Así como en Citizenfour (2014), la nueva película de
Oliver Stone se clasifica como un filme de espionaje, y no por las acciones de
su protagonista principal, sino por los métodos que fueron aplicados por la NSA
(Agencia de Seguridad Nacional de EEUU) –el verdadero espía en la trama–,
delegación alterna de la CIA y espacio en donde Edward Snowden (Joseph Gordon-Levitt)
laboró hasta el 2013, tiempo en que publicaría en complicidad con un conocido
medio de prensa una serie de informes denunciando un sistema de vigilancia
global. Snowden (2016) se establece
en un momento en que se realizaba el mencionado documental, dirigido por Laura
Poitras, el cual desarrollaba el encuentro clandestino entre el ex miembro de
la CIA, la directora y dos periodistas de The Guardian en un hotel en Hong Kong.
Si bien Stone reproduce ciertos momentos del filme de Poitras, recrea en gran
parte varios de los testimonios de Snowden, desde su alistamiento posterior al
11 de setiembre hasta el lanzamiento oficial en el diario británico.
Al igual que en otras
películas del veterano director –y, por qué no decirlo, de otros correspondientes
a su generación–, la trama es una excusa para exponer una conciencia moral sujeta
a una estructura clásica (dividido en el principio, el develamiento de una
verdad, la resolución de la conciencia moral). Snowden es el tránsito del hombre comprometido con las políticas
gubernamentales de su país al sujeto desencantado con estas mismas. Basta
pensar en los dos personajes realizados por Charlie Sheen en Pelotón (1986) y Wall Street (1987) para entender que el personaje protagonizado por
Gordon-Levitt va por esa misma senda de aprendizaje y descubrimiento. Snowden es una suerte de fábula en donde
el hombre pierde una venda que lo antepone a una realidad alarmante. En
adición, está su necesidad por resarcirse ante la sociedad, no solo correspondiente
a su país, sino también la de otras naciones. Es de esta forma que se reluce el
tema de la redención; otra constante del director.
No hay comentarios:
Publicar un comentario