni triunfal
ni fracasado.
sábado, 6 de mayo de 2017
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