En estos días estaremos posteando algunas películas que se están presentando en el 14 Festival de Morelia.
En el documental Mexicanos de bronce (2016) el director
Julio Fernández Talamantes se infiltra en una de las cárceles del país norteño
con la intención de explorar la rutina de un grupo de reclusos dedicados al
rap. En la introducción del filme conoceremos el perfil de algunos de sus
integrantes. Poco se comenta sobre sus delitos o antecedentes penales. Lo
esencial en este inicio es el ascenso optimista de cada uno a propósito de esa práctica
musical que adoptaron tras las rejas y que además resulta ser un empuje moral
para un futuro escrito (ante una larga pena por cumplir) o uno incierto (ante
una próxima salida).
Para una siguiente
parte, la historia parece centrarse a un solo personaje. A partir de entonces
el documental comienza resultar algo disperso. Mexicanos de bronce por momentos luce como un documental sobre un
colectivo, sin embargo, se siente más inspirado ante un testimonio individual
sobre ese mismo optimismo que se agota o que se convierte en fantasía dentro de
“lo real”. Su final parece rememorar a los de documentales como Streetwise (1984) o La vida loca (2008), en referencia al pronóstico trágico e
incorregible.
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