Desde el 1 hasta 9 de noviembre se está realizando la 5 Semana del Cine Universidad de Lima. La programación es altamente atractiva. El ingreso es libre para todas las funciones. Vamos comentando lo visto.
En relación a las anteriores películas de Farid Rodriguez, en Expectante (2018) se crea un consenso entre el estilo del autor y el de un argumento convencional. Es la primera vez que el director le otorga una mayor amplitud a una historia. Es decir, vemos a más personajes dentro de la acción, cada uno enriqueciendo o despistándonos del conflicto en cuestión. Muy a pesar, no deja de estar latente la argumentación sugerente del director, acto que se estimula, por ejemplo, mediante su frecuente introducción –o preámbulo– de planos estáticos, la inserción de tiempos muertos y escenas que parecen estar fuera de lógica; o sea, artificios que abren las puertas a la interpretación. Lo cierto es que hay un equilibrio entre lo subjetivo y lo objetivo.
En relación a las anteriores películas de Farid Rodriguez, en Expectante (2018) se crea un consenso entre el estilo del autor y el de un argumento convencional. Es la primera vez que el director le otorga una mayor amplitud a una historia. Es decir, vemos a más personajes dentro de la acción, cada uno enriqueciendo o despistándonos del conflicto en cuestión. Muy a pesar, no deja de estar latente la argumentación sugerente del director, acto que se estimula, por ejemplo, mediante su frecuente introducción –o preámbulo– de planos estáticos, la inserción de tiempos muertos y escenas que parecen estar fuera de lógica; o sea, artificios que abren las puertas a la interpretación. Lo cierto es que hay un equilibrio entre lo subjetivo y lo objetivo.
Rodriguez alerta sugestivamente
la inseguridad de un distrito desde su mirada a la nocturnidad, la presencia de
un vehículo de guardianía en una esquina, el registro de posibles acechadores observados
desde una profundidad de campo o mediante la ilusión de un invasor de hogares,
pero además alerta desde el testimonio evidente de una recién asaltada o el
mismo ruido y gestos de inquietud del protagonista. Expectante alimenta la paranoia mediante lo preconcebido y lo incuestionable,
y, en consecuencia, se vigoriza el grado dramático de la historia. Dicho valor no
solo provoca un ligero cambio en la fílmica de Farid Rodriguez, sino que además
la hace su película más lograda. El hecho que el director no haya perdido su
estilo, Expectante no se trata de un
filme que exige a que el espectador digiera una trama en donde pondera lo
insinuante.
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